Descubriendo la ruta del vino más alta del mundo
En Salta, el vino se vive a gran altitud. El recorrido por la famosa ruta del vino incluye paradas en localidades como Cafayate, Cachi y Molinos, donde los viñedos se extienden a más de 2.400 metros sobre el nivel del mar. Esta altura, combinada con las condiciones climáticas únicas del Alto Valle Calchaquí, da como resultado vinos exquisitos, con una gran concentración de aromas y sabores.
Cafayate es el corazón vinícola de la región, famoso por el Torrontés, un vino blanco de aromas frutales intensos. Los visitantes pueden degustar y conocer los procesos detrás de los varietales mientras disfrutan de paisajes que combinan montañas y cielos infinitos.
El tren a las nubes: un viaje por los cielos andinos
El Tren a las Nubes es una experiencia imprescindible para quienes visitan Salta. Esta emblemática excursión lleva a los pasajeros a través de paisajes de ensueño, desde desiertos y montañas hasta el imponente viaducto La Polvorilla, a 4.200 metros de altura.
El recorrido también permite una parada en Campo Quijano, donde los turistas son recibidos por artesanos locales. En agosto, la visita a San Antonio de los Cobres cobra un significado especial, ya que se celebra la Fiesta Nacional de la Pachamama, homenajeando a la Madre Tierra en un ritual ancestral lleno de simbolismo.
Tesoros naturales y culturales en el corazón de Salta
Salta no sólo cautiva con sus paisajes, sino también con sus pequeños pueblos cargados de historia. En San Carlos, uno de los pueblos más antiguos de la provincia, los viajeros pueden sumergirse en la magia de un lugar que parece detenido en el tiempo.
Otro imperdible es Iruya, un pintoresco pueblo que parece colgado de las montañas, donde la arquitectura y la naturaleza crean una armonía indescriptible. No obstante, para los apasionados de la arqueología, Guachipas ofrece uno de los sitios más importantes de América, con pinturas rupestres que datan de siglos atrás, conectando el pasado con el presente.
Artesanías y sabores auténticos
Los amantes de las artesanías pueden hacer una parada en Vaqueros, famosa por la calidad y diversidad de sus productos. Aquí, se pueden encontrar trabajos en cuero, madera y alpaca que destacan por su detalle y belleza. Además, la ciudad de Seclantás, conocida como la cuna del poncho salteño, ofrece una variedad de textiles que preservan las técnicas ancestrales.
Por otro lado, no se puede hablar de Salta sin mencionar su gastronomía. Desde empanadas hasta locro, pasando por humitas y tamales, la cocina salteña es un deleite para los sentidos. En Villa San Lorenzo, un rincón cercano a la capital, la experiencia gastronómica se complementa con un entorno natural que invita a la desconexión.
Una experiencia completa en la feria internacional de turismo
Para quienes deseen conocer más sobre Salta y sus atractivos, la Feria Internacional de Turismo de América Latina 2024 será la oportunidad ideal. Del 28 de septiembre al 1 de octubre en La Rural, Buenos Aires, Salta presentará sus propuestas turísticas más destacadas, compartiendo con el mundo el encanto de «La Linda» y sus paisajes únicos.
Diversidad de paisajes en un amplio territorio casi virgen
Por último, Tartagal invita a vivir intensamente su nutrido calendario turístico, religioso y cultural. Dentro del conurbano se observan paraísos, ceibos, mangos, paltas, papayas, helechos y, ya en los montes, cebil, algarrobo, cedro, palo santo, palo amarillo, yuchán, pacará, urundel. La fauna de la zona es rica y diversa.
Es imperdible recorrer el Santuario Virgen de la Peña, que no es sólo una obra edilicia que recibe numerosos peregrinos el tercer domingo de agosto, sino un santuario natural que Dios mismo preparó en su acto creador. Los cerros, el monte, el arroyo y la exuberante naturaleza son testimonio de la armonía del universo y de la belleza inconmensurable del lugar.