Una vez más, miles de personas decidieron poner freno al ajuste indiscriminado de la gestión de Javier Milei. El día de ayer, se llevó a cabo la gran Marcha Federal Universitaria que nucleó a estudiantes, graduades, docentes, no docentes y ciudadanes comunes y corrientes para defender un pilar y emblema argentino: La educación pública.
El 23 de abril marcó un límite y comunicó un mensaje al Gobierno: el pueblo está cansado de ceder. Los vaciamientos y la desfinanciación en educación, ciencia, salud, transporte y servicios, sumados al encarecimiento en los costos de vida, están convirtiendo la realidad en una supervivencia.
La Marcha Federal por la educación
Se presumía que la convocatoria sería masiva, desde tempranas horas de la mañana la población y los medios estaban expectantes del desarrollo de la jornada. Según cifras estimadas, más de 800 mil personas se movilizaron solo en Buenos Aires.
A lo largo de la tarde, el centro porteño se inundó de banderas de las facultades de la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de La Matanza, la Universidad de Lanús, de José C. Paz, de Ezeiza, Lomas de Zamora, entre tantas otras que correspondieron a docentes, no docentes, gremios y partidos políticos.
En simultaneidad, también se desarrollaron marchas en distintas provincias argentinas, las cuales también replicaron la masividad de la que sucedió en la capital del país. Al respecto, se estima que los números alcanzaron llegó al millón de personas a nivel nacional.
En el caso de Buenos Aires, a partir de las 13 horas, el Microcentro de la ciudad se tornó cada vez más imposible de transitar y, para las 15, las columnas de las distintas instituciones copaban la Plaza Congreso y sus calles aledañas que desembocan en la zona cercana a Plaza de Mayo.
Alrededor de las 17 horas, la marea de gente era tal que parecía infinita. La misma avanzaba de manera lenta por las calles pero con energéticos cánticos, bombos y bailes que expresaban el motivo de la marcha: un mayor presupuesto para que continúen funcionando las 57 universidades que tiene Argentina. Dichas instituciones ofrecen enseñanza superior a casi 2 millones de estudiantes.
Luego de una jornada donde estudiantes y trabajadores unieron fuerzas para hacer eco de una lucha que impacta a la sociedad de forma transversal, pasadas las 18:30 horas la desconcentración inició de forma ordenada y tranquila.
Pluralidad de la comunidad educativa
Entre la diversidad de les asistentes, Nota al Pie dialogó con Exequiel Nuñez, docente de historia y geografía de nivel medio y superior egresado de la UBA, quien desempeña su labor en Merlo, zona oeste del Gran Buenos Aires.
Nuñez sostuvo que quedó demostrado que el consenso sobre el rol de la educación en nuestro país no puede romperse y marca un límite. En ese sentido, expresó: “La presencia de sindicatos no relacionados con la educación también dejó en claro que el apoyo a la marcha se basó en la importancia que le damos a la educación superior, hayamos pisado o no una universidad”.
Además, resaltó la heterogeneidad de los que marcharon, haciendo referencia a docentes que partían desde el nivel inicial como también los centros estudiantes y agrupaciones. En esa línea, también remarcó la presencia de muchos carteles con la declaración: «Soy primera generación universitaria»
Por otro lado, Gaba Benitez, coordinadora del programa de empleo trans de la Asociación Mocha Celis, también se tomó un momento para charlar acerca de qué significó la Marcha Federal Universitaria en el contexto actual. “Estamos marchando con todas las estudiantes, trabajadores, y parte de la asociación civil en defensa de la educación pública, gratuita y de calidad. Nos parece fundamental estar presentes en estos espacios porque el acceso a la educación es uno de los derechos básicos”, dijo.
La organización Mocha Celis estuvo presente junto a estudiantes del Bachillerato Popular Travesti, Trans y No Binarie, un secundario que busca integrar a la educación formal a personas travestis, trans y no binarias. Asimismo, el espacio educativo es fuente de contención y ayuda para el acceso a una formación superior. En relación, Mocha Celis tiene convenios con 12 universidades.
Por otro lado, Lucas Camacho, estudiante del Profesorado en Instrumento Popular de la Escuela de Arte Leopoldo Marechal, comentó: “Ví al pueblo estudiantil haciéndose escuchar por un reclamo justo, la continuidad de las universidades que están siendo pisoteadas en este momento”. Y destacó la convocatoria universitaria y terciaria de todo Buenos Aires como un hito histórico.
En cuanto a la situación que atraviesa su institución, compartió que existen falencias edilicias que necesitan ser atendidas por la diligencia política. Algunas se centran en cuestiones eléctricas, arreglos del edificio y el acondicionamiento de aulas para ensayos. A pesar de ello, resalta el nivel educativo y de reconocimiento que tiene la escuela: “El nivel de enseñanza es muy bueno y los profesores de las distintas carreras son profesionales muy capacitados”.