Israel asesinó a cuatro altos mandos de Hamas, Hezbollah e Irán, y la reacción, aunque incierta, está al caer. El empantanamiento diplomático de Tel Aviv comprometió su campaña militar en Gaza con lo cual las ejecuciones en cadena le permiten debilitar a su enemigo. Nota al Pie analiza el cuádruple asesinato a la luz de la confrontación en Oriente Medio.
Cuádruple crimen
En horas de la mañana del miércoles Hamas anunció la muerte en Teherán de Ismail Hayineh, máximo referente político de la organización. La noche anterior había sido asesinado por un bombardeo israelí en su casa de Beirut (Líbano), Fuad Shakr, principal consejero del líder espiritual de Hezbollah, Hassan Nasrallah. Shakr era requerido por Estados Unidos desde 1983, cuando organizó el ataque con camiones bomba a la barranca de los marines en Beirut, y días atrás Benjamín Netanyahu había buscado respaldo en su discurso ante el congreso norteamericano.
La tercera baja fue la del Brigadier General Amir Ali Hajizadeh, comandante de la rama aérea de la Guardia Revolucionaria Iraní (IRG). Se reportó su muerte durante un ataque en Damasco, localidad capital de Siria. Y en la madrugada del jueves primero Israel confirmó la eliminación del líder militar de Hamas y comandante de las Brigadas Al Qassam, Mohammed Diab Ibrahim al-Masri, a quien habrían asesinado las FDI (Fuerzas de Defensa Israelí) al sur de Gaza.
Ofensiva de Netanyahu
El cuádruple asesinato expone la necesidad israelí por desarticular al bloque conducido por Teherán en Oriente Medio. Si bien Gaza se presenta como un terreno de disputa directa con su espesor simbólico y derivaciones políticas, el conflicto de fondo es de alcance regional. El liderazgo de una organización política o militar se presenta como un blanco oportuno para cualquier fuerza, con lo cual las ejecuciones en cadena dejan al descubierto una táctica: desarticular al enemigo desde sus propias estructuras de mando.
La ejecución de miembro de la alta conducción de Hezbollah, Hamas y las fuerzas Quds de la Guardía Revolucionaria Iraní le proporcionan a Benjamín Netanyahu, comandante en Jefe de las fuerzas armadas, debilitar a su enemigo sin comprometer su capital político. En efecto, el empantanamiento diplomático de Tel Aviv a nivel internacional en las Naciones Unidas (ONU) y su Consejo de Seguridad redujeron el margen de maniobra de un gobierno ya debilitado por las propias presiones internas.
Derivaciones estratégicas en Oriente Medio
A la luz de los acontecimientos, una eventual solución política en la subregión asiática luce más distante. Apenas consumado el asesinato de Haniyeh, el ministro de Relaciones Exteriores de Qatar, Sheikh bin al-Than, confirmó que la mediación para detener la agresión en Gaza queda suspendida. “¿Cómo vamos a alcanzar un alto el fuego si el principal negociador de una de las partes acaba de ser asesinado por la otra parte?”, lanzó bin al-Than dimensionando la tamaña consecuencia política del acto que acabó con la vida de Haniyeh.
La saga de asesinatos planificados por Israel arruinan cualquier chance en el corto plazo de resolver los asuntos en término políticos, escenario en el que China había logrado sustanciales avances con las partes palestinas. A propósito, los actores relevantes a nivel internacional comienzan a ordenarse detrás de incipientes pronunciamientos diplomáticos. Brasil condenó la muerte del “jefe político” de Hamas, a quien evitó calificar como terrorista. Estados Unidos posicionó una flota de doce buques encabezada por el USS Roosevelt próxima a Israel para fortalecer el sistema de defensa hebreo, similar a como sucedió el 13 de abril.
En tanto, en la jornada del jueves se han registrado efectivamente ataques sobre territorio israelí desde el norte del Líbano. Se trata de un lanzamiento masivo de cohetes desde posiciones de Hezbollah, una reacción prevista tras la muerte de Haniyeh. Provisoriamente se desconoce si la ofensiva se encuadra en un ataque de mayor envergadura o es tan solo una demostración de fuerza para desgastar defensas. Las derivaciones estratégicas de la confrontación que tomó otro formato a partir de la operación Inundación al-Aqsa aún resultan inciertas, aún cuando se suceden escaladas controladas.