“La cultura del acoso: punto y aparte”, dijeron las integrantes del colectivo feminista Periodistas Argentinas. Es el nombre del informe en el cual compartieron los testimonios de 19 mujeres que sufrieron situaciones de acoso sexual por parte del periodista especializado en temas internacionales Pedro Brieger.
Presentaron la denuncia este martes 2 de julio en el Senado de la Nación. Contaron con el acompañamiento de delegadas del Sindicato de Prensa de Buenos Aires; la presidenta de la comisión de Mujeres y Diversidades de la Cámara Baja, Mónica Macha; y la ministra de Mujeres y Diversidades bonaerense, Estela Díaz.
Los casos de acoso del periodista Pedro Brieger que se relataron en el informe datan desde 1995. Quienes sufrieron los abusos fueron sus alumnas, vecinas y colegas. En la conferencia de prensa, las denunciantes leyeron algunos testimonios anónimos, entre lágrimas pero también con la firmeza que brinda la lucha colectiva.
Además, visibilizaron la necesidad de legislar lo que sucede con las situaciones de acoso que no se dan en el ámbito de la calle, sino en espacios privados, y pidieron medidas de reparación para este caso en particular.
30 años de acoso: un accionar sistemático
“No es el objetivo de este informe el escrache”, explicó Nancy Pazos en la conferencia de prensa, al leer las palabras del documento de Periodistas Argentinas “Lo motiva la necesidad de terminar con la cultura del acoso”, como manifiesta el título del escrito.
En ese sentido, no solo apuntaron contra Pedro Brieger, sino que pusieron de manifiesto “las responsabilidades institucionales de medios públicos y privados, instituciones académicas, públicas y privadas,” y todos los contextos que silenciaron y naturalizaron estas violencias.
El informe comparte 19 testimonios anónimos de circunstancias de acoso que vivieron diferentes mujeres por parte del periodista. Especifican el año y lugar donde lo vivenciaron, cómo se dio la situación y cuáles fueron las consecuencias (en su mayoría en el ámbito laboral o académico) para ellas.
La periodista Agustina Kämpfer leyó algunas conductas recurrentes por parte de Brieger que descubrieron al elaborar el documento, y que dejan al descubierto la “sistematicidad, recurrencia e impunidad” de los acosos.
Una es la forma de exhibicionismo sin consentimiento por parte del especialista en internacionales, que incluían exhibiciones genitales, masturbaciones y conversaciones de contenido sexual explícito por teléfono y handy en contextos laborales. “De ninguna manera pueden considerarse parte de un diálogo, sino que son formas de imposición de un discurso unilateral que somete a su interlocutoras”, agregó.
Por otra parte, identificaron que “Brieger planificaba o aprovechaba situaciones en que las mujeres no podían pedir ayuda, que se transformaban en verdaderas emboscadas”. La mayoría de los relatos sucedieron en habitaciones cerradas, como ascensores, pasillos, camarines o una sala de control de televisión vacía. “Las mujeres no podían reaccionar sin armar una gran escena o interrumpir su tarea profesional”, detalló Kämpfer.
Y una característica clave en los casos de acoso es el abuso de autoridad. “Se ve en los modos de tomar ventaja de vínculos asimétricos en los que él era profesor, mentor, jefe periodístico o de cátedra, director de proyectos de investigación académica, o estaba en situación de ofrecer y quitar empleos u otras oportunidades”, explicó la periodista.
La línea que une los relatos es que muchas de las víctimas tuvieron que abandonar sus carreras profesionales luego de sufrir las situaciones de acoso. Además, la gran mayoría eran alrededor de 20 años menor que el periodista.
Tras el acoso, pedido de reparación
Desde Periodistas Argentinas plantearon la dificultad de hacer justicia en estos casos que no representan una situación de acoso callejero, delito que ya se penaliza por ley en el país.
Por eso, propusieron que se legislen las circunstancias de acoso en ámbitos laborales o académicos. “No es lo mismo el comportamiento de un exhibicionista en la vía pública que el de un profesor o un colega en posición dominante: en estos casos existe una asimetría de poder que, además de humillar, busca despojar de algo a la víctima”, justificaron.
Reconocieron que las leyes por sí mismas no erradican el acoso, menos en la situación argentina actual, “con la destrucción y desfinanciación de las instituciones y programas dedicados a la prevención y contención de la violencia de género”.
Por eso, pidieron para este caso en particular una serie de medidas reparatorias hasta avanzar en penalizaciones para los abusos en ámbitos laborales. Entre ellas, exigieron que en los medios de comunicación públicos y privados donde se produjeron los hechos haya espacios para campañas de prevención y erradicación del acoso.
A su vez, que se realicen las mismas acciones en las universidades públicas y privadas donde “las afectadas tuvieron que soportar estas conductas”. Que en todos estos ámbitos se brinden “procedimientos claros y ampliamente informados para canalizar denuncias, a cargo de personas capacitadas para garantizar la no revictimización y la confidencialidad”.
Y sobre todo, consideraron imprescindible que “Pedro Brieger pida disculpas públicas a las afectadas”.