“Soy una mujer tratando de entender qué me pasa: qué va a pasarme”. Así se presenta Mónica Yemanel en las primeras páginas de su libro “Mujeres que ya no sangran. Menopausia: el último tabú”. La periodista y escritora publicó su nueva obra en octubre de este año, junto a la editorial TusQuets.
En sus 267 páginas, Yemanel logra resumir años de investigación sobre la menopausia. El interés surgió a partir de su propia experiencia con esa etapa de la vida, que aún en la actualidad es un tema secundario para el feminismo y la medicina tradicional.
A partir de ese vacío, la escritora se propone compartir sus conocimientos para quien quiera apropiarselos. No sólo las reflexiones propias, sino la de muchas otras mujeres (y también hombres), que llegan a sus 50 años y ven de cerca lo que el mercado y la sociedad capitalista tanto rechaza: la vejez.
Hoy es la oportunidad de escuchar a la autora de primera mano. Presentará su libro este martes 26 de noviembre, a las 18, en Dain Usina Cultural. Allí dialogará con Mariano Valerio y Josefina Licitra.
El tabú menopáusico
En el transcurrir de “Mujeres que ya no sangran”, Yemanel deja algo bien en claro: de la menopausia no se habla. Las experiencias que comparte en su libro demuestran cómo es un tema prohibido u olvidado entre madres e hijas, ginecólogues y pacientes. Ni que hablar en los medios de comunicación y las redes sociales: a pocas personas le importa lo que va más allá de la época fértil de las personas con útero.
Ese desconocimiento se manifestó en la autora cuando comenzó a experimentar sus síntomas. “Confusión, desconcierto”, comparte a Nota al Pie sobre sus primeras sensaciones. “Era una completa ignorante sobre los vaivenes –especialmente emocionales- y las consecuencias que eso podía traer a mi vida, a mi familia, a mi pareja”.
Esto se convirtió en el motor de su libro, que podría considerarse un manual necesario para comprender qué esperar de la menopausia. En 2018 comenzó a escribir textos sueltos sobre lo que le pasaba y no entendía. “Eran cambios físicos y emocionales de los que no se hablaba”, reflexionó.
Como periodista, no sentía que su experiencia fuera de interés general, pero su editora Leila Guerriero sugirió que si la obsesión por salir de la ignorancia en la que se encontraba derivaba en un trabajo periodístico, entonces podía haber un libro.
A partir de allí tomó distancia de sus vivencias para indagar sobre “la menopausia y sobre el silencio que la rodea”, recordó. “Un silencio que por error, omisión o conveniencia deja en completo desamparo a las mujeres: desinformadas y muchas veces seducidas por soluciones de dudosa eficacia que se presentan como revolucionarias y que pueden tener, incluso, consecuencias graves”.
Fórmulas mágicas para frenar el paso del tiempo
“Los calores” y el cese de la menstruación son síntomas inconfundibles para autodiagnosticar la menopausia. A partir de allí, pueden existir un sinfín de reacciones, desde aceptación, rechazo, negación, felicidad. Cada persona es un mundo.
Sin embargo, en “Mujeres que ya no sangran”, Yemanel explica los períodos de esa época etaria. Primero está la premenopausia, que es “la antesala a de la menopausia, que es a su vez la antesala de la posmenopausia”. Son “palabras específicas que nombran un sendero escurridizo al que llaman climaterio”, y que puede durar hasta quince años.
En la práctica, son múltiples las sensaciones que vive una persona que entra en la menopausia. Más allá de los famosos calores, aparece la sequedad vaginal, alteraciones en el ánimo, aumento del cabello y la sequedad de la piel, incontinencia urinaria, distribución de la masa corporal, entre muchos otros.
Para combatirlos existe una gran variedad de opciones, desde hormonas hasta hierbas o abanicos. Yemanel expone las luces y sombras de la Terapia Hormonal Sustitutiva (THS), cuyo uso se extendió largamente sin tener en cuenta los puntos negativos del prospecto.
A su vez, en el libro la autora demuestra que las soluciones ginecológicas del mercado apuntan al período fértil de la mujer. No es rentable investigar ni brindar ayuda para la época de la menopausia, que persiste en un gran vacío de información.
Mejor no hablar de ciertas cosas
Aparte de los descubrimientos científicos y médicos, para Mónica Yemanel realizar esta investigación fue como correr un telón. “No sólo las mujeres tenían ansias de dialogar sobre el tema, de dar sus testimonios. También los varones”, confesó. “Eso sí, en general, pedían anonimato”.
Para ella, esa fue una señal muy fuerte de cómo todavía avergüenza o asusta nombrar a la menopausia y a todo lo que conlleva. “No queremos que se nos identifique con signos muy asociados al envejecimiento”, explicó. “Hay una ilusión de que si no se habla del tema, no existe”.
Pero como afirma la autora, el sube y baja de las hormonas en la premenopausia y la definitiva ausencia en el período posterior transforma la vida. Y aconseja tener información para poder ocuparse de la salud física y emocional.
Por eso, desde su experiencia, recomienda a quien esté en el comienzo de esta etapa acudir a las consultas médicas con suficiente bagaje como para poder preguntar y cuestionar las respuestas de los profesionales que muchas veces son incompletas o imprecisas. A su vez, que hablen con sus parejas, amistades, hijos.
“Creo que es crucial sentirse acompañada y comprendida mientras ocurren las transformaciones inevitables”, apuntó. Y promete una luz de esperanza, al afirmar que “al final, después del sacudón hormonal, el cuerpo se estabiliza y vuelve a su equilibrio”.
Yemanel insiste en que el punto radica en cómo se atraviesa esa transición, qué hace cada mujer con lo que le pasa, cómo lo procesa y trata, cómo intenta permitirse vivir ese tiempo sin culpa, sin vergüenza, sin angustia, sin ocultamiento.
De esta forma, con su libro intenta entablar una conversación con les lectores, incentivarles a que se planteen preguntas, a que no se acepten sin mirada crítica los discursos impuestos. “Ni de aquellos que dicen que la menopausia es el infierno, ni los que prometen la llegada al paraíso”, concluyó. “Nada es tan lineal. Y hay que plantearlo para que las nuevas generaciones estén más informadas”.