El fútbol se trata de ganar y perder, acontecimientos que todos los entienden pero también los enfrentan de diversas maneras. Dentro de la disciplina se sabe que frente a los problemas internos de un plantel o los malos resultados, siempre es el técnico quien paga los platos rotos. En ese sentido, se celebran 30 años de la contratación de Daniel Passarella como DT de la Selección Argentina, estadía que no terminó de la mejor manera para el ex defensor.
Un 15 de septiembre de 1994 se concretó el arribo del bicampeón mundial en 1978 y 1986 como flamante técnico albiceleste. Su llegada simbolizó una importante y necesaria renovación en el ambiente del seleccionado tras lo sucedido con Diego Maradona en el Mundial 1994. Pese a lo vivido en esa edición mundialista, la Selección debía continuar su andar y el técnico fue elegido para subsanar las heridas, decisión que no resultó como se esperaba.
Una maniobra poco productiva
Argentina clasificó a la Copa del Mundo de 1994 mediante el repechaje ante Australia y pese a las altas expectativas, el desempeño en el certamen decayó por cuestiones externas. Las dos victorias iniciales en el Grupo D ante Gracia y Nigeria ilusionaron a todos pero lo sucedido con Pelusa y su control antidopaje tras el cotejo contra los africanos derrumbó todo. A eso le continuaron una derrota ante Bulgaria en el cierre del grupo y una dura eliminación en octavos de final.
La ausencia de Maradona golpeó hondo en el plantel y quedó reflejado en la primera serie eliminatoria con una inesperada caída ante Rumania. Asimismo, ese resultado ocasionó la salida del técnico Alfio Basile; mientras que, el duelo ante los nigerianos representó el último del astro argentino con la Albiceleste. Más allá de todo, el seleccionado debía seguir su rumbo y Passarella fue el elegido para orientar un nuevo capítulo de cara a los próximos compromisos.
La gran impronta del nuevo técnico vino de la mano de una renovación generacional y un orden que no se visualizó en el ciclo anterior. Además, implementó el estilo del pelo corto y la rinoscopia entre otras características. Sin mucha competencia por el puesto en aquel entonces, un paso exitoso en River Plate y un futuro prometedor, fue contratado sin mucha discusión. En noviembre de ese año tuvo su gran debut y obtuvo un auspicioso resultado.
Un andar sin muchas luces
Dentro de los torneos en los que estuvo al frente siempre le faltó un pequeño empujón para coronarse, a excepción del primero. Todo comenzó con los Juegos Panamericanos 1995 de Mar del Plata en los que consiguió la medalla dorada de manera invicta tras vencer a México 5-4 por penales. Luego prosiguió con la Copa América a mediados del mismo año, donde quedó eliminado en cuartos de final ante Brasil por 4-2 en la pena máxima tras un 2-2.
En la siguiente temporada siguió su camino con los Juegos Olímpicos de Atlanta, donde llegó sin caídas a la definición pero se vio superado 3-2 por Nigeria. En tanto, en 1997 tuvo otra oportunidad en el certamen continental pero la suerte no varió y quedó eliminado en la misma instancia, aunque ahora fue 2-1 ante Perú.
Su última función como entrenador de la Albiceleste lo colocó en el Mundial 1998 al que clasificó con 30 unidades cosechadas en las Eliminatorias Sudamericanas. En aquella edición clasificatoria se estrenó el formato de todos contra todos y no estaba incluido Brasil por ser el campeón defensor. Con un total de 16 cotejos, Argentina ganó 8, empató 6 y solo perdió 2, ante Ecuador por 2-0 en la primera ronda y contra Bolivia por 2-1 en la segunda, ambos de visitante.
El acumulado le bastó para quedar como líder de los duelos sudamericanos y generó grandes expectativas con jugadores de renombre como Gabriel Batistuta, Hernán Crespo, Marcelo Gallardo, Ariel Ortega, Javier Zanetti, entre otros. La cita mundialista lo tuvo en el Grupo H con puntaje ideal tras derrotar 1-0 a Croacia y Japón, y 5-0 a Jamaica. En tanto, se cruzó con Inglaterra en octavos de final y luego de un 2-2 logró pasar de fase con un 4-2 desde la definición por penales.
Lo curioso del duelo contra los ingleses es que Argentina estuvo en desventaja dos ocasiones y pudo reponerse para mantener la ilusión intacta. No obstante, quedó afuera en la siguiente instancia al caer 2-1 ante Países Bajos con un gol de Dennis Bergkamp en el último minuto. Tras la eliminación, Passarella dejó su cargo como lo había anticipado meses antes. De todos modos, sus tres años en el seleccionado tuvieron más repercusiones por lo extrafutbolístico.
Hubo otras prioridades
Una de las cualidades que marcó a fuego lento el paso de Passarella por el seleccionado mayor fue la ausencia de títulos con un equipo de ensueños. De hecho, el Kaiser fue quien inició la etapa más oscura del país sin consagraciones con 26 años que finalizaron con Lionel Scaloni a la cabeza en 2021. Cabe aclarar que el ex presidente de River inició su ciclo en 1994 pero su primer campeonato como DT fue en 1995 con el Sub-23 y luego con la Copa América.
Sin embargo, el hecho de no obtener ni una sola vuelta olímpica con la Selección no fue tan llamativo como si sus constantes enfrentamientos y problemas con diversos jugadores. La mayor confrontación tuvo a Fernando Redondo y Claudio Caniggia como protagonistas al negarse a una insólita petición del DT. De hecho, durante su estadía manejó todo a rajatabla con mano dura y diversas prohibiciones que involucraban las apariencias de los propios futbolistas.
