El reconocimiento facial se ha convertido en una tecnología de vigilancia cada vez más común pero sus errores generan preocupación por su impacto en la privacidad y los derechos civiles. Con el objetivo de generar conciencia y proteger los derechos digitales, la ONG Democracia en Red y la Asociación Civil O.D.I.A. (Observatorio de Derecho Informático Argentino), lanzaron la campaña «Reconoceme«, que busca informar a la ciudadanía sobre los riesgos del Sistema de Reconocimiento Facial (SRF), y exigir mayor transparencia en su uso.
¿Te preguntaste alguna vez cuántas veces al día es grabado tu rostro?
Este sistema utiliza inteligencia artificial para identificar personas mediante el análisis de características faciales capturadas por cámaras de vigilancia. Según el Gobierno en toda la Ciudad hay casi 15 mil cámaras que integran el Sistema de Videovigilancia y cubren el 75% del territorio porteño.
En Argentina, el SRF se implementó en 2019 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con la intención de localizar a personas con pedido de captura. Sin embargo, el Observatorio de Derecho Informático Argentino presentó un recurso de amparo que logró la suspensión del sistema debido a graves fallas en su funcionamiento.
Se comprobó que este sistema no cumplía con los estándares de seguridad adecuados y, lo más preocupante, se detectó la presencia de datos de personas que no formaban parte de la base del Sistema de Consulta Nacional de Rebeldía y Capturas (Conarc). Esto no solo evidenció una falta de control, sino también un manejo inadecuado de la información personal.
El caso de Buenos Aires no es el único. En marzo de 2024, la Unión Europea restringió el uso del reconocimiento facial debido a su potencial de afectar gravemente los derechos civiles. En el mismo sentido, la campaña busca sensibilizar a la población sobre la necesidad de un marco legal que regule el uso de esta tecnología en el país y evite los abusos por parte del Estado.
Los riesgos del reconocimiento facial
Desde O.D.I.A advierten sobre los principales riesgos del SRF es la vulneración de la privacidad. La recolección masiva de datos personales sin el consentimiento explícito de las personas es una realidad alarmante. Empresas privadas, contratadas por el Estado, manejan información sensible sin limitaciones claras ni regulaciones que protejan a los ciudadanos. Esto pone en riesgo no solo la privacidad, sino también la seguridad de las personas.
Además, los errores en el sistema son otro problema significativo. El SRF puede llevar a detenciones injustas, como ha ocurrido en otros países y promover el racismo. Estas fallas suelen tener un impacto desproporcionado en sectores vulnerables de la población, exacerbando la desigualdad y la injusticia social. Sin una regulación adecuada, las fuerzas de seguridad cuentan con una herramienta que tiene el potencial de causar un daño grave sin restricciones claras para su uso.
Otro aspecto preocupante es la pérdida de libertades individuales. El uso indiscriminado del SRF limita la libre circulación y otras libertades fundamentales. Las personas que son monitoreadas constantemente se ven afectadas por la vigilancia permanente, lo que genera un ambiente de control que coarta la autonomía de los ciudadanos.
Impacto en figuras públicas y en la sociedad
Además, desde la campaña destaca que las personalidades públicas han sido afectadas por el SRF. Figuras como Axel Kicillof, Cristina Fernández de Kirchner, Viviana Canosa, Marcos Galperín han estado en la mira de este sistema. Lo cierto es que las figuras políticas y empresarios cuentan con los recursos para defenderse, por ello surge la pregunta: ¿quién protegerá a los sectores más vulnerables de la sociedad?
Frente a este escenario consideran necesario hacer un llamado a la ciudadanía para que exija transparencia y rendición de cuentas por parte del gobierno en el uso de tecnologías de vigilancia. La recopilación de datos sensibles sin la supervisión adecuada es una amenaza para la democracia y la libertad. Por ello, es fundamental abrir el debate sobre el uso ético de estas tecnologías.
Bajo la consigna “el sistema de reconocimiento facial no reconoce tus derechos”, la campaña propone una acción concreta: la difusión de información sobre los riesgos del reconocimiento facial. A través de un código QR, las personas pueden acceder a más detalles sobre la iniciativa y compartir la información en redes sociales con el hashtag #RECONOCEME.
El futuro de la vigilancia y la necesidad de regulaciones
El avance de la tecnología no es, en sí mismo, peligroso. Lo que genera preocupación es la falta de regulación y control en su uso. La implementación del SRF sin un marco legal claro abre la puerta a abusos y violaciones de los derechos humanos. Por ello, la campaña «Reconoceme» resalta la importancia de implementar regulaciones efectivas que protejan los derechos de las personas en el entorno digital.
En un mundo cada vez más conectado, la protección de la privacidad y la libertad es más crucial que nunca. El Estado debe ser transparente y responsable en el uso de tecnologías que tienen el poder de influir en la vida cotidiana de las personas. En este sentido, el objetivo también es promover que la sociedad participe activamente en la discusión sobre el uso del SRF y la protección de los derechos civiles en la era de la IA.