El cobre es un mineral con una creciente demanda global, debido al impulso que la transición energética le otorga a la industria electrónica. Según proyecciones, la demanda podría aumentar en un 30% para el final de década.
En este contexto geopolítico, la Argentina tiene la oportunidad estratégica de explotar y producir cobre, con beneficios de hasta 10 mil millones de dólares anuales en exportaciones hacia 2030.
Atentos a estas posibilidades, el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, el de Catamarca, Raúl Jalil y el de San Juan, Marcelo Orrego; conformaron la Mesa del Cobre para la articulación de políticas públicas de impulso final a los proyectos más avanzados.
El estