A pesar de que el fútbol tiene sus orígenes en Inglaterra, su pasión se adoptó de la mejor manera en Argentina, como si fuera propio. De hecho, varias instituciones deportivas del país tienen una longevidad de existencia que supera el centenario. En ese sentido, Ferro Carril Oeste es parte de ese prestigioso grupo al celebrar sus 120 años de vida, lo que lo convirtió en un club tradicional y entrañable del fútbol argentino.
Un 28 de julio de 1904 se fundó el conjunto de Caballito por un grupo de empleados de la antigua estación ferroviaria del oeste bonaerense. Desde sus inicios se encaminó bajo un carácter deportivo y apadrinó al fútbol como su disciplina por excelencia al poco tiempo. Pese al poco reconocimiento en su comienzo, disputó el amateurismo argentino por un largo período y fue uno de los 18 clubes nacionales que disputó el primer torneo profesional de 1931.
Un origen lleno de cambios
Idealizado por 95 trabajadores de aquella vieja zona de transporte, los primeros años en calidad de amateur generaron campañas aceptables con ascensos y descensos. El primer partido oficial del club fue en su casa ante River Plate en abril de 1907 por la segunda división de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Lo curioso del encuentro entre ambas instituciones fue que generó fuertes confusiones en los aficionados locales por los colores utilizados.
Debido a que hasta esa fecha usaba una indumentaria idéntica al cuadro de Núñez, aquella jornada salió con un conjunto en homenaje al Aston Villa inglés. Para 1910 se produjo la insólita situación de que la institución presentó dos equipos, Ferro A y Ferro B, para jugar el torneo doméstico. Lo mismo sucedió en la Copa Competencia Adolfo Bullrich de ese año, acontecimiento que no se volvió a repetir.
Para la siguiente temporada, se produjo una importante modificación que continua en el club hasta los tiempos modernos. En 1911 se adoptó el color verde característico bajo una iniciativa del dirigente Emiliano Languasco para intentar cortar una mala racha. Mediante la simbolización de la esperanza, Ferro obtuvo tres títulos en el amateurismo tras su nuevo look. Para 1912 obtuvo una División Intermedia, éxito que le permitió el ascenso a la cúspide del fútbol argentino.
Asimismo, en esa misma temporada y en 1913 se quedó con la Copa Bullrich. Esta competición oficial de la AAF permitía la mezcolanza de equipos de primera y segunda división como una antecesora a la Copa Argentina. Tras su arribo a la Primera División en 1912, regresó a la segunda categoría 1918 y volvió a la elite la siguiente campaña. Los siguientes años mantuvo a Ferro con actuaciones irregulares entre todas las competiciones.
Uno de los primeros
La última etapa del cuadro de Caballito en el amateurismo lo colocó en el selecto grupo de clubes más populares del momento. Pese a ubicarse por detrás de los cinco grandes y Huracán, se posicionó por encima de Estudiantes y Gimnasia de La Plata, Tigre, Atlanta y Quilmes en lo vinculado a las recaudaciones. Incluso, generaba más convocatoria que Vélez, club con el que conformaría el Clásico del Oeste desde 1920.
Para 1931 llegó el turno de disputar la Liga Argentina bajo el profesionalismo por primera vez y Ferro fue uno de los clubes afortunados. En su debut venció 2-0 a Argentinos Juniors y finalizó el torneo con 32 unidades, posición intermedia entre las 50 del campeón Boca Juniors y las 15 del Bohemio que quedó último. En los años posteriores surgieron grandes figuras que mejoraron el juego del equipo pero no cambiaron las estadísticas finales.
En 1936 se concretó la primera victoria de Ferro ante el Xeneize en el profesionalismo con un 2-1 en casa por la Copa Campeonato. Asimismo, en esos tiempos el club se jactaba de contar con grandes futbolistas que a las pocas temporadas fueron refuerzos de otros equipos locales e internacionales. Incluso, varios apellidos propios de la institución tuvieron el privilegio de vestir la camiseta albiceleste.
