Este miércoles, luego de pasar 1901 días en prisión, el fundador de Wikileaks, Julian Assange, quedó oficialmente en libertad tras llegar a un acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos. Sin embargo, el trato alcanzado tambien sienta un peligroso precedente para la libertad de prensa.
Los detalles del acuerdo
En una rueda de prensa organizada por WikiLeaks, uno de los abogados de Julian Assange, Barry Pollack, dio a conocer algunos de los elementos que conforman el acuerdo alcanzado con la justicia norteamericana. Según declaró el abogado, aunque las negociaciones con las autoridades estadounidenses se venían realizando desde hace varios meses, las partes alcanzaron un acuerdo en las últimas semanas.
Como parte del trato, el periodista se declaró culpable de un cargo de conspiración para publicar documentos de información clasificada que afectaron a la seguridad nacional de EEUU. En función de ese reconocimiento de culpabilidad, el Departamento de Justicia de EEUU retiró los otros 17 cargos en los que se acusaba al fundador de WikiLeaks de infligir la Ley de Espionaje.
De esta manera, la justicia norteamericana aceptó como condena el tiempo que Assange pasó en prisión en Reino Unido, terminando con la persecución judicial que se inició en el año 2010 cuando WikiLeaks filtró la información de más de 90 mil documentos clasificados sobre la guerra en Afganistán. Según sostuvo Pollack, a partir de ahora, «no existe ninguna orden de silencio ni otras restricciones».
Por otro lado, el acuerdo dispone que EEUU no podrá presentar cargos contra el fundador de WikiLeaks con hechos que sean anteriores a lo juzgado en este caso. Sin embargo, casi como casi como un escudo de EEUU para potenciales filtraciones, el trato también fija que el periodista tendrá que retirar e incluso devolver la información relacionada que pueda poseer personalmente o en el sitio web.
El abogado estadounidense afirmó que la audiencia «puso fin a un proceso que nunca debería haberse iniciado» e indicó que «no existen precedentes en Estados Unidos de utilizar la Ley de Espionaje para procesar penalmente a un periodista o un editor». De igual manera, Pollack precisó que «tenemos la esperanza de que nunca más se utilice de esta manera».
Un precedente peligroso
En la misma jornada, luego de declarar ante un juez estadounidense en las Islas Marianas, ubicadas en el Pacífico Sur, Julian Assange llegó en libertad a Canberra, la capital australiana. «Tras casi 14 años de detención arbitraria en Reino Unido, y 5 años en una prisión de máxima seguridad por su trabajo innovador, Julian Assange ha regresado a casa en Australia«, publicó WikiLeaks en su cuenta de X.
Si bien el periodista no dio ninguna declaración, la que sí lo hizo fue su esposa, Stella Asange, quien fue una de las principales promotoras de la lucha por la liberación del fundador de WikiLeaks alrededor del mundo. «Julian nunca debería haber pasado ni un solo día en prisión», afirmó Stella, que a su vez manifestó el agradecimiento del periodista para todos los que pelearon por su libertad.
No obstante, Stella Assange también advirtió que la libertad de prensa se encuentra en «un lugar peligroso» e instó al periodismo a unirse «para oponerse a este precedente». En este sentido, afirmó que «el único resultado positivo para la prensa en general habría sido que el gobierno de Estados Unidos hubiera abandonado este caso por completo». Según la abogada sueco-española, «ahora tienen a la prensa en una posición tan vulnerable como la que ha estado Julian».
«Este precedente ahora puede ser usado y será usado en el futuro contra el resto de la prensa. Por lo tanto, a toda la prensa le interesa buscar que esta situación actual cambie mediante la reforma de la Ley de Espionaje», sostuvo Stella. Del mismo modo, aunque manifestó que la prioridad en este momento pasa por la recuperación de Assange, también adelantó que «Julian siempre defenderá los derechos humanos, siempre defenderá a las víctimas».