Esta semana comenzó alentadora para el presidente Javier Milei, quien festejó la desaceleración de la cifra de inflación. Sin embargo, con el fuerte golpe que significa el rechazo de la Cámara de Senadores al DNU 70/23, su programa económico se encuentra al borde del abismo.
El cambio en la política antiinflacionaria
Bajar la inflación del 20,6% al 13,2% fue todo un logro de corte neoliberal: ajustar las variables macroeconómicas al sacrificar asistencia social, capacidad productiva y miles de puestos de trabajo.
No obstante, el panorama para este mes es distinto. El ministro de Economía, Luis Caputo, pendiente de los números del Índice de Precios al Consumidor (IPC), se alarmó al percatarse de una aceleración de los precios de los alimentos a comienzos de marzo.
Por esta razón, instó a los supermercados a “adecuar los precios a la nueva realidad económica” y a eliminar descuentos y promociones que puedan distorsionar la medición del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). Es decir, una medida de las que el presidente aborrece: la intervención del Estado en el mercado.
De esta forma, quedó en evidencia que el Gobierno nacional no adhiere en su totalidad al dogma que Milei solía profesar: “La inflación es siempre y en todo lugar, un fenómeno monetario”. Al gobernar, la realidad es otra, y sus medidas delatan que la misma es multicausal y que no se soluciona con la desregulación de la economía.
Incluso admite que la especulación y la falta de competencia son factores que contribuyen a su aumento, por lo que tomó la decisión de abrir las importaciones de productos alimenticios para que los precios sean más “competitivos”.
El revés histórico al DNU
El gobierno sostenía orgulloso el relato de destreza fiscal para estabilizar la economía, cuando recibió la inesperada noticia de que la vicepresidenta Victoria Villarruel habilitó el tratamiento en el Senado del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/23.
Esta decisión despertó el descontento en la Casa Rosada porque, tras el comportamiento agresivo del presidente con distintos sectores de la política, el oficialismo no estaba en condiciones de negociar los votos suficientes para sostener el “decretazo”.
Es así que este miércoles sucedió lo más temido para el gobierno: el decreto fue rechazado en la Cámara alta. Tanto la actitud separatista de Villarruel como la postura de los gobernadores de la Patagonia, cuyos senadores votaron en contra en respuesta a los agravios de Milei, fue determinante para el resultado de la votación.
— Oficina del Presidente (@OPRArgentina) March 15, 2024
De todos modos, resta conocer la postura de la Cámara de Diputados, cuya aprobación implicaría la continuidad del DNU. Por ahora, las circunstancias no aseguran una victoria para el oficialismo, por lo que esta historia aún tiene final abierto.
El futuro del proyecto de Milei
Hasta el momento, la Ley Ómnibus y el Decretazo -dos de los cuatro ejes del programa económico-, recibieron la desaprobación del Poder Legislativo. El tercer eje, el Pacto de Mayo, podría ser la próxima víctima.
La convocatoria a acordar un “nuevo orden económico”, una estrategia con la que Milei intentó demostrar cierta capacidad para hacer política, fue puesta en duda por él mismo tras la resolución de la Cámara alta. Tal vez no entiende que lo necesario para lograr un consenso económico es eso, el acuerdo, y no la confrontación.
Aún queda en pie la cuarta arista del plan económico, el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que mira con recelo los movimientos políticos del libertario. Después de un golpe tan fuerte a su gobernabilidad, el organismo quizá se muestre menos dispuesto a avanzar en una eventual renegociación de la deuda.