Durante esta última semana, el ministro de Economía, Luis Caputo, se encuentra de viaje por Estados Unidos. El objetivo de la visita a Washington es avanzar en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para conseguir recursos que permitan al Gobierno retirar las restricciones cambiarias.
Sin embargo, a “Toto” Caputo no solo le preocupa recibir desembolsos, sino también conseguir el reconocimiento público del organismo a su programa económico. La estrategia del “Messi de las Finanzas” es que el apoyo del mismo ayude a promover el financiamiento por parte de los fondos de inversión.
En ese marco, aprovechó el viaje para protagonizar un encuentro organizado por el banco J.P. Morgan, acompañado del secretario de Finanzas, Pablo Quirno. Allí, frente a una audiencia de representantes del sector financiero, explicó su plan económico y celebró la desaceleración de la inflación.
El Fondo Monetario se sumó al festejo: la titular, Kristalina Georgieva, destacó una vez más los “esfuerzos” del Gobierno de Javier Milei. En ese sentido, afirmó que la inflación baja más rápido de lo esperado y reconoció que “el país está atrayendo la inversión privada para buscar un mejor rendimiento”.
Un gran porcentaje del optimismo del Fondo respecto a la Argentina responde al sobrecumplimiento de las metas. Caputo fue orgulloso a mostrar el progreso a Gita Gopinath: en el primer trimestre, el ajuste dio como resultado el superávit fiscal y la acumulación de reservas en el Banco Central.
Dejando de lado el futuro de la política cambiaria, donde existen puntos en desacuerdo, lo cierto es que el FMI aprueba la motosierra de la actual gestión. No obstante, los pronósticos oficiales del organismo anticipan una caída del PBI del 2,8% y una inflación del 150% para este 2024.
Mientras tanto, en Argentina…
Tal vez sean estos últimos datos los que más coinciden con la realidad que vive la sociedad argentina. La actividad económica es víctima del retroceso: el uso de la capacidad instalada de la industria se contrae y el empleo registrado retrocedió en febrero por tercer mes consecutivo, con la mayor caída mensual desde el 2002.
A pesar de que el Gobierno está satisfecho con la cifra del Índice de Precios al Consumidor (IPC), el costo de vida se aleja cada vez más de la realidad salarial. En tanto, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) reveló que una familia promedio necesitó casi $800 mil para no ser pobre en marzo y $360 mil para no ser indigente.
La resistencia al ajuste de Milei y Caputo
Lo que hay detrás del ida y vuelta de felicitaciones con el FMI es que los “esfuerzos” fiscales se dan a costa de licuación de salarios, recortes en asistencia alimentaria, tarifazos y miles de despidos.
Por supuesto, a esto se le suma el ajuste en educación, que está gestando la mayor resistencia al Gobierno de Milei: la Marcha Federal Universitaria para el próximo martes 23 de abril. El eje del reclamo estará puesto en la actualización del presupuesto, y observando otras manifestaciones de la comunidad educativa se estima que será multitudinaria.
No obstante, y a pesar de lo que intenta demostrar, el Gobierno parece temer a las consecuencias de esta manifestación, que reunirá a docentes, estudiantes, no docentes, rectores y demás trabajadores de la educación superior. Además, a ellos se sumarán las centrales sindicales.
Frente a esto, el Ministerio de Capital Humano afirmó que llegó a un consenso con el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) para reforzar las partidas presupuestarias en un 140%. Sin embargo, el Consejo aclaró mediante un comunicado que no existe tal acuerdo, sino que se trata de una propuesta por parte del Gobierno. Por ello, ratificaron la convocatoria a marchar en defensa de la educación pública en todo el país.