Días atrás, un libro que cuenta la historia de una adolescente que come tierra para ayudar a resolver femicidios terminó cuestionado y hasta acusado de promover la pedofilia. Se trata de la primera novela de Dolores Reyes, Cometierra, que recibió duras críticas de parte de periodistas y referentes de La Libertad Avanza con la vicepresidenta, Victoria Villaruel, a la cabeza.
En un contexto donde la mayoría de los adolescentes no tiene asegurado un plato de comida e incluso abandonan el secundario, el foco del gobierno se centra en atacar a la literatura nacional que forma parte del programa escolar.
La crítica, sin embargo, logró lo que los libertarios no deseaban: la lectura de Cometierra. Es que la obra encabeza los rankings de libros más vendidos durante la semana. Distintas librerías de la ciudad de La Plata optaron por volver a poner el ejemplar, editado en 2019, en sus vidrieras e incluso grandes cadenas como Yenny y Cúspide lo tienen entre los “100 más vendidos”.
Una libertad que huele a censura
Ya en 2022, una concejala neuquina denunció la novela como “material pornográfico”. En octubre de este año, en el Colegio Corazón de María de Mendoza, un grupo de padres cuestionó a un profesor por hacerles leer libros “pornográficos” a sus hijos.
La polémica creció cuando, en las últimas semanas, el gobernador bonaerense Axel Kicillof fue acusado de pervertir a los menores en las aulas. En respuesta, el funcionario publicó en sus redes sociales una lista de libros que fueron criticados por el oficialismo. Entre ellos, Cometierra, junto a Las aventuras de la China Iron, de Gabriela Cabezón Cámara; Las primas, de Aurora Venturini; y Si no fueras tan niña, de Sol Fantin.
Para justificar su postura, Villarruel compartió fragmentos de la novela Cometierra vinculados a escenas de encuentros sexuales. “Existen límites que nunca deben pasarse. ¡Dejen de sexualizar a nuestros chicos, saquen de las aulas a los que promueven estas agendas nefastas!”, expresó.
Por su parte, la Fundación Natalio Morelli fue la que inició la caza de brujas contra la literatura en las escuelas. Según informó Pagina 12, su titular es una militante antiderechos cercana a la diputada Lilia Lemoine. “Si quieren leer ficción, que lean en sus casas”, llegó a decir la titular de la ONG.
Llama la atención, o no, que los libros que integran esta lista tienen algo en común: todas sus autoras son mujeres. ¿Por qué un libro que contiene escenas de sexo consentidas fomentaría la pedofilia? ¿Desde cuándo el contenido de un libro o material artístico en lugar de servir para abrir el diálogo lograría que se replique lo que el texto narra?
Quienes defienden la lectura de los autores clásicos olvidan que Martín Fierro, de Hernández, era un gaucho desertor, que huía de la ley y hasta mataba a personas en duelos sin sentido. La misma Emma Zunz, de Jorge Luis Borges, comete un crimen, miente y sufre una violación. ¿Incitan estos libros al crimen y la violencia?
Literatura y programa educativo
A raíz de las denuncias, desde el gobierno provincial se vieron obligados a informar que estos libros no se trabajan en primaria sino que se aborda junto a estudiantes adolescentes y que no forman parte de los programas de lectura obligatoria. Los mismos forman parte del programa “Identidades Bonaerenses”, lanzado en 2023, y fueron repartidos en escuelas secundarias y de adultos para ser leídos “con acompañamiento docente”, según figura en su catálogo.
El director general de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, Alberto Sileoni, respondió a las críticas de la vicepresidenta. “Me gustaría que hagan un esfuerzo de comprensión. Estos libros van a las bibliotecas de las escuelas, no se obliga a los estudiantes a leerlos. Son herramientas de apoyo para los docentes, que abren un mundo al que muchos chicos no tienen acceso”, expresó.
En una entrevista radial explicó: “Los libros incluyen una guía detallada. Algunos llevan una inscripción que los dirige a chicos de 15 años en adelante y otros, con temáticas más complejas, van a la secundaria orientada”.
Por último, agregó: “Ofrecemos literatura de calidad con sugerencias específicas y acompañamiento docente” Y polemizó: “Es paradójico: a los 12 años pueden ir presos, pero a los 17 no pueden leer este libro”.
Por su parte, siguiendo con la lógica de provocar en las redes sociales, el gobernador Kicillof subió una foto en la que se lo ve leyendo Cometierra mientras que en una mesa se encuentran otros libros señalados por la derecha. “Qué mejor que un domingo de lluvia para leer buena literatura argentina. Sin censura., chicaneó.
Defender la literatura
El último fin de semana, Dolores Reyes se presentó en el Festival del Libro de Chivilcoy. Allí expreso: “Considero que Cometierra es un libro que es muy triste y muy tremendo, y quedó ligado a la pornografía, algo que no me interesa para nada. Encima pornografía generada para los adolescentes. ¡Peor! Era como pánico, realmente. Y eso mismo les hacen a los docentes. Es un intento de disciplinar a los docentes por medio del terror”.
Otros de los libros cuestionados fue Si no fueras tan niña. Memorias de la violencia (Paidós, 2022), de la docente y escritora Sol Fantin. La autora publicó una carta a las familias explicando por qué decidió narrar su historia y sostuvo: “Si nos disponemos a censurar toda obra literaria en la que se aborde la sexualidad, la violencia, o cualquier asunto de ésos que nos cuesta procesar socialmente, tendremos que dejar de leer literatura”.
Como respuesta a los ataques, el próximo sábado un centenar de autores se reunirá en el Teatro Picadero a leer Cometierra y a compartir otras lecturas. La cita será en Pasaje Enrique Santos Discépolo, el 23 de noviembre, desde las 10 de la mañana.
Les organizadores, mediante un comunicado, expresaron que “los libros son constructores de la comunidad, de sus múltiples identidades, de sus relatos, de sus valores, de sus debates y discusiones, de sus desacuerdos y de sus encuentros”. Del mismo modo, agregan: “La tradición literaria argentina es un verdadero portento para nosotras y nosotros y tiene una proyección global de enorme importancia y predicamento”.