Luego de que expertos de la OIEA confirmen la agresión a la central nuclear de Zaporizhia, no despejaron la autoría intelectual y material del ataque. En tanto, la cúpula político-militar del Kremlin reconoce el despliegue ucraniano en Kursk que aún no han logrado disipar por completo. Nota al Pie analiza las dos situaciones en relación al desarrollo estratégico del conflicto en Europa oriental.
Incendio en central nuclear de Zaporizhia
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) observó una intensa columna de humo oscuro proveniente de la zona norte de la central nuclear de ZNPP tras las múltiples explosiones sucedidas el sábado por la noche. Según fuentes profesionales de ZNPP, se produjo un ataque con drones contra una de las torres de refrigeración situadas en el lugar, y debería ser sustituida. No obstante, el propio Director General de la OIEA, el argentino Rafael Grossi, descartó un riesgo para la seguridad nuclear.
El equipo especial del organismo verificó los niveles de radiación y confirmó que no hay indicios que afecten su normal funcionamiento. Grossi declaró que cualquier acción militar emprendida contra la planta representa una clara violación de los cinco principios para proteger la instalación, establecidos en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en mayo de 2023. “Deben detenerse ahora”, agregó el Director General, que calificó a las agresiones de “imprudentes”. En tanto, Kiev y Moscú se atribuyen la responsabilidad mutuamente.
El ataque realizado por vehículos aéreos no tripulados a la central nuclear más grande de Europa no es el primero desde que inició la Operación Militar Especial (SMO) rusa en febrero de 2024. Ubicada en el sureste ucraniano y sobre la costa este del Río Dnieper, está bajo control ruso desde principios de la SMO. Construída entre 1984 y 1995, es la novena más grande del planeta con un producción total de 5.700MW, energía suficiente para unos 4 millones de hogares. Según datos de la OIEA, en tiempos normales provee alrededor del 20% de la electricidad en Ucrania.
La incursión en Kursk, un problema de la inteligencia
Este lunes el presidente ruso Vladimir Putin ha confirmado en una nueva reunión de la cúpula militar que las tropas ucranianas han tomado 28 asentamientos en Kursk desde el inicio de la incursión hace una semana atrás. En esta ocasión, la acción militar coordinada por Kiev cuenta con vehículos blindados, medios de apoyo de fuegos pesados, y entre 3.000 y 4.500 hombres. A diferencia de los reportes que desarrolló apenas consumada la incursión, el Kremlin reconoció el despliegue de las tropas enemigas y el desafío que supone su expulsión definitiva del territorio propio.
Analistas militares plantean que la incursión ucraniana sobre el fronterizo óblast de Kursk deja en evidencia un fallo de la inteligencia rusa. Diversos antecedentes de la misma naturaleza, dirigidos hacia Belgorod, habían sido exitosamente rechazados por las fuerzas rusas. Coinciden en que la primera responsabilidad le cabe al comandante del Teatro de Operaciones en el sector septentrional, entre las fronteras de Rusia y Bielorrusia. En segundo lugar, a la conducción estratégica, encargada de la vigilancia general.
Golpe anímico y victoria comunicacional
Si bien la incursión militar ucraniana no tiene la capacidad de generar daño de orden estratégico en la confrontación con Rusia, sí expresa un rotundo éxito en otros planos. La penetración en Kursk no solo representa un punto de fuga para las fuerzas rusas, sino también el desarrollo por parte de Ucrania de una acción imprevista. Las tropas ucranianas han sido capaces de retener terreno y soportar el desalojo, además de replegarse antes de ser eliminados.
La incursión militar diseñada por Kiev, aunque no se propone torcer la situación operacional de la confrontación, sí ha expuesto múltiples debilidades rusas. A ello se le suma la instalación comunicacional del acontecimiento. En redes sociales, agencias de prensa internacionales, despachos políticos y revistas militares, el desarrollo de la sorpresiva incursión sobre Kursk se ha masificado. De un modo similar, la incertidumbre sobre la autoría material de la agresión sobre la ZNPP deja en evidencia que la disputa aún está abierta.