El viernes de la semana pasada se reunieron en Niamey, la capital nigerina, los ministros de Relaciones Exteriores de Burkina Faso, Mali y el país anfitrión, Níger, para encaminar un proyecto de texto sobre la flamante Confederación de la Alianza de Estados del Sahel. La expansión política de la actual coalición militar será próximamente ratificada por los actuales jefes de Estado de las tres naciones, y pretende elevar los niveles de acuerdo en política exterior y consolidar la estabilidad gubernamental. Nota al Pie analiza el anuncio en derredor de la crisis sistémica y la disputa de proyectos estratégicos en África.
¿Hacia un Estado regional?
El proyecto de texto acordado por los diplomáticos plantea la creación de una confederación para generar una expansión política de la actual coalición militar. Según anunció el Ministerio de Exteriores de Mali, la propuesta se oficializará “en las próximas semanas” por parte de los líderes militares de los tres países: el coronel maliense, Assimi Goita, el capitán burkinés, Ibrahim Traoré, y el general nigerino, Abdouramane Tchiani.
Luego de encuentros previos encabezados por responsables de áreas económicas, los ministros ratificaron la puesta en marcha de “un proceso destinado a ampliar los ámbitos de competencia de la Alianza de Estados del Sahel”. El ministro maliense, Abdoulaye Diop, reforzó que el encuentro del pasado viernes representa un “contundente mensaje” de que la actual alianza “sigue moviéndose” y que la población “apoya inequívocamente” a sus líderes “frente a las amenazas de desestabilización”.
La coordinación entre las tres naciones surgió como un pacto de defensa mutuo el 16 de septiembre de 2023 durante la crisis política en Níger. La AES fue inmediatamente desconocida por la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), el bloque que enrola a quince países de la región. El 28 de enero de 2024 las tres naciones rompieron con la Cedeao, espacio del que ya habían sido suspendidas en la medida que se desarrollaron los golpes de Estado conducidos por los actuales jefes de Estado. De hecho, al mes siguiente, anunciaron que avanzarían en la creación de una moneda común en reemplazo del franco.
Doctrina exterior común en medio del caos
Entre otros puntos, en la última reunión se propuso unificar la política exterior de los tres países, un cambio desafiante que también deberá ser confirmado en la cumbre tripartita entre Goita, Traoré y Tchiani. En efecto, la AES se formó como un mecanismo de defensa que combata el yihadismo islámico y otros agrupamientos que generan caos social, pero también que contenga las resistencias políticas a nivel regional e internacional. La Cedeao, alineada con el planteo de Estados Unidos pero también de la Unión Europea, pretendía aislar en lo diplomático al nuevo bloque para asfixiarlo políticamente.
No obstante, la AES demostró capacidad para dinamizar su agenda política y realizar avances concretos en su plan de seguridad interior. Asimismo, conforme se fueron desarrollando los acontecimientos político-electorales a nivel continental, también fue ganando adeptos. Uno de ellos fue Senegal apenas asumió el nuevo gobierno encabezado por Bassirou Diomaye Faye, quien declaró: “es hora” de que Francia abandone su posición colonial. En una gira por los tres países, su primer ministro e histórico referente panafricanista, Ousmane Sonko, agregó: “no vamos a soltar a nuestros hermanos del Sahel”, y arremetió contra los líderes que legitiman a las élites que extraen petróleo, uranio, gas y otros recursos estratégicos de forma “no democrática”.
El lento pero continuo retiro geopolítico de Francia en el continente africano viene acompasado de su retroceso en dominios coloniales, como fue el caso de esta semana en Nueva Caledonia. Además, el intento de golpe de Estado en la República Democrática del Congo, rápidamente sofocado por el ejército congoleño, tuvo como objetivo reponer en el poder político a Christian Malanga, exlíder apoyado económicamente por grupos estadounidenses. Proyectando su confrontación en el Asia-Pacífico para contener a China, Washington también cede posiciones en el continente africano.
La multipolaridad pivotea sobre el panafricanismo del Sahel
La espiral de golpes de Estado en los países que hoy lanzan la Confederación de la Alianza de Estados del Sahel representa un nacionalismo de corte anticolonial cuenta con dos factores a favor. El primero de ellos, un enorme respaldo popular que quedó en evidencia por las movilizaciones callejeras que legitimaron a los golpistas durante la crisis nigerina. En segundo lugar, los distintos niveles de articulación en materia económica y de seguridad con dos potencias internacionales: Rusia y China.
Por un lado, los nuevos liderazgos han tomado decisiones económicas para quebrar la iniciativa de capitales estadounidenses y franceses que extraían a un ínfimo precio recursos sumamente valiosos a escala mundial, por ejemplo el uranio. A su vez, vienen teniendo relativo éxito para disuadir a las fuerzas yihadistas que caotizan su seguridad interior. En este sentido, la asociación militar con el Grupo Wagner, de origen ruso, resultó ser fundamental. Además, la integración a la Iniciativa de la Ruta y la Franja impulsada por Pekín los ha dotado de infraestructura crítica.