jueves 19 de septiembre de 2024

Fascismo 2.0: la adaptación extremista en la era digital

En las últimas décadas, ha surgido un nuevo modelo de fascismo que utiliza a la tecnología para conectar con un público más amplio, facilitando la propagación de discursos xenófobos y nacionalistas. En este marco las redes sociales se han convertido en herramientas clave para la organización de los grupos de ultraderecha.
fascismo
Crédito: Getty Images.

*Por Heber Orozco, militante de la Revolución Bolivariana.

El fascismo, ese fenómeno político e ideológico que emergió en Europa tras la Primera Guerra Mundial, se presenta como una curiosidad histórica fascinante. En la Italia de Benito Mussolini, el descontento popular y la búsqueda de estabilidad llevaron a la aceptación de un régimen autoritario que priorizaba el nacionalismo radical y el totalitarismo. ¡Qué ironía! Un país que, en medio del caos, decide abrazar el autoritarismo como solución. Este modelo se consolidó en la década de 1920 y, como si fuera una moda, se extendió a otros países europeos. El nazismo en Alemania se convirtió en la versión extrema de esta ideología, con su énfasis en la supremacía racial y la violencia sistemática. ¡Un verdadero espectáculo de horror!

El franquismo, instaurado por Francisco Franco tras la Guerra Civil Española, también se puede enmarcar dentro de este contexto autoritario. Aunque menos centrado en el racismo que el nazismo, el franquismo utilizó el nacionalismo para imponer un control social férreo y promover una ideología nacional-católica. Fascismo, nazismo y franquismo comparten un menú común de autoritarismo, militarismo y rechazo a la democracia, pero se permiten algunas variaciones en sus enfoques sobre el racismo y la religión. ¡Qué diversidad en la opresión!

A pesar de la derrota de estos regímenes tras la Segunda Guerra Mundial, las ideas fascistas no desaparecieron. No, encontraron nuevas formas de expresión a través de movimientos neofascistas y neonazis que reinterpretaron los principios originales del fascismo. ¡Vaya creatividad! Estos movimientos han resurgido en diversas partes del mundo, alimentados por la nostalgia y el revisionismo histórico, como si el pasado fuera un buffet del que pueden servirse a placer.

En América Latina, la influencia del fascismo se ha manifestado de manera sorprendente a lo largo del siglo XX, especialmente en regímenes autoritarios que han adoptado elementos de esta ideología. En las últimas décadas, hemos sido testigos de un nuevo modelo de fascismo, caracterizado por el uso de tecnologías digitales y redes sociales. ¡La modernidad al servicio de la opresión! La tecnología ha permitido a los movimientos de extrema derecha conectar con un público más amplio, facilitando la propagación de discursos xenófobos y nacionalistas. Facebook, X (ex Twitter), Instagram, TIK Tok esas redes tan inofensivas, se han convertido en herramientas clave para la organización de estos grupos. ¡Qué conveniente!

Se han observado resurgimientos de discursos autoritarios que evocan el legado del fascismo. Líderes políticos han utilizado retóricas nacionalistas y populistas, apelando a la desconfianza hacia las instituciones democráticas. ¡El clásico “pueblo contra élites”! Estos movimientos han encontrado apoyo en sectores de la población que se sienten amenazados por cambios sociales y económicos. La influencia de las redes sociales ha sido crucial en este proceso, con grupos de extrema derecha aprovechando estas plataformas para difundir mensajes que resuenan con el descontento popular. ¡Una estrategia brillante, sin duda!

El reciente caso de Javier Milei ilustra cómo un discurso convincente puede atraer a un sector de la sociedad y llevar a la elección de un candidato, mientras que el estado nación puede terminar sufriendo represión autoritaria. ¡Un verdadero acto de magia política! Este fenómeno es representativo de la modernidad capitalista, un complejo sistema de dominación conocido como imperialismo mundial. Este sistema incluye estructuras de comunicación, militarización, finanzas, instituciones y estrategias de contrainsurgencia que buscan controlar a los pueblos. ¡Qué simpático!

Un ejemplo claro de esto se encuentra en la situación palestina, donde se observa un sufrimiento inmenso que muchos consideran normal. El sionismo internacional ha llevado a cabo una política de destrucción que podría compararse con un holocausto moderno. Y, por supuesto, Venezuela enfrenta su propia guerra total inducida por crisis económicas y más de 950 sanciones. En este contexto, recurrir al fascismo se convierte en una estrategia para dominar al pueblo venezolano. ¡Un plan maestro!

Es fundamental rendir homenaje a los pueblos que resisten ante esta embestida fascista que intenta desmantelar no sólo gobiernos, sino también la esencia de sus estados-nación. Analizar la génesis y evolución del fascismo es vital para comprender cómo opera en Venezuela. El imperialismo busca apoderarse de los recursos naturales y la juventud de la población. ¡Nada menos!

Históricamente, hemos visto ejemplos de intervenciones imperialistas, como el golpe de estado a Hugo Chávez en 2002, hasta llegar a la más reciente orquestada después que se anunciara la victoria para el periodo presidencial 2025- 2031 de Nicolás Maduro el pasado 28 de julio, este entorno ha propiciado una ola de violencia que ha afectado a la población. El ataque a la institucionalidad se ha amplificado a través de las redes sociales, utilizando la dictadura tecnológica de los algoritmos y datos como herramientas de subversión. ¡Qué ingenioso!

En este contexto comunicacional, el uso de inteligencia artificial y big data facilita la difusión de mensajes de odio. Mientras los antifascistas son censurados, los mensajes fascistas proliferan rápidamente. Lo preocupante es cómo esta dinámica afecta a los jóvenes, quienes pasan horas en las redes sociales, convirtiéndose en blancos fáciles para la manipulación. ¡Una verdadera obra de arte de la propaganda moderna!

Estamos presenciando un imperialismo comunicativo donde el fascismo tecnológico se erige como vanguardia de un ataque sistemático contra el socialismo bolivariano del siglo XXI. La repetición constante de mentiras crea un entorno donde la confusión y el temor son la norma. En este sentido, es crucial desarrollar una estrategia de defensa frente a esta agresión comunicativa. Reflexionar sobre cómo el fascismo opera en todas sus formas es esencial para salvaguardar las aspiraciones del pueblo venezolano y de los oprimidos en todo el mundo. La lucha por un mundo más justo y solidario que es el que necesitamos todas y todos, libre de las garras del capitalismo y el fascismo, debe ser nuestra prioridad. ¡Así que adelante, a combatir la opresión con ingenio y determinación!

¡Resistir es necesario! ¡Juntos contra el Fascismo y por la Justicia Social en Paz!

¡Nosotros Venceremos!

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