Más allá de las firmes intenciones de los dirigentes de conseguir el primer campeonato, Ferro pasó gran parte en plena lucha por el descenso. De hecho, en 1946 perdió por primera vez la categoría al finalizar último en la tabla; aunque, logró su lugar en Primera en 1948. A partir de la década del ’50 se vislumbró un demoledor juego ofensivo que poco a poco permitió que el equipo mejore. En 1959 logró un histórico 4° lugar, la mejor campaña en la elite hasta la fecha.
Las posteriores dos décadas entregaron aguerridos planteles de Ferro que igualaron la mejor performance del equipo en 1965. Bajo ese contexto, en 1977 realizó una gira por Colombia y Ecuador, donde jugó 8 partidos y finalizó invicto. De a poco se convirtió en una institución ejemplar por su conducta deportiva y pese a que desfilaba entre ascensos y descensos, estaba en las puertas del mejor momento de su historia.
La espera valió la pena
La primera mitad de la década de 1980 englobó la época dorada del Verde con dos títulos y tres subcampeonatos en la elite argentina. En primer lugar, obtuvo el 2° puesto en el Torneo Metropolitano y Torneo Nacional de 1981. El certamen que inicia la temporada enfrentó a Ferro y River en la final, donde el Millonario se impuso por la mínima tanto en Núñez como en Caballito. En tanto, para la segunda competencia, quedó por detrás de Boca por un solo punto.
La ilusión de obtener la tan ansiada vuelta olímpica estaba más latente que nunca gracias al gran trabajo de Carlos Griguol como entrenador desde 1979. Después de tanta espera, los aficionados verdes pudieron alcanzar el grito de campeón en el Nacional de 1982. Tras 22 cotejos, donde quedó invicto con 16 triunfos y 6 empates, jugó la final ante Quilmes. La ida fue 0-0 y la vuelta entregó un 2-0 que se suspendió sobre el final por la invasión del público ganador.
Para 1983 volvieron los fantasmas de los polémicos arbitrajes contra el Verdolaga, situaciones que en el pasado ya se presumía en diversas épocas. De hecho, en un duelo contra San Lorenzo se presenciaron 5 expulsiones a Ferro como consecuencias de una nueva regla para evitar tumultos que nunca más se aplicó. Bajo ese panorama lleno de especulaciones con varios arbitrajes bajo la lupa, el cuadro verde quedó tercero del Metropolitano.
En tanto, ese mismo año Ferro participó por primera vez de la Copa Libertadores al integrar el Grupo I con Estudiantes, Colo Colo y Cobresal, ambos de Chile. En sus primeros tres cotejos cosechó solo derrotas, luego venció a los cuadros trasandinos 1-0 como local y cayó en el último partido por 2-1 ante el Pincha. Pese al mal trago en su debut internacional, el fútbol le dio revancha la siguiente temporada.
En 1984 llegó el segundo y último título del club en Primera al obtener el Torneo Nacional tras vencer a River en los dos partidos de la final. Primero se impuso 3-0 en el Monumental y luego venció 1-0 en Caballito para desatar la locura de su gente. De los 14 cotejos en total, el Verde ganó 8, igualó 5 y perdió 1. Por su parte, en el Metropolitano de ese año fue subcampeón de Argentinos por una unidad al igualar 1-1 en la última fecha con Estudiantes.
Se descarriló con el tiempo
Poco a poco se esfumó aquella época de gloria que irradió el equipo de Griguol, quien lo puso en lo más alto de Argentina. En 1985 se llevó a cabo la segunda participación de Ferro en la Copa Libertadores al compartir grupo con Fluminense, Vasco Da Gama y Argentinos. En cuanto a los partidos, Ferro ganó 4 partidos, perdió 1 e igualó el restante. De hecho, debió jugar un 7° cotejo de desempate para definir el primer lugar, el cual quedó para el Bicho al ganar 3-1.
