El 12 de Octubre lo hicieron de nuevo. Así como el 24 de Marzo largaron un video para dar batalla en el sentido cultural e ideológico de cómo contar la historia, este Día de la Diversidad y el Respeto Cultural trajeron de las cuevas del pasado el Día de la Raza.
Probablemente los pibitos que cacarean en redes y corren en las calles hayan tenido que buscar en Google el significado del nombre, agitado desde temprano en las redes, el territorio nativo de La Libertad Avanza.
La versión Billiken de la historia continuó en la tarde del sábado, cuando con la excusa del recuerdo de la asunción a la Presidencia de Domingo Faustino Sarmiento en 1874, pusieron a leer mal un discurso a Javier Milei en dónde volvió a cargar contra las universidades.
Es muy importante esa batalla cultural para el Gobierno, al punto tal que algunos en la Casa Rosada y aledaños afirman que esos banners con el nombre del Palacio Libertad Sarmiento alcanzan para tapar el nombre tallado en piedra en la fachada del Centro Cultural Kirchner.
Pero al margen de la denominación y el logo casi calcado de un estudio jurídico italiano, dedicado justamente a la protección de patentes y marcas, muchos seguirán llamando CCK al ex Palacio de Correos.
Y sobre todo, algo que no puede tapar e relato oficial, es el impacto cotidiano de las políticas de ajuste, que golpean a sectores populares y medios, sin muchas ganas de interpretar con alegría que la inflación «baja».
Parte de la mentira consiste en sostenerla con seriedad y hacer comparaciones para mostrar que septiembre fue el mejor registro en 3 años.
Se ha explicado mucho, y es necesario insistir, que si en agosto el Índice de Precios al Consumidor que difunde el INDEC fue del 4,2% y en septiembre alcanzó el 3,5, la inflación no bajó sino que subió de manera menos acelerada.
Parecido no es lo mismo.
En el Fondo, siempre está la deuda
Si hay algo pendiente en el debate público en la Argentina es que la cuestión de la deuda, externa e interna, esté presente como tema en las discusiones cotidianas.
Se naturalizó como un renglón más de las cuentas que entre las erogaciones del Estado (es decir de la sociedad en su conjunto), haya enormes cantidades de dinero destinadas a pagarles a acreedores a los que los Gobiernos han recurrido para buscar recursos que les permitan pagarle a otros acreedores que le prestaron a la Argentina para que garantice un esquema financiero de especulación, llamado bicicleta o carry trade, más canchero. Una palabra al estilo Luis Toto Caputo, el exMessi de las finanzas y actual mejor ministro de Economía de la historia, según Javier Milei.
Esa deuda, particularmente la tomada en 2018 con en Fondo Monetario Internacional, tuvo el viernes una buena noticia para el país. Debido al reclamo llevado a cabo durante años por un enorme conjunto de personalidades del mundo económico, entre las cuáles están el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz y su discípulo el exministro Martín Guzmán, el Fondo redujo las sobretasas.
Este mecanismo implica que los países deudores del organismo paguen un cargo extra por haber contraído una deuda por encima de lo que marca su participación accionaria en el Fondo.
En el caso de los 57 mil millones de dólares otorgados por presión de la administración de Donald Trump, de los que efectivamente se llegaron a recibir 45 mil millones, excedían largamente su capacidad.
Esa decisión de sostener al entonces presidente Mauricio Macri y su gobierno, donde estaba el mismo Toto Caputo, condiciona aún y lo hará por muchos años cualquier intento de autonomía nacional en materia de política económica.
Cada revisión de las metas significa para nuestro país que se terminen privilegiando el pago a los acreedores por, por ejemplo, el presupuesto universitario.
Cuando en 2021 se votó en el Congreso el acuerdo para la renegociación de la deuda con el FMI, el ministro Guzmán demostró que tampoco el ejecutivo encabezado por Alberto Fernández logró torcer esos condicionantes.
Ahora, además de la campaña para que el Fondo revise las sobretasas que en el caso de Argentina rondan los 4 mil millones de dólares, se suma el factor Ucrania. Ese país europeo, en guerra con Rusia, es también deudor del Fondo.
El organismo que, no importa quien gobierne en casa país, siempre quiere cobrar y condicionar. O condicionar para cobrar, que es lo mismo.
El objetivo es el colonialismo con carácter tecnocrático al que Milei, por supuesto, se y nos entrega de pies y manos.
Antes de salir corriendo de esta columna, actividad que se la cedemos gentilmente a los libertarios, recordemos que en la semana que termina la bronca popular por las medidas del gobierno se hizo sentir en diversas manifestaciones.
Lo supo el propio Javier Milei cuando fue a visitar la casa de venta de empanadas en donde se refugió de las agresiones el youtuber Fran Fijap.
Lo conoció de primera mano el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, cuando en un acto en Santa Cruz fue recibido con huevazos y la escena se repitió en un acto en La Plata con Karina Milei, que primero tuvo que ser cambiado de sede y luego también fue escenario de protestas y escraches, ante la llegada de la Secretaria General de la Presidencia y hermana presidencial.
Solo lo entienden los sectores más lúcidos de la política libertaria, pero son la minoría. El grueso del accionar oficial apunta a avivar una llama de la confrontación, que siempre se sabe cómo empieza pero nunca cómo termina.