El domingo 21 de abril, la artista Muriel Lanfranco presentará su disco Canciones pensadas en el sofá en el Club Lucille, ubicado en Gorriti 5520 (CABA). Este álbum es el tercero en su carrera y conjuga ritmos, sonoridades y distintos universos musicales.
Nota al Pie entrevistó a la cantante y compositora cordobesa sobre su nuevo álbum, las expectativas respecto a su próxima presentación y lo que significa para ella ser la mánager de Javier Calamaro.
¿Cómo nace “Canciones pensadas en el sofá”? ¿Qué representa para vos este álbum?
Este disco representa mis últimos años en la música, en mi vida personal y como productora. No he dejado ni quiero dejar nada en el tintero. Quiero hacer música hasta el último día de mi vida y en Canciones me di ese gusto.
Retomando composiciones que tenía inconclusas, homenajeé a mis abuelas, a Rosario Blefari… escribí mucho más para esta obra que en otras anteriores. Es mi tercer disco de estudio, toda una mezcla de sentimientos y sensaciones.
Surgió primero editando una o dos canciones como singles hasta que vimos que quedaron muy buenas y dijimos, con mis músicos, “vamos por más y cerremos el disco”. Así fue que lo logramos.
¿Cómo surgió tu pasión por la música y qué te llevó a querer iniciarte en este mundo?
Desde muy chiquita hice ballet; mis abuelos me inculcaron el amor al arte.
Mi abuelo, Cesar Miranda, fue un prestigioso y muy reconocido artista plástico que se proyectó desde Córdoba para todo el mundo. Ganó premios en los salones de pintura de todo el mundo, fue académico representando a Córdoba ante la Academia Nacional de Bellas Artes; no todos llegan a ese nivel.
Además, mi abuela Guillermina, “Bocha”, como la conocían, fue directora del seminario de teatro en el Teatro San Martín.
Desde los cinco años me llevaba, y me crié viendo los ensayos del ballet, en los talleres de costura… Conocí el detrás de escena que es tan apasionante como el resultado final, que es ver al artista en escenario. De esa cuna vengo, donde desde muy chica escuché música, bailé, y me formé.
Mi productora se llama DLB por “De La Bocha”, en homenaje a mi amada abuela.
¿Qué expectativas tenés respecto a tu próxima presentación en el Club Lucille?
Quiero sobre todas las cosas que la gente ame mis canciones como las quiero yo, que les dé una oportunidad.
Trabajamos mucho junto a mi banda (José Burgueño en guitarras, Lalo Abdala en batería y percusión, Nacho Senovrsnik en teclado y trompeta, Pablo Bustamante y Rodo Palmieri en bajo), y queremos presentar en sociedad este material.
¿Qué implica ser la mánager del gran Javier Calamaro?
Es una hermosa y gran responsabilidad. Primero que nada, admiro su música; escuché desde mi adolescencia sus discos y me acuerdo pensar la enorme voz que tiene, su caudal es impresionante.
Las vueltas de la vida me pusieron en este lugar de acompañar su carrera y me hace muy feliz y agradecida.