La empresa estatal INVAP S.E, con sede en la provincia de Río Negro, se destaca por su desarrollo en proyectos nucleares, aeroespaciales, de defensa, seguridad y sistemas médicos. Gracias a sus logros, la compañía se ganó un lugar en el mercado internacional. Sin embargo, el Gobierno no descarta su privatización. Al no generar pérdidas económicas, muchos especialistas cuestionan las razones detrás de la decisión gubernamental.
La transformación en Sociedad Anónima Unipersonal
Desde la asunción del presidente Javier Milei, el gobierno ha promovido la transformación de empresas estatales en sociedades anónimas, permitiendo así la participación de capitales privados. Con el Decreto 70/2023, conocido como “Bases para la reconstrucción de la economía argentina”, se estableció que todas las empresas con participación estatal deberán convertirse en Sociedades Anónimas antes del 28 de diciembre de 2024.
INVAP, que en la actualidad es una Sociedad del Estado, está en proceso de cambiar su estructura a Sociedad Anónima Unipersonal, lo que abriría las puertas a la inversión extranjera y podría conducir a su privatización.
Según Adriana Serquis, exdirectora de INVAP y miembro de la Mesa Federal por la Ciencia y la Tecnología, la modificación en el estatuto de la empresa afectaría su funcionamiento y su autonomía. Esto contradice las declaraciones del directorio actual, el cual sostuvo que este cambio sería meramente estructural.
En este sentido, Serquis advirtió a la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQUI), que estas modificaciones son una “maniobra para poner paños fríos y allanar el camino hacia la privatización”.
¿Por qué privatizar una empresa estratégica y rentable?
Desde hace un tiempo, los trabajadores de la empresa y expertos afirman que INVAP no es deficitaria. Durante el último año fiscal (1 de julio de 2023 al 30 de junio de 2024), sus ventas alcanzaron los $235.930 millones, mientras que su patrimonio neto fue de $100.737 millones.
Además, genera ingresos propios y no depende de subsidios estatales. Al contrario de lo que sucede con muchas empresas estatales que suelen ser señaladas por prácticas poco eficientes, INVAP es modelo de autogestión y rentabilidad.
La empresa cuenta con una dotación de 1.737 empleados, de los cuales el 59% son profesionales y el 31% técnicos, la mayoría provenientes de instituciones educativas públicas. Según Marc Stanley, embajador de Estados Unidos en Argentina, INVAP cuenta con un “talento humano impresionante” y es reconocida en el mundo por su tecnología de vanguardia en satélites, radares y reactores nucleares.
¿Por qué es importante INVAP para Argentina y el mundo?
Desde su fundación en 1976, INVAP ha contribuido al desarrollo tecnológico de Argentina y ayudó a consolidar relaciones internacionales con organizaciones de renombre como la NASA, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), y la Organización Australiana de Ciencia y Tecnología Nuclear. La empresa realizó contratos en países como Arabia Saudita, Argelia, Australia, Brasil y Egipto, y exportó productos estratégicos como reactores nucleares, satélites y radares de última generación.
Un ejemplo de la relevancia de INVAP es el radar exportado a Nigeria en 2023, el primero en ser 100% diseñado y fabricado en Argentina. Además, sus desarrollos en el ámbito de la medicina nuclear fueron cruciales para la detección y tratamiento de enfermedades oncológicas. La privatización de esta empresa podría poner en riesgo no solo la soberanía tecnológica del país, sino también la capacidad de mantener estos contratos y relaciones estratégicas.
Las razones detrás del intento de privatización
El gobierno de Javier Milei sostiene que la privatización es necesaria para combatir la corrupción y mejorar la eficiencia de las empresas estatales. Sin embargo, INVAP contradice esta narrativa, ya que se demostró que es una empresa rentable que genera ingresos y cumple con estándares de calidad internacionales.
De esta manera, pareciera que la privatización es una medida que responde a una ideología que busca reducir el rol del Estado en la economía sin considerar los beneficios que empresas como INVAP aportan al país.