Entre lo más sencillo como el uso de aros o una larga cabellera, hasta la orientación sexual fueron ciertos aspectos tratados por Passarella. Varios apellidos siguieron las órdenes impuestas como el mismo Batistuta que pasó por la peluquería pero el dúo mencionado antes sufrió las consecuencias. Los dos futbolistas señalados estuvieron mucho tiempo sin ser convocados e incluso, Redondo declinó el llamado dos veces cuando lo necesitaron.
Sin titubeos
La peculiar historia y posterior rivalidad que se forjó en el corazón de la Selección inundó las portadas de todos los diarios nacionales. El caso del Pájaro fue más sencillo porque tras 1994 no volvió durante el ciclo del Kaiser y recién regresó en 2002, año en que también se retiró del seleccionado. En tanto, Redondo fue más tajante y rechazó el pedido del DT y su primera convocatoria en 1995. Un mal desempeño en la Copa América de ese año tras, Passarella entendió que debía cambiar su dureza que tuvo desde el inicio.
Casi un año después de asumir el cargo, el entrenador viajó a España para convencer al mediocampista que era figura indiscutida en el Real Madrid. Asimismo, Passarella también explicó que sometería a todos a una rinoscopia para evitar el consumo de drogas sociales y confesó que no citaría a futbolistas homosexuales. Ante este panorama extradeportivo, el DT reflejó sus reglas en una principal crítica hacia Maradona, quien no se guardó nada al opinar de él.
Pese a tener un apellido estoico con su postura, recibió buenas respuestas en el aspecto estético de aquellos que buscaban destacar con la Albiceleste. Al igual que sucedió con Bati, Abel Balbo, Juan Pablo Sorín y Néstor Gorosito, quien siempre jugó con sus rulos, accedieron al corte de pelo. Sin embargo, Redondo no cambió de parecer en los tres días de encuentros y quedó fuera de la clasificación mundialista.
Lo malo de aquella situación es que el mismo Passarella sostuvo ante los medios que su ausencia se debía a una negativa para un cambio posicional. De hecho, ese conflicto lo tenía con el entrenador Jorge Valdano en la Casa Blanca y no con el Kaiser, quien lo trató de mentiroso al regresar a Buenos Aires. Esa imagen pública que dejó el técnico sobre el jugador sentenció la relación entre ambos. El siguiente capítulo se dio a fines de 1996 en medio de las Eliminatorias.
El DT solicitó que se diera una nueva reunión con Redondo para un partido contra Colombia sobre el cierre de la primera ronda con fecha para febrero de 1997. No obstante, el jugador respondió a través de su representante y le hizo saber al técnico a mediados de enero de ese año que no jugaría bajo su cargo. Una encuesta recogió un mayor apoyo para con futbolista con el 47% y a los pocos días se conoció que su lugar fue ocupado por Juan Sebastián Verón.
Un mal recuerdo
Los años y generaciones pasaron para todos y cada uno siguió su camino como mejor le sintió. Redondo volvió a la Selección con Marcelo Bielsa, quien reemplazó a Passarella luego del Mundial de 1998, pero su vuelta no fue la esperada. Luego de dos partidos ante Brasil y Países Bajos en 1999 renunció otra vez, aunque en esa oportunidad fue por problemas físicos. En tanto, el Kaiser continuó con su carrera como entrenador, la cual inició con todo en Núñez.
Su debut se dio con River en 1990 tras sustituir a Reinaldo Merlo y haberse retirado pocas semanas antes. En el Millonario estuvo cuatro años y obtuvo tres títulos nacionales con el de 1989-1990 y los Apertura de 1991 y 1993. En su travesía con la Selección acumuló 55 juegos con 32 triunfos, 13 empates y 10 derrotas. Lo siguiente fue un breve paso por el seleccionado uruguayo desde abril de 1999 pero se fue tras solo 14 partidos.
Por su parte, su trayectoria continuó con una efímera estadía en el Parma de Italia que acumuló 10 encuentros entre tres competencias. Luego llegó el turno del Monterrey de México, donde elevó las estadísticas a 64 duelos con 22 victorias, 22 igualdades y 18 caídas. En el fútbol azteca logró el Clausura 2003 al imponerse por 3-1 en el global ante Morelia. En 2005 llegó al Corinthians de Brasil y solo estuvo 15 partidos antes de ser despedido por los malos resultados.
Para enero de 2006 regresó a la Argentina y a River para asumir en el lugar que era su casa después de 12 años y en lugar otra vez de Merlo. Sus inicios fueron aceptables a nivel local e internacional pero para 2007, todo cambió. Un mal desempeño en la Copa Libertadores generó la disconformidad de los hinchas y el pedido de renuncia. En mayo de ese año se puso el plazo de que al final de la temporada se iría si no ganaba nada.
Con esa primicia finalizó su segundo ciclo en el Millonario tras un 7° lugar en el torneo doméstico y una dura eliminación en semifinales de la Copa Sudamericana. En noviembre dejó su cargo y tiempo después tuvo la posibilidad de asumir en la Selección de Venezuela pero esa idea no fluyó y fue César Farías el elegido. Su etapa como entrenador finalizó donde comenzó y pasó al cargo de presidente en la misma institución con el descenso, y posterior ascenso, como ejes centrales de su mandato.