La segunda mitad de la década ochentera presenció un leve bajón futbolístico en el equipo que no volvió a posicionarse en el podio del torneo local. Además, jugó en dos ocasiones la Liguilla Pre-Libertadores pero en ninguna pudo abrochar su clasificación al máximo certamen continental. Incluso, en 1987 se fue Griguol por una temporada y luego regresó con el objetivo de encaminar el rumbo del equipo.
Desde 1990 empezaron a aparecer ciertas dificultades aunque; en 1992 obtuvo la mejor posición de esa nueva década con un 4° lugar. Los ‘90 finalizaron con importantes problemas económicos que afectaron al club a nivel institucional y deportivo. En ese tiempo convivió con la parte inferior de la tabla y acumuló el récord negativo de 875 minutos, diez partidos, sin convertir goles. Todos esos malos momentos se profundizaron tras la salida de Griguol en 1993 y concluyeron en otro triste descenso a inicios del nuevo milenio.
Como consecuencia de muchos factores, Ferro llegó a la Primera B Nacional en el 2000 tras una dura derrota 7-0 ante Lanús. Como si fuera poco, y para sorpresa de todos, al siguiente año acumuló el segundo descenso consecutivo al aterrizar en la Primera B Metropolitana. En 2002 se concretó la quiebra del club e inició tarde el torneo. A pesar de que todo mejoró, Ferro evitó la desaparición y quedó primero; aunque, debió jugar el reducido por el ascenso.
En el partido decisivo enfrentó a Deportivo Español con una derrota 3-1 en Bajo Flores y un triunfo 1-0 en Caballito. Ser campeón no le bastó para lograr el ascenso, el cual recién pudo abrochar en 2003 en la cancha de Deportivo Armenio. Con las consagraciones en el Torneo Apertura y Clausura volvió a la segunda división, donde se mantuvo las dos últimas décadas sin subir de nivel.
Una realidad alejada de la gloria
En los últimos 20 años Ferro deambuló en mitad de tabla de la segunda categoría argentina sin grandes actuaciones. Incluso, en 2007-2008 jugó por la permanencia ante Estudiantes de Buenos Aires, con quien igualó ambos partidos y conservó su lugar por la ventaja deportiva. Cabe mencionar que el Verde presenció los históricos torneos del ascenso que tuvo como protagonistas a River, Rosario Central, Huracán, Gimnasia y hasta Independiente.
Para 2015 llegó su mejor performance en el Nacional B al finalizar 3°, posición que le permitió jugar el reducido por el segundo ascenso. El cruce indicó que su rival sería Ramón Santamarina de Tandil, quien se quedó con el 4° lugar. La posibilidad de definir en Caballito era un plus para el club y más después del 2-2 en la ida. No obstante, Ferro cayó 2-0 en casa frente a 15.000 espectadores que agotaron las entradas y vieron como su sueño de primera se desmoronó.
Un orgullo nacional
Frente a la constante pelea por volver a Primera tras tanto tiempo, el fútbol argentino mantiene un fuerte vínculo con Ferro desde sus inicios. El cuadro que siempre estuvo emplazado en la zona de Caballito ostenta el estadio más antiguo del país al inaugurar su recinto deportivo al siguiente año de su fundación. En enero de 1905 nació el Estadio Arquitecto Ricardo Etcheverri y, pese a sus varias refacciones con el paso del tiempo, este 2024 celebró sus 119 años de existencia.
El nombre actual fue dado en 1995 en homenaje al ex presidente de la institución que estuvo en el cargo por más de 30 años. Asimismo, fue quien llevó adelante la última reparación del lugar y el mandatario que disfrutó de la época dorada del club. No obstante, el Templo de Madera recibió su primera obra en 1931 cuando debió reconstruir una de las tribunas con tablones de madera que se prendió fuego.
Por su parte, la casa del Verde también presume el segundo lugar como el estadio más añejo de América. Dentro del continente solo está por detrás del mítico Estadio Gran Parque Central de Montevideo, en Uruguay, donde juega Nacional como local. Sin duda alguna que le historia del cuadro bonaerense está arraigada en muchas maneras con el fútbol local desde tiempos inmemoriales.