Hay dos cosas que son ciertas. Por un lado, las tecnologías de Inteligencia Artificial (IA) influyen cada vez más en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Por otro, la brecha de género todavía existe. ¿Cómo se combinan ambas realidades?
Eso quiso investigar el informe “Los efectos de la IA en la vida laboral de las mujeres”. Lo produjeron en 2022 el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
En un contexto nacional donde cada vez se pierden más empleos por causa del ajuste, y es una odisea conseguir un nuevo trabajo, vale la pena analizar qué conocimientos requieren les empleadores a la hora de aplicar las nuevas tecnologías. En este sentido, es necesario visibilizar cuál es la realidad de las mujeres que parten desde un lugar desigual a partir de la brecha de género.
El informe de la UNESCO muestra algunos datos desalentadores. Por ejemplo, Datta encontró que, al momento de buscar anuncios laborales, poner género “femenino” en el perfil de usuarie resultaba en menos instancias de anuncios relacionados.
Pero otros números traen esperanza. En 2020, un promedio de solo 25,4% de las publicaciones sobre IA en 34 países tuvieron por lo menos una autora mujer. Argentina fue una de las tres latinoamericanas en el ranking de las naciones donde las diferencias de género eran menos pronunciadas.
La brecha de género existe y es un problema
Según la OCDE, la Inteligencia Artificial es “un sistema basado en máquinas que puede, para un conjunto de objetivos fijados por humanos, hacer predicciones y recomendaciones o tomar decisiones que influyan sobre ambientes reales o virtuales”. Esta tecnología se integró rápidamente tanto en ámbitos laborales como domésticos.
En consecuencia, el mundo del trabajo cambia de forma constante. Pero para mujeres y disidencias todavía no es fácil acceder a una carrera profesional de la misma manera que para los hombres cisgénero. En 2019, la UNESCO mostraba que las mujeres ocupaban apenas el 29% de los puestos de investigación y desarrollo científico en el mundo.
Por eso, la UNESCO se preguntó cómo será el mercado laboral de mañana para las mujeres. Y sobre todo, si se desarrolla la IA en pos de achicar las brechas de género o si se permite su ensanchamiento.
Uno de los principales problemas que encontró la organización es la escasez de conectividad a Internet y de habilidades digitales que sufren las mujeres. Lo atribuyeron a la falta de educación o a normas sociales/culturales.
Esta situación varía según el lugar del mundo donde se ponga la lupa. En África, ellas tienen la menor proporción de acceso a Internet (20,2%) comparado con la de varones (37,1%). Pero en Europa, la diferencia porcentual es de 80,1% y 85,1% respectivamente.
Más allá de las cifras, la Unesco afirma que la brecha de género de conectividad y habilidades digitales disminuye la capacidad de las mujeres de buscar y postular a empleos, conseguirlos y prosperar en el trabajo actual. Otra complicación es adquirir conocimientos y habilidades para prepararse para comenzar la vida profesional.
“El acceso a información digital es importante para ayudar a las mujeres a aprender sobre, adquirir y desarrollar habilidades digitales”, puntualiza el informe. “El objetivo no es solo aumentar el acceso de las mujeres a dispositivos y a Internet sino complementarlo con habilidades digitales”.
Mujeres en IA
Partiendo de esas diferencias, son muy pocas las que trabajan en el campo de la Inteligencia Artificial. Para ilustrar esa realidad, la OCDE estimó que las mujeres obtenían apenas el 7% de las patentes de TIC en los países del G20, y que solo 10% de las empresas nuevas de tecnología en busca de fondeo de capital de riesgo habían sido fundadas por mujeres.
Algunas representantes que generan impacto en proyectos basados en Inteligencia Artificial en la actualidad son Rebeca González, exasesora de Amazon Web Services, y Carolina Bárcenas, directora de ciencia de datos en la plataforma digital dedicada a la oferta de alojamientos a particulares y turísticos Airbnb.
El informe de la UNESCO plantea que si los sistemas no son desarrollados por equipos diversos, es menos probable que se encarguen de las necesidades de usuarios diversos o que se alineen a los derechos humanos. Utiliza el ejemplo de los juegos online, que a menudo muestran sesgos de género y otras características discriminatorias.
En esa línea, explica que la IA puede reforzar estereotipos de género, y presentar grandes desafíos para la vida de las mujeres. En el hogar, estos sistemas podrían apoyarse en preconceptos en torno al cuidado y la asistencia. Así, “crear un modelo de trabajo flexible, desigual y poco constructivo, que refuerce la narrativa según la cual ellas son las encargadas primarias del trabajo doméstico y de cuidado”.
Ante estos y otros problemas, la UNESCO presentó seis áreas en las que se debe mejorar para lograr la equidad. La actualización de habilidades de las trabajadoras, el incentivo de su presencia en áreas científicas y tecnológicas, tener en cuenta la complejidad cultural y contextual, analizar cómo se construyen los estereotipos de género y extender la investigación sobre de qué manera afectan las IA en la vida cotidiana.