A lo largo de su historia, el fútbol consagró a diversos futbolistas en variadas instituciones deportivas de todo el mundo al punto de ganarse la idolatría. Sin embargo, ese mérito también lo lograron ciertos entrenadores que supieron dejar una huella y un legado en los clubes. En ese sentido, se conmemora el décimo aniversario de la última función de Carlos Bianchi como técnico, quien demostró un enorme potencial ganador.
Un 28 de agosto de 2014 culminó la última estadía del ex delantero como DT al finalizar su vínculo con uno de los clubes que más lo idolatra. Pese a todo el cariño y respeto que forjó, su tercer ciclo con Boca Juniors no fue el esperado y tuvo que ser despedido del cargo por los malos resultados. De todos modos, su olvidable último paso por el Xeneize no opacará nunca todos los éxitos que obtuvo en el fútbol argentino.
Una vuelta poco gratificante
Cada vez que se barajaba la danza de nombres para tomar el timón del plantel de Boca, los simpatizantes ponían el grito en el cielo por Bianchi. De hecho, en más de una ocasión rechazó diversos ofrecimientos sin dar motivos. Incluso, en enero de 2009 vuelve al Xeneize como mánager, posición que ejerció por un año ante la insistencia dirigencial de que asuma el rol de DT por los malos resultados.
Más allá de los varios sondeos que involucraron al Virrey, regresó en diciembre de 2012 tras la no renovación de Julio Falcioni. Así, estampó la firma por 5 años para iniciar su tercer ciclo en Casa Amarilla en enero de 2013 con Daniel Angelici como mandatario del club. Su vuelta oficial se dio en la Bombonera en febrero de ese año con un triunfo 3-2 sobre Quilmes, quien inició arriba en el marcador.
A pesar del buen inicio, el equipo no sumó tres unidades hasta la fecha 14 cuando venció por la mínima a Colón como local. En total sumó 18 puntos como producto de solo 3 éxitos, 9 paridades y 7 caídas en el Torneo Final para ocupar la anteúltima posición, solo por encima de Unión que acumuló 17. Asimismo, en esa temporada llegó hasta cuartos de final de la Copa Libertadores al perder frente a Newell’s por penales tras dos empates 0-0.
El primer semestre de Bianchi en su regreso a Boca representó la peor campaña del equipo en los torneos cortos pero ello no afectó al apoyo del público para que siga. En el Torneo Inicial 2013 consiguió una notable mejora al quedar 7°, única competición que tuvo en ese semestre. Lo más rescatable de esa competición fue el triunfo 1-0 sobre River Plate en el Monumental.
Por otro lado, en el Torneo Final 2014 finalizó 2° por detrás del Millonario y logró ganarse un boleto para la Copa Sudamericana de ese año. Luego de estar 18 meses al mando del Xeneize, inició el siguiente campeonato de la temporada con el total respaldo de los hinchas pero no así de la dirigencia. Un acumulado de 3 caídas y un triunfo agónico bastaron para que sea despedido por decisión unánime de la Comisión Directiva.
Un comienzo fuera de casa
El ex delantero colgó los botines en 1980 como jugador del Racing Estrasburgo de Francia y 5 años más tarde inició su trayectoria como entrenador en suelo galo. Su primera experiencia fue al mando del Stade de Reims, club en el que estuvo tres temporadas en la Ligue 2 sin poder alcanzar el anhelado ascenso. En total sumó 121 cotejos dirigidos con 58 triunfos, 28 igualdades y 35 caídas. Asimismo, en 1987 y 1988 llegó a semifinales de la Copa de Francia.
Para 1989 se hizo cargo del Niza en la elite francesa durante una campaña, en la que logró salvarse del descenso. Con un partido desempate como instancia definitoria, Bianchi demostró todo su potencial para armar los partidos según cada circunstancia. En la ida su equipo cayó 3-1 ante su último club como futbolista. La vuelta fue una historia muy diferente ya que Niza selló 4-0 el primer período y tras la arenga del DT para no dejar de atacar, abrochó el 6-0 final.
Su lugar en el mundo
Luego de alcanzar la salvación con el Niza, se fue al año pese a que firmó contrato por 3 temporadas. En tanto, entre 1991 y 1992 asumió el cargo de director deportivo del París FC. No obstante, su lugar era dentro de un campo de juego y en febrero de 1993 se puso otra vez el buzo de DT. Regresó a la Argentina para tomar las riendas de Vélez Sarsfield, club donde realizó todas las inferiores. Su estadía en Liniers coincidió con el mejor momento de la institución.
Como puntapié inicial se consagró del Clausura 1993 tras igualar 1-1 con Estudiantes de La Plata en la anteúltima fecha. El éxito a nivel local se conquistó luego de 25 años de sequía, situación que se repetiría en las siguientes campañas. De hecho, para 1994 la Copa Libertadores fue la gran apuesta del entrenador con un equipo más asentado entre experiencia y juventud. Su presentación internacional se dio 14 años después de su última participación.
El cuadro velezano compartió grupo con Boca, Cruzeiro y Palmeiras, equipos candidatos para clasificarse. Sin embargo, los de Liniers ganaron la zona y luego dejaron en el camino a Defensor Sporting, Minervén y Atlético Juniors en su primera semifinales continental. En la gran final se midió ante São Paulo, a quien venció 1-0 en la ida con gol de Omar Asad. Para la vuelta se vio al equipo argentino con una defensa de 5 jugadores para forzar los penales.
