
En 2023, una curiosa tendencia viral surgiรณ en Instagram y TikTok, donde las mujeres, motivadas por una influencer sueca, comenzaron a preguntar a sus novios, padres o hermanos con quรฉ frecuencia pensaban en el Imperio Romano. Las respuestas, sorprendentemente frecuentes, variaban entre ยซvarias veces al dรญaยป y ยซuna vez a la semanaยป, desatando una avalancha de videos en los que la incredulidad y el asombro de las autoras se convirtieron en protagonistas.
Lo que comenzรณ como un juego trivial pronto se transformรณ en un enigma sobre la aparente simpleza de los pensamientos masculinos, desatando reflexiones sobre lo que este inesperado interรฉs podrรญa revelar acerca de la salud mental y las prioridades de los hombres. En tono irรณnico, algunos interpretaron este fenรณmeno como una prueba mรกs de que muchos hombres estarรญan mรกs dispuestos a reflexionar sobre glorias pasadas, como el Imperio Romano, que a considerar la posibilidad de acudir a terapia.
Cynthia Boaz, profesora de Ciencias Polรญticas en la Universidad Estatal de Sonoma, Estados Unidos, analizรณ este fenรณmeno desde una perspectiva de gรฉnero, seรฑalando que no era casualidad que muchos hombres, especialmente los blancos cisgรฉnero, mostraran tal fascinaciรณn. Segรบn Boaz, el Imperio Romano representa uno de los ejemplos mรกs emblemรกticos de una sociedad patriarcal y jerรกrquica, que ademรกs encarna valores asociados con la masculinidad tradicional, como la fuerza, el poder y la autoridad.
Lucha por el legado y contra los demonios
Francis Ford Coppola parece ser uno de esos cineastas que ha reflexionado profundamente sobre el Imperio Romano. Su nueva y รบltima pelรญcula, gestada durante casi cuarenta aรฑos y con un presupuesto de 120 millones de dรณlares, comienza declarando que se trata de una historia inspirada en el legado romano, reinterpretado para los tiempos actuales. Desde las primeras citas y textos en pantalla, queda claro que Megalopolis establece un paralelismo entre la situaciรณn de Estados Unidos y la Antigua Roma de los dรญas previos a su colapso.
Sin embargo, la pelรญcula va mรกs allรก de una alegorรญa histรณrica. Tambiรฉn se siente como una introspecciรณn profunda, una suerte de terapia cinematogrรกfica donde Coppola, en la madurez de su carrera, confronta su legado, sus inquietudes y sus sombras personales. Es una obra que reflexiona sobre la vida, enfrenta la inevitabilidad de la muerte y transmite una preocupaciรณn palpable tanto por el presente y el futuro del mundo como por el destino del cine como arte. Con Megalopolis, el director no sรณlo explora los ecos del pasado en nuestro tiempo, sino que tambiรฉn desnuda su alma como cineasta y como ser humano.
Coppola envuelve todo esto en un torbellino cinematogrรกfico: la รฉpica confrontaciรณn en Nueva Roma entre el alcalde Franklyn Cicero (Giancarlo Esposito), y el visionario pero atormentado arquitecto Cesar Catalina, (Adam Driver), comienza con un monรณlogo de tintes shakesperianos pronunciado desde una pasarela de madera sobre la ciudad. Cesar no solo posee una misteriosa habilidad para detener brevemente el tiempo, sino que tambiรฉn ha descubierto un nuevo elemento, el Megalon: una sustancia brillante, amarilla y transparente, con la que planea construir la ciudad del futuro.
El relato se entrelaza con alusiones a un satรฉlite ruso, una exuberante secuencia en el Madison Square Garden que evoca la extravagancia de Fellini, y un caos temporal que desdibuja cualquier sentido de cronologรญa en la pelรญcula. Citas de figuras histรณricas y filosรณficas, desde Marco Aurelio hasta Ralph Waldo Emerson, se lanzan al aire sin mayor contexto, mientras rostros se multiplican de forma abrupta y una misteriosa presentadora de televisiรณn, Wow Platinum (Aubrey Plaza), seduce tanto a los personajes como al pรบblico con su presencia enigmรกtica.
El desfile visual incluye actores, cuerpos, CGI y abstracciones que parecen surgir sin un orden aparente. La pelรญcula se mueve con un ritmo errรกtico, casi como si tuviera vida propia, deslizรกndose por la sala de cine como un ente autรณnomo que se rehรบsa a ser contenido. Para algunos, esta dispersiรณn puede resultar frustrante, pero para otros es precisamente esta imprevisibilidad la que la convierte en una experiencia electrizante.
Un mecanismo de afrontamiento muy costoso
En cuanto a su contenido, Megalopolis lo abarca todo: desde el fin del mundo hasta la situaciรณn polรญtica contemporรกnea, reflejando temas como la corrupciรณn, las campaรฑas electorales al estilo Trump y la gentrificaciรณn. Tambiรฉn se adentra en la historia y el futuro del cine, la naturaleza del tiempo, tanto en su sentido abstracto como en el personal, ese tiempo que inevitablemente se agota. Es una exploraciรณn de la transitoriedad, la tristeza y el dolor, y, por encima de todo, de cรณmo todos estos elementos estรกn intrรญnsecamente conectados.
La pelรญcula retoma un tema recurrente en la obra de Coppola: incluso el proyecto artรญstico mรกs ambicioso no es mรกs que un intento de desafiar al tiempo, un esfuerzo condenado al fracaso que, en รบltima instancia, se revela como un mecanismo para afrontar la propia vulnerabilidad humana. Este mecanismo de afrontamiento se traduce en una obra monumental y muy costosa, cuya lenta pero inevitable aceptaciรณn de la mortalidad aporta una melancolรญa conmovedora al conjunto.
