El gobierno de Estados Unidos comenzó a deportar de forma masiva a miles de migrantes haitianes. Esto encendió la preocupación de la ONU (Organización de las Naciones Unidas). Desde este organismo internacional advirtieron que quienes poseen solicitudes serias de asilo estarían en riesgo.
Fueron alrededor de 15 mil haitianes les que viajaron desde países de Sudamérica como Chile y Brasil, donde habían estado residiendo por años. Estuvieron varades durante algunos días bajo el puente que cruza el río Grande que divide a ambos países. Una vez que lograron traspasar la frontera para llegar a la ciudad de Del Río, en el estado de Texas, se los deportó.
Desinformación sobre el asilo
Según anunció el gobierno estadounidense, hubo una información errónea en cuanto a la posibilidad de ser recibidos como refugiados. El secretario de Seguridad Interior, Alejando Mayorkas, aclaró que el “Estatuto de Protección Temporal” (TPS) permitía dar asilo a les haitianes que habían quedado en EE. UU. luego del terrible terremoto que azotó al país caribeño en 2010.
Con la reciente muerte del presidente de Haití, el TPS se extendió hasta el 29 de julio. Por lo tanto, la frontera permanece cerrada y nadie que la cruce podrá obtener asilo. Quienes lo hagan serán regresados a su país de origen mediante vuelos de repatriación.
«Estamos seriamente preocupados por el hecho de que parece que no ha habido ninguna evaluación individual en los casos», expresó Marta Hurtado, vocera de la ONU. Agregó que quizás algunas de estas personas no han recibido la protección que necesitaban. Además, remarcó que todes les solicitantes de asilo tienen derecho a que sus demandas sean consideradas.
Crisis en Haití
La crisis social y política en el país caribeño, que lleva ya dos décadas, se profundizó con el magnicidio de su presidente, Jovenel Moïse, el pasado 7 de julio. El mandatario, de 53 años, fue asesinado por un grupo armado que ingresó a su casa durante la madrugada. También la situación se vió agravada por el terremoto ocurrido el 14 de agosto, que provocó más de 2000 muertes y destruyó más de 130.000 edificios.
De un total de 11,5 haitianes, según la ONU, hay 4 millones de elles que sufren inseguridad alimentaria. El marcado nivel de pobreza y la violencia ejercida por bandas armadas lleva a miles de ciudadanes a migrar hacia otros países en busca de un mejor presente y futuro.
Si bien la comunidad internacional ha aportado dinero para la reconstrucción de Haití luego del devastador terremoto de 2010, la situación no parece mejorar. Los últimos datos disponibles son de 2012, en los cuales el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) informó que más de la mitad de les haitianes son pobres (6,3 millones de habitantes). La pobreza extrema alcanza a 2,5 millones de ciudadanes.
Deportades y desesperades
El martes, cuando comenzaron los vuelos de repatriación, el aeropuerto de Puerto Príncipe estaba invadido por el caos. Un grupo de personas intentó volver a subir al avión, incluso un hombre quiso regresar a bordo. En dos ocasiones interrumpieron las actividades en la pista de aterrizaje como medida de protesta.
La CNN publicó que les migrantes denunciaron que estuvieron detenides en condiciones similares a las de una prisión en los centros de detención de Estados Unidos. «Tuvieron que permanecer allí durante días en lugares muy cerrados, una comida al día, sin poder ducharse”, declaró el periodista Erlen Arntsen al medio de comunicación.
Esto generó su enojo, sumado al hecho de que a muches ni siquiera les habían explicado la situación. “Tampoco se dieron cuenta de que los estaban enviando de regreso a Haití antes de ayer. Pensaron que podrían estar yendo a otro [lugar de] confinamiento», agregó Arntsen.
Según informó The New York Times, luego de la llegada de los tres primeros vuelos, el gobierno de Haití solicitó a Estados Unidos una “moratoria humanitaria”. Pero el presidente estadounidense, Joe Biden, está implementando políticas para frenar la inmigración masiva. Esto se debe a que está enfrentando el mayor número de migrantes de los últimos tiempos.
La esperanza de una vida mejor
Muches de les haitianes que fueron deportades, y quienes aún aguardan una resolución del gobierno norteamericano, residieron los últimos años en países como Chile, Brasil y Panamá. Según informó The New York Times (NYT), tenían cierto buen pasar, como una casa, un auto y un trabajo. Sin embargo, anhelaban una mejor vida en Estados Unidos, con un presidente que protegía de la deportación a les haitianes. Además, creían que flexibilizaría los requisitos de ingreso, lo contrario a su antecesor, Donald Trump.
Dejaron todo lo que tenían para buscar algo mejor, y se encontraron con lo peor. Viajaron durante meses, en micro, pero también a pie, para poder llegar a ese suelo tan prometedor. Pero no sólo sufrieron maltrato, sino que resultaron deportados a un país que ahora desconocen. Si bien es su país de origen, las crisis sociales, políticas y económicas hacen que sea muy distinto de aquel del cual partieron años atrás.
Nicodeme Vyles, de 45 años, vivía en Panamá desde 2003. Se desempeñaba como soldador y carpintero. Al regresar a Haití recién conoció a su hermana menor, luego de 18 años. Relató a NYT que: “Pensé que Estados Unidos era un país grande, con leyes. Nos trataron muy mal. Ni siquiera me dieron una entrevista con un agente de inmigración. ¿Qué voy a hacer? Ya no conozco este país”.
“Fue la peor experiencia de mi vida”, agregó Vyles, quien estuvo cuatro días detenido. Le dijeron que luego lo iban a trasladar a un lugar menos concurrido, para finalmente liberarlo. “Pero lo que pasó después es que nos subieron a un avión”, y de esa manera, sin saberlo, fue deportado a Haití.
Otro testimonio recogido por el medio es el de Aminadel Glezil, de 31 años. Vivía en Paine, Chile, con su esposa y dos hijos. Para viajar a Estados Unidos vendió su casa, su auto y muebles. “No podía creer que un país poderoso como Estados Unidos nos tratara así”, explicó. Sin haber hablado con un agente de inmigración y sin tener una orden de deportación, se lo subió a un avión de regreso a su país. Además, denuncia haber sido golpeado y esposado para subirlo al vuelo.