Esa idea dio sus frutos ya que José Luis Chilavert fue la gran figura al tapar un remate y luego, Roberto Pompei sentenció la serie para darle el primer título internacional al club. Esa coronación le permitió al equipo disputar la Copa Intercontinental 1994 ante el Milan de Italia, cotejo en el que Bianchi fue expulsado por insultar al árbitro. De todos modos, el triunfo fue de Vélez por 2-0 con tantos de Roberto Trotta y Asad.
Una vez posicionado como el mejor entrenador de Sudamérica, Bianchi buscó expandir la época dorada de Vélez y continuó en el cargo tras las históricas consagraciones. Es así que ganó el Apertura 1995 y la Copa Interamericana ante Sport Cataginés de Costa Rica. Además, obtuvo el Clausura 1996 pese a haberse ido cuatro fechas antes para dirigir la Roma. En total acumuló 6 títulos y dirigió 164 partidos con 82 éxitos, 50 empates y 32 caídas.
Un amor inesperado
En la temporada 1996-1997 se produjo la llegada del Virrey al fútbol europeo pero su estadía no fue la esperada. Luego de convertir a Vélez en el primer bicampeón argentino en la historia de los torneos cortos, el fútbol italiano le abrió las puertas para que logre inculcar todo lo bueno que hizo en Liniers. Sin embargo, Bianchi no completó la campaña y finalizó 12° en la Serie A. En ese entonces apareció Boca para hacerse de los servicios del entrenador.
En agosto de 1998 debutó con el Xeneize, donde forjó un amor incondicional con la institución y la propia hinchada. Con un equipo titular repleto de talento y funcionalidad arrasó en el Torneo Apertura como campeón invicto. El tridente ofensivo de Juan Román Riquelme, Martín Palermo y Guillermo Barros Schelotto fue clave en la conquista nacional. De hecho, el Loco obtuvo el récord de marcar 20 goles como la máxima cantidad en torneos cortos.
Asimismo, en el Clausura 1999 mantuvo su buen andar con un invicto de 40 cotejos que superó la marca histórica de Racing con 39. Ese glorioso momento se ratificó con el bicampeonato local al aprovechar la derrota de River. Boca no solo salió campeón con Bianchi tras 7 años, sino que regresó a la Libertadores luego de 6. En aquella edición eliminó a River en cuartos de final con un 3-0 como local para revertir el 2-1 en el Monumental.
La gran final fue ante Palmeiras y luego de un 2-2, Óscar Córdoba fue fundamental en la tanda de penales al tapar dos remates. Bianchi consiguió su segunda Libertadores y Boca la tercera tras 22 años. En el segundo semestre del 2000 Boca se laureó con el Apertura al vencer en casa 1-0 a San Lorenzo. Asimismo, en diciembre de ese año se alzó con la Copa Intercontinental ante el Real Madrid por 2-1 con doblete de Palermo.
Para la siguiente temporada el objetivo fue el ámbito internacional al quedar relegado en el doméstico. Es así que el Virrey consiguió el bicampeonato de la Libertadores frente al Cruz Azul de México al vencerlo por penales con otra magnífica actuación de Córdoba. En la Intercontinental de ese año perdió ante el Bayern Munich. El mal presente en Argentina junto a la venta de varios jugadores y ciertas actitudes del presidente Mauricio Macri decantaron la salida del DT.
Una secuela con buen final
Con su paso por Boca en el pasado, las ofertas para Bianchi no faltaron pero el DT se tomó el 2002 para disfrutar en familia. La realidad del Xeneize era distinta con una eliminación copera y dos torneos locales perdidos ante River e Independiente. Es así que Macri llevó adelante el clamor de la gente y convenció al Virrey para regresar, cuyo nuevo bautismo fue en febrero de 2003. El segundo ciclo del técnico se galardonó con otra Copa Libertadores.
Sin posibilidades en el ámbito local, Boca vence a Santos en la final de ese año con un aplastante 5-1 en el global. Bajo la misma sintonía, el cuadro de la Ribera se corona sin discusión del Torneo Apertura durante el segundo semestre. Asimismo, cierra el calendario como campeón de la Intercontinental ante el Milan con otro triunfo por penales. Roberto Abbondanziere se lució con dos tapadas y Raúl Casini le regaló el tercer certamen a la institución.
Para 2004 el Virrey mantuvo expectante el objetivo de lograr lo mismo que la campaña anterior. No obstante, pierde la liga local ante River, a quien vuelve a eliminar en la Libertadores. En este caso fue por las semifinales y desde los doce pasos, una especialidad del entrenador. Fue triunfo 1-0 en la Bombonera y derrota 2-1 como visitante. Mientras que, el Pato vuelve a ser clave al detener el disparo de Maximiliano López y Javier Villarreal sentencia la llave.
En la final se cruzó con un histórico Once Caldas de Colombia, equipo que sorprendió a propios y extraños al imponerse desde la pena máxima. En esa ocasión, Boca no acertó ningún penal y la derrota culminó el nuevo vínculo de Bianchi. De hecho, el propio DT admitió que estaba cansado a nivel mental por todo vivido y que “era lo mejor para el club”. El ex delantero encontró en la institución boquense una segunda casa en el fútbol a la que no defraudó.
Antes de asentar su tercer y último ciclo con el Xeneize, Bianchi pasó por el Atlético de Madrid en la temporada 2005-2006, donde solo disputó 21 compromisos. No cabe duda que su estadía en Argentina como técnico fue de lo más gratificante con 3 años en Vélez, donde lo puso en lo más alto del mundo. Además, estuvo al mando de Boca durante 5 años, tiempo en el que ganó todo y dirigió 354 partidos con 181 victorias, 99 paridades, 74 derrotas y 9 títulos.