En 2017, un grupo de mujeres se conoció en un taller de confección que brindó la Casa de Mujeres y Disidencias de la Garganta Poderosa. Esas mujeres crearon, primero, la cooperativa Las Amazonas y después Eje Liverá que, actualmente, comparten lugar en la Villa 31 (Barrio Mugica), en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Nota al Pie las visitó y habló con tres de sus integrantes.
En la calle Ñandubay, frente a la cancha 9 en el Barrio Mugica, se ubica el espacio de trabajo de ambas cooperativas textiles. Allí, siete personas, todas mujeres, se reúnen para confeccionar. No hay una gran diferencia entre las organizaciones. «Todas las compañeras trabajamos para Amazonas y todas para Eje porque hay momentos en que nos llegan trabajos muy grandes de distintas empresas y en esos momentos necesitamos todas las manos», explicó Maricela Escalante, una de las trabajadoras.
Las Amazonas venden riñoneras, mochilas, cartucheras, hamacas paraguayas y todo tipo de trabajo que tenga que ver con marroquinería. Por su parte, en Eje Liverá hacen ropa interior para mujeres y disidencias en distintos talles. “Nos enfocamos este hacer los talles para poder llegar a todas las personas las mujeres y disidencias que que haya y no va a estar excluyendo a nadie”, explicó Maricela.
Al momento de llegar ellas estaban renovando los productos porque habían vendido todo en la vigilia que realizó La Garganta Poderosa el sábado 23 de marzo. A su vez, están reponiendo stock para la Feria Diversa que será el 7 de abril en Avenida Olazabal 1784, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se apoyan de este tipo de lugares para vender sus productos, pero su principal forma de venta es mediante su Instagram, @amazonas.coop y @eje.livera.
¿Cuál fue el inicio de Las Amazonas?
«Estábamos en un taller en La Casa de las Mujeres y Disidencias, que era un taller de todas mujeres y, se dio la casualidad, de que quedamos desempleadas algunas de las vecinas y necesitábamos generar ingresos porque todas las compañeras que estamos acá en las dos cooperativas, somos mujeres, somos sostén de nuestros hogares, madres solteras, algunas«, detalló Maricela Escalante. Así fue como, hace cinco años, decidieron crear «Las Amazonas».
El nombre surgió porque estaban buscando una imagen que las representara, ya que son todas mujeres que quieren salir adelante, que luchan día a día y que creen que pueden hacer cualquier cosa. «Es así, cuando trabajamos en conjunto, todo lo podemos hacer, y qué nos puede representar mejor que la mujer amazona, la mujer luchadora, la mujer fuerte, guerrera», explicó Maricela.
La cooperativa pudo ser posible gracias a la ayuda de les vecines y donantes, así como al apoyo de compañeres militantes de La Garganta Poderosa, quienes también les envían personas para ayudar cuando necesitan terminar un producto grande, como un trabajo para alguna empresa.
En sus comienzos, recibieron como donación un parapente y una máquina de coser industrial. Además, contaban con una máquina de coser familiar. Así se empezaron a organizar, según Maricela: «Dijimos, bueno, tenemos esto, tenemos esto otro, así que hagamos una hamaca paraguaya, que era lo más básico que podíamos hacer, porque no teníamos tanto conocimiento con la costura. De ahí empezamos, de ahí nació».
Ella le contó a Nota al Pie que luego de que salieran sus primeros productos, empezaron a buscar donaciones de distintas escuelas que hacen vuelos y demás, decidieron que ahí es donde tenían que apuntar para recibir donaciones. Hasta antes de la pandemia, trabajaban con todas las telas donadas de parapentes y paracaídas porque «dentro de todo no estaba tan mala la economía».
No obstante, después de la pandemia, empezaron a venderlas a mitad de costo, a un precio más bajo, accesible. A pesar de eso, no cambiaron una de las ideas principales de la cooperativa: «Las donaciones ya no eran tan donaciones, pero nosotros queríamos mantener la línea del reciclado, apostando a que la gente tome conciencia del cuidado del medio ambiente«. Todos sus productos son de material reciclado.
Asimismo, volvió a aparecer la bondad de la gente. Por medio de Instagram, una chica que trabaja en Greenpeace las contactó. Empezaron a generar vínculos con ella y les donó afiches y carteles de la empresa, toda la tela que tienen ahora, que utilizan para hacer las riñoneras, mochilas, etc.
Cooperativismo y su importancia
Ellas conforman una cooperativa, aunque todavía no cuentan con el registro en el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), indican que está en proceso. A pesar de eso, funcionan como una cooperativa y se dividen las tareas, tomando decisiones en conjunto. Por ejemplo, Maricela se encarga de la contabilidad y las compras, además de coser. Su hermana se encarga de los diseños («si le mostrás una foto, lo hace tal cual»), otra compañera gestiona el stock, otra se ocupa de los pedidos, etc. Todas participan en la confección de los productos.
La cooperativa para ellas es su segunda casa, su segundo hogar. No es solo un lugar de trabajo. Maricela se encargó de destacar algunos de los beneficios de este tipo de organización: “No tenemos un jefe donde nos esté dando órdenes. Si bien tenemos un horario que cumplir, es un horario flexible. Sabemos que tenemos la contención de todas nuestras compañeras y si algunas que tiene que salir por alguna emergencia, sabe que detrás de ella está un montón de compañeras cuidándola, apoyándola, bancándola”.
Esto se observa en su descripción del día a día: “Nosotros trabajamos de 8 a 13. Llegamos a la mañana, nos hacemos el desayuno. En esa hora que tenemos de desayuno, nos contamos todos nuestros problemas, que hicimos en la semana, nos preguntamos cómo estamos. Y, después, nos comentamos todas nuestras situaciones. Eso nos sirve un montón porque nos ayuda a descargar, a despejar. Venimos todas abatatadas de mil problemas y llegamos acá, nos contamos nuestros problemas y pasan. Y después empezamos a confeccionar”.
Para ellas el trabajo cooperativo es eso, lo comunitario, donde “todas toman decisiones, todas deciden qué hacer, qué no hacer”, donde “entra la plata a la cooperativa y se la dividen entre todas por partes iguales” y “nunca hay un jefe donde que diga a vos, te pago tanto, tanto, tanto y con esto me quedo yo”. Por lo que “las decisiones son más unilaterales”.
Tienen dos objetivos a futuro. El primero, es “un espacio más amplio, que sea propio y no tengamos que estar pagando un alquiler carísimo”, dado que pagan 150.000 pesos de alquiler por dónde están ahora. Y según Maricela Escalante también necesitan “una mesa de corte más grande, porque la que tenemos es muy chiquitita y no nos abastece”.
Eje liverá
La otra cooperativa que comparte local con las Amazonas es Eje Liverá que empezó a vender lencería para todo tipo de cuerpos en el Encuentro Nacional de Mujeres de La Plata de 2019. “Nos enfocamos en hacer los talles para poder llegar a todas las personas, las mujeres y disidencias que haya y no estar excluyendo a nadie”, explicaron.
La elección del nombre fue en conjunto, dado que, para seleccionarlo, lanzaron una convocatoria entre las compañeras de la organización en uno de los talleres. Así lo relató Gabriela, una de las trabajadoras de las cooperativas: “Queríamos que sea potente y una compañera paraguaya nos dijo que, en guaraní, Ejé Livera significaba sentirse libre. Así que nos pareció ideal”.