Esta semana se conoció la noticia de otro femicidio que se podría haber evitado. En la localidad de General Belgrano, Nataniel Thierry Schouten, efectivo de la Policía Bonaerense, asesinó a su exsuegra Marcela Costilch, y luego fue detenido mientras intentaba asesinar a golpes a su expareja.
El crimen se da en un contexto en el cual, según Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá), desde el 1 de enero al 29 de junio de 2024 se cometieron 106 femicidios. Además, se registraron 255 intentos de este tipo de delitos.
La víctima ya había denunciado al agresor. En relación a ello, según Mumalá, el 12% de los agresores de los femicidios ocurridos este año tenían antecedentes por violencia de género. Respecto a los femicidas, el observatorio destacó que en el 7% de los casos los delitos fueron cometidos por integrantes de las fuerzas de seguridad.
Sobre el femicidio
La investigación del caso recayó en la Unidad Funcional de Instrucción N°10 de Chascomús, del Departamento Judicial de Dolores, a cargo del fiscal Jonatan Robert. Hasta el momento, la causa fue caratulada como “homicidio calificado y lesiones.
“Ese mismo viernes, seis horas antes de que matara a mi hermana, mi sobrina lo había ido a denunciar. Ella estaba con un botón antipánico, pero nadie hacía nada”, denunció Lorena Iuliano, la hermana de Marcela, en diálogo con Página 12.
Ya la semana anterior, Schouten había perseguido a su expareja, a quien atacó en su auto y la amenazó para que retire las denuncias que había hecho. En esa situación, les vecines pudieron ayudarla y él se dio a la fuga.
En paralelo, el 25 de julio la justicia había impuesto al agresor una restricción perimetral. Además, se había iniciado un expediente en su contra por «lesiones leves y amenazas».
El agresor habría enviado varios mensajes advirtiendo a la mujer de que asesinaría a su madre y a su familia. Además, varios vecinos aseguraron que el día del crimen el hombre habría escrito “se viene” en su estado de WhatsApp y en diferentes redes sociales.
Violentos en las fuerzas de seguridad
Fuegas Feministas GB, agrupación feminista local, denunció que el detenido tenía antecedentes por violencia de género. “En 2013 lo denuncian a Nataniel Schouten, policía, por violencia de género. En 2016 lo condenan a tan solo un año de prisión y, aún así, siguió perteneciendo a las fuerzas. Tres años tardó en actuar la justicia, si podemos llamarlo de esa manera”, manifestaron en sus redes sociales. Además, convocaron a una marcha para reclamar justicia.
El femicida cumplía funciones en la Estación de Policía, aunque actualmente se encontraba con reposo ambulatorio terapéutico y no contaba con el arma reglamentaria. Schouten no es el primero en cometer un crimen perteneciendo a las fuerzas de seguridad.
Podríamos remontarnos tiempo atrás, en 2001, cuando un policía y un exconvicto asesinaron a Natalia Melman. Del mismo modo, en 2021, Ursula Bahillo fue asesinada por su exnovio, quien era parte de la policía.
Ellas no fueron las únicas. También fueron víctimas de la violencia machista por parte de integrantes de las fuerzas de seguridad: Claudia Lorena González, Victoria Díaz, Castorina Díaz, Ana Romero, entre otras.
¿Qué son los femicidios vinculados?
Según la Corte Suprema: el femicidio vinculado es un “homicidio cometido contra una o varias personas a fin de causarle sufrimiento a una mujer, mujer trans o travesti”. Para ello, debe existir una desigualdad de género entre la persona indicada como autor del hecho y la mujer, mujer trans o travesti a quien se pretende afectar.
También hace una diferencia entre este delito y el femicidio vinculado por interposición en línea de fuego. Este último se define como “homicidio cometido contra una o varias personas que se interpone/n o intenta/n evitar un femicidio”.
En una nota con Nota al Pie, Ada Rico, referente del Observatorio “Adriana Maricel Zambrano” de La Casa del Encuentro, se refirió a esta problemática. Rico aseguró que el femicidio vinculado “surgió cuando nos dimos cuenta que eran asesinadas personas, entre ellas niñas y niños, con el objeto de castigar a la mujer”.
Este término puede entenderse como máxima expresión de la violencia vicaria. Al ser vinculado, refiere a los casos donde muchas veces no son asesinadas las mujeres, sino que asesinan a sus hijes, a la nueva pareja o a un familiar que se interponga para defenderla o con el fin de causarle dolor.
Para Rico, la finalidad de estos hechos es “matar para lastimar a la mujer”. “Son vinculados porque no hubiera asesinatos si no existiera el objeto de dañar a la mujer quitándole lo que más quiere”, expresó Ada. Además, agregó que “lo que trata de generar el femicida es la culpa, le instala la idea de que si no se hubiera separado su hijo (o familiar) viviría, es muy perverso”.