Llega al final el juicio contra José Alperovich, el cual representa un hito en la lucha contra la impunidad y el abuso de poder. La denuncia contra el exgobernador tucumano fue presentada en noviembre de 2019 por su sobrina y excolaboradora, quien lo denunció ante la Justicia por haberla abusado sexual y psicológicamente.
En febrero de este año el caso llegó a juicio oral. El proceso transcurre en el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N°29, de CABA, presidido por Juan María Ramos Padilla. Allí deberá definirse si el exgobernador y senador tucumano cumplirá o no una posible pena de entre 6 y 22 años.
En Argentina, según datos de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), solo el 15,5% de las denuncias por delitos contra la integridad sexual llega a sentencias condenatorias. Este panorama se replica en otros países de la región como Chile y Ecuador, donde alcanza el 4%, o Brasil y Guatemala, donde solo se obtiene una condena para el 1% de los casos denunciados.
El juicio y los alegatos
A lo largo de los cuatro meses en los que se desarrolló el proceso declararon alrededor de 80 testigos. Entre ellos, la psicóloga Mónica Herrán, perito oficial del Cuerpo Médico Forense, quien afirmó que la joven presentaba un daño psíquico y trauma compatible con una víctima de violencia sexual.
Por su parte, el abogado querellante Pablo Rovatti, a cargo del Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico a Víctimas de Delitos, aseveró que los hechos ocurrieron tal como la joven los contó. En cuanto a la víctima, prestó declaración cuatro veces: en la denuncia, en su declaración testimonial, ante los peritos forenses y en el juicio oral.
Este lunes, en la primera audiencia de alegatos, la fiscalía que acusa a Alperovich reclamó 16 años y 6 meses de prisión para el ex gobernador tucumano y la querella, por su parte, pidió 22. En caso de una condena, ambas partes solicitaron la detención preventiva inmediata hasta que la sentencia quede firme.
En paralelo, desde este lunes y por orden del juez Juan Ramos Padilla, a cargo del debate, el imputado se encuentra bajo la custodia de un móvil de la Policía de la Ciudad. La medida estaría pensada para asegurar la asistencia del exgobernador al proceso.
Este miércoles su defensor, Augusto Garrido, dará a conocer sus alegatos. Al finalizar, el titular del Tribunal Oral Federal 29 podría dar a conocer su veredicto en la misma jornada. Otra de las posibilidades es que llame a una nueva audiencia la semana próxima.
Alperovich y su declaración de inocencia
El 3 de junio, paradójicamente en coincidencia con la movilización Ni una menos, el exgobernador de Tucumán declaró frente al juez Ramos Padilla en el marco de la causa que lo tiene como el principal acusado. Allí, Alperovich aseguró ser inocente de los cargos que se le imputan y sostuvo que el proceso se trata de una operación política.
“Hubo un móvil económico y un móvil político, la idea es que pueda dar la cara, y que esto se pueda esclarecer”, dijo ante el Tribunal Oral en lo Criminal N° 29. Del mismo modo, aseguró que “esto está armado para que tenga trascendencia en Buenos Aires. Está armado políticamente. No tengo dudas de todo eso”.
Desde el inicio de la declaración, el político manifestó: “Vengo a que se saquen todas las dudas, vengo a dar la cara”. También habló de su situación a partir de la denuncia: “Quizá a nadie le interesa esto, pero hechos de estas características le cambian la vida a uno. Soy un muerto en vida, gracias a Dios tengo a mi familia”.
Los hechos denunciados
La joven, quien trabajaba en su campaña política, denunció nueve hechos de abuso sexual. Ahora, Alperovich enfrenta cargos por tres intentos de abuso sexual y seis de violencia sexual agravada por acceso carnal. Según la denuncia, los hechos habrían ocurrido entre diciembre de 2017 y principios de 2019.
A un año de denunciarlo, la denunciante escribió una carta abierta en la que contó parte de los hechos. Cabe mencionar que esa fue la única vez que se pronunció públicamente.
“Me lo negué a mí misma durante mucho tiempo porque no podía asumir el peso del miedo, del sometimiento y de la violencia sexual a la que me expuso. No podía, no quería que fuera verdad”, detalló. Además, sostuvo: “Lo tapé, creí que iba poder. Sentí culpa, vergüenza. Eso significó además de un trauma, una tarea con la que tenía que lidiar porque no podía dar cuenta a nadie de lo que me pasaba”.
Con relación al silencio, mencionó que “para afuera todo estaba bien, no podía ni decírmelo a mí misma. Mi monstruo ni siquiera tenía que hacerse cargo de que me oprimía”. En cuanto el descreimiento agregó: “No necesito que nadie me diga que José Alperovich cometió actos de abuso contra mi integridad física, sexual y psicológica para que sea cierto, yo sé que es cierto, lo viví, me pasó a mí”.