Sin embargo, no ofrece algo nuevo o revelador sobre los temas que aborda. Tampoco destaca por poseer un espectรกculo visual revolucionario ni por una construcciรณn de mundo que sumerja completamente al espectador. Aunque posee momentos brillantes, muchos otros son olvidables, y Nueva Roma nunca logra sentirse como un lugar tangible; permanece etรฉrea, distante.
El atractivo de la pelรญcula no reside en la subversiรณn del gรฉnero ni en una deconstrucciรณn irรณnica del รฉpico de ciencia ficciรณn. No es ยซtan exagerada que resulta buenaยป, ni adopta un tono meta o humorรญstico. Por el contrario, lo que la hace especial es su profunda pasiรณn y sinceridad. Coppola presenta una obra intensamente personal, que utiliza la incomodidad que provoca en los espectadores como un recurso productivo para transmitir su mensaje. Es precisamente esa honestidad emocional, lejos de las pretensiones, lo que le otorga a la pelรญcula su verdadera fuerza.
El poder y sus fantasรญas en Megalopolis
Una caracterรญstica central de Megalopolis es la representaciรณn de una fantasรญa masculina heterosexual y cisgรฉnero, cargada de matices ยซcampยป, en la que los grandes artistas, en lugar de limitarse a las construcciones refinadas y las abstracciones conceptuales esperadas por la sociedad, eligen exponer de manera cruda y directa sus miedos, deseos y ambiciones. Esto puede interpretarse como una representaciรณn del anhelo de controlar y transformar el poder, pero desde una posiciรณn privilegiada. Es una interpretaciรณn explรญcita de la ยซfascinaciรณnยป por el Imperio Romano, alimentada en gran medida por fantasรญas de poder, dominio y virilidad masculina.
Megalรณpolis parece ofrecer una visiรณn de una ยซrevoluciรณn de la pirรกmide invertidaยป, una que no proviene de las clases oprimidas ni de aquellos que viven en los mรกrgenes de la sociedad, sino que es liderada por miembros de la รฉlite. Como sugiere el filรณsofo italiano Antonio Gramsci, las revoluciones a menudo son impulsadas por quienes tienen acceso al poder, los recursos y una educaciรณn que les permite desafiar el sistema desde adentro. En la pelรญcula, el arquitecto Cรฉsar Catalina busca transformar la ciudad (y por extensiรณn, la sociedad) desde la cima de la pirรกmide, intentando mejorar el orden establecido, pero siempre manteniendo su privilegiada posiciรณn.
Para Gramsci, estos movimientos, en apariencia, revolucionarios, estรกn inmersos en una lucha por la hegemonรญa cultural. Los lรญderes de estas revoluciones suelen ser aquellos que, aunque no pertenecen a la clase dominante, estรกn en una posiciรณn que les permite desafiar el sistema. Megalรณpolis refleja esta lucha interna de los poderosos, tratando de redefinir el orden sin perder la supremacรญa, lo que resuena con la idea de que las รฉlites tienen la capacidad de transformar el sistema desde su propia perspectiva, aunque sus motivaciones sean egoรญstas o egocรฉntricas.
Detrรกs de todo, una gran mรกquina de deseos
La pelรญcula tambiรฉn sugiere que la sinceridad y la destreza no se complementan, sino que a menudo se sabotean mutuamente. Nos recuerda que, cuando los genios tambiรฉn son imbรฉciles, tal vez lo mejor sea no aspirar a la genialidad. No busca complacer, pero tampoco adopta el gesto pretencioso de quien se cree demasiado especial como para agradar. No es una obra maestra, pero parece aceptar, incluso afirmar, que ya no habrรก mรกs obras maestras, y tal vez nunca las hubo.
A pesar de algunos elementos discutibles, lo que realmente impacta de Megalรณpolis no es solo su contenido explรญcito, sino el gesto profundo que transmite. La distancia entre las palabras y las ideas provoca una admiraciรณn aรบn mayor por la radicalidad vulnerable con la que Francis Ford Coppola las presenta. Es una obra de un hombre que ya no tiene nada que perder, que no debe nada a ninguna productora mรกs que a sรญ mismo, y que, probablemente, en un futuro cercano, se enfrentarรก a su propia mortalidad. Esa conciencia de lo efรญmero lo impulsa a mostrarse de manera radicalmente transparente.
A diferencia de Ruben รstlund, que desde su posiciรณn privilegiada analiza el presente y nos explica cรณmo nos afecta, Coppola elige despojarse de todo y exponer su vulnerabilidad sin reservas. Como los modelos que usan el Megalon, un material que deja ver mรกs allรก de sus cuerpos, Megalรณpolis nos invita a mirar mรกs allรก de los adornos del Imperio Romano, los decorados exagerados, los efectos visuales y los gestos grandilocuentes. Detrรกs de todo esto, surge una compleja mรกquina de deseos que impulsa a los personajes, la narraciรณn y la pelรญcula misma, mostrando su verdadero propรณsito: comprender, a travรฉs de lo personal, aquello que nos consume a todos.
Esa mรกquina culmina en un alegato apasionado por la lucha hacia un futuro digno. La pelรญcula reconoce que las visiones pueden cegarnos, pero tambiรฉn afirma que no podemos vivir sin ellas, especialmente ahora. Si Megalรณpolis culmina con una visiรณn desesperanzada y un audaz juramento de lealtad, no a una naciรณn, sino a la humanidad, que aquellos que deseen calificarla de vergonzosa, exagerada, ridรญcula o pretenciosa lo hagan. Pero que antes se despojen de sus mรกscaras, y solo entonces veremos quiรฉn es capaz de soรฑar con tal intensidad.