En los países en guerra, el miedo a la muerte es constante, ya que nunca se sabe dónde caerán las próximas bombas o misiles. Por otro lado, durante la pandemia, había temor de salir a la calle por miedo a contagiarse de COVID-19. En medio de todo esto, los habitantes de la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, también sienten miedo, aunque no se encuentran en un territorio de guerra ni enfrentan una pandemia.
En los últimos días, la violencia generada por el narcotráfico, cada vez más arraigado, ha sembrado de muerte y miedo la ciudad. Entre los casos que han salido a la luz se encuentra el fallecimiento de dos taxistas, un colectivero y un empleado de una estación de servicio, todos asesinados al azar y de manera despiadada por sicarios.
Nota al Pie conversó con la Licenciada Karina Abella, psicóloga y vecina de esta ciudad, para conocer qué estrategias se pueden aplicar para transitar el día a día con miedo. Para ella, la ciudad se encuentra en una realidad acentuada que se repite en todo el país. «Vivo aquí desde hace 20 años, pero soy del norte, una región a la que viajó con frecuencia. En Rosario está acentuada y exacerbada una realidad que es del país, porque el tema del narcotráfico es una realidad en todo el territorio», describió.
Estrategias para vivir entre el miedo en Rosario
Debido al aumento de los asesinatos a sangre fría y al azar, el miedo se ha apoderado de los vecinos de Rosario. «Una diferencia con el miedo en la pandemia es que en ese momento el miedo era algo casi invisible. Evitaba que nos relacionáramos entre nosotros, incluso con la gente querida», explicó. En cambio, «el miedo en Rosario se circunscribe específicamente a trasladarnos y desplazarnos en los espacios físicos». Por ejemplo, al ir al supermercado, salir de noche a cenar o volver a asistir a una obra de teatro».
«Creo que una diferencia mayor con una guerra es que en la guerra hay una sensación mucho mayor de descontrol, más desesperanza que en una cuestión local y geográfica como la que estamos viviendo en Rosario», sostuvo.
Respecto de las estrategias que pueden desarrollar los ciudadanos para transitar el día a día, hizo hincapié en que esto depende del lugar de Rosario, porque no es lo mismo en todas partes. “Como regla general, los comercios están cerrando más temprano, mis pacientes del turno noche pasaron todos a la virtualidad. La gente evita ir al río, algo que aquí se disfruta mucho. Se evita ir a lugares donde podamos quedar solos o apartados”, indicó.
“Esto de las bandas estuvo siempre, lo nuevo es salir a matar a cualquiera. Hasta antes de esto, había como una calma interna que si no te metías con ellos, y no estabas en determinados lugares, “estabas más preservado”. Esa sensación de que si cumplías determinadas cosas estabas preservado es lo que se rompió”, diferenció.
Acompañados por el miedo y la ansiedad pero en unidad
“El tener miedo y ansiedad es acorde a lo que se está viviendo, lo grave sería que no tengamos miedo y ansiedad. Esto no es un desajuste de la ansiedad, es acorde a lo que está pasando. El desajuste sería que vivamos en una comunidad hiper tranquila, con altos índices de seguridad y tengamos miedo y ansiedad a la inseguridad. Sería como estar en una plaza y que 5 leones te rodeen, mirándote fijamente. El terror que se siente es acorde a la situación”, describió.
“Individualmente, lo que podemos hacer es fortalecernos y nutrirnos en los espacios privados íntimos. No podemos evitar que en una plaza nos toque una balacera, pero sí podemos cultivar vínculos profundos, estar cerca de nuestra familia, cosas que pueden equilibrar la situación que estamos viviendo. Podemos tomar más medidas de seguridad y decidir con los vecinos de la cuadra ir todos juntos a un club, pero hay un punto en el que nuestras acciones se limitan al espacio dentro de nuestras casas”, indicó.
Respecto a si ha habido un aumento en las consultas, mencionó que «habría que ver dentro de unas semanas porque estamos en medio de la tormenta. Lo que puedo decir en primera instancia es que después de todas estas 5 muertes en los últimos días, el lunes por la mañana todas las personas que me contactaron lo hicieron para pedirme pasar de las consultas presenciales a las virtuales. Diría que es una reacción inicial, pero aún estamos digiriendo el golpe, sintiendo la sacudida. No es posible establecer medidas sobre algo que todavía estamos viviendo, no ha pasado suficiente tiempo como para desarrollar una estrategia».
Por último, para transitar estos días, aconseja “no descuidar lo que sí podemos, que es puertas para adentro. Si podemos cuidar nuestro espacio íntimo, privado, humanizar nuestros espacios laborales. También ser más empáticos, entender que muchos de nosotros estamos durmiendo mal, los que tienen parejas que trabajan de noche quedan angustiados. Por eso, ser más solidarios y más tolerantes, porque de alguna manera todos sentimos que cambiaron las reglas de juego. Eso nos desorienta a todos, todavía no terminamos de reaccionar”.