La reunión de la Cumbre del G20 congregó a líderes de las principales economías del mundo, quienes discutieron temas clave como la cooperación económica, el cambio climático, la guerra en Ucrania y las reformas a las instituciones de gobernanza global.
Fue otra de las escalas internacionales de los constantes viajes de Javier Milei, pero la más significativa por su importancia y características. Por supuesto, el marco incluyó las habituales fotos oficiales y los actos protocolares, que fueron el corolario de meses de trabajo de las diplomacias de los países. En ese contexto, Milei tuvo sus encuentros bilaterales, entre los que se destacaron los encuentros con la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva y con el líder de China, Xi Jinping.
Milei y Georgieva dialogaron sobre un nuevo acuerdo que podría incluir “fondos frescos”. La secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, el canciller Gerardo Werthein, el ministro de Economía, Luis Caputo y el secretario de Finanzas Pablo Quirno, también participaron de la reunión.
La bilateral entre Argentina y China: pragmatismo comercial y tensiones previas
Uno de los momentos más destacados para Argentina fue el encuentro entre el presidente Javier Milei y su par chino, Xi Jinping. Este diálogo bilateral marcó un cambio de tono en la relación entre ambos países, tras las críticas lanzadas por Milei durante su campaña presidencial, donde calificó a China como un régimen “autoritario” e incompatible con sus ideales de libertad.
Pese a las tensiones previas, el comunicado oficial destacó la intención de ambos mandatarios de «fortalecer la cooperación binacional». Milei expresó su interés en diversificar las exportaciones argentinas hacia el mercado chino, mientras que Xi Jinping resaltó la importancia de continuar desarrollando la Asociación Estratégica Integral que une a ambas naciones desde hace una década. Además, ambos líderes intercambiaron invitaciones formales para futuras visitas oficiales.
Muchos interpretaron este encuentro como un acto de «pragmatismo comercial» por parte de Milei, quien busca equilibrar su cercanía con Estados Unidos con la necesidad de mantener vínculos económicos con China, el segundo socio comercial más importante de Argentina.
El capricho de Milei tras firmar el documento de la Cumbre del G20
El gobierno nacional firmo la propuesta de Lula en la primera jornada en Brasil, pero aclaró que «no acompaña» varios puntos de la declaración conjunta de países, como «la noción de que una mayor intervención estatal es la forma de luchar contra el hambre».
Lo hizo a través de un comunicado difundido desde la cuenta de la Oficina del Presidente, a pesar de haber adherido formalmente a la Alianza Global Contra el Hambre y la Pobreza promovida por el presidente de Brasil y anfitrión del encuentro, Lula Da Silva.
Lula y el cambio climático: una llamada a la acción
El anfitrión de la cumbre, Luiz Inácio Lula da Silva, hizo un enérgico llamado a los países desarrollados para acelerar sus objetivos de neutralidad climática. En su discurso, Lula subrayó las graves consecuencias del cambio climático, evidenciadas por fenómenos extremos como inundaciones y sequías, y pidió adelantar las metas de emisiones de carbono para 2040.
Brasil, que ya cuenta con una de las matrices energéticas más limpias del mundo, se comprometió a reducir sus emisiones entre un 59 % y un 67 % para 2035, principalmente mediante la erradicación de la deforestación en la Amazonia. Lula también destacó el rol crucial de los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales en la protección de los bosques.
La Declaración final del G20
Una declaración conjunta de 85 puntos, con temas económicos, sociales y ambientales, fue el compromiso de los líderes. Allí garantizaron el compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la transición energética y la lucha contra la pobreza.
Se insistió en la necesidad de modificar el Consejo de Seguridad de la ONU y las instituciones financieras globales: De esa manera, plantearon, su busca una representación más equitativa de los países en desarrollo. Los conflictos en Ucrania, Gaza y el Líbano, también fueron parte de la agenda y se ratificó la urgencia de soluciones pacíficas y humanitarias. En esa línea, se reafirmó el derecho de Palestina a la autodeterminación, se abogó por la solución de dos Estados, uno israelí y otro palestino, y se solicitó un cese al fuego integral.
También hubo consenso en la lucha por un planeta libre de armamento nuclear, la condena al terrorismo «en todas sus formas y manifestaciones» y la resolución pacífica de los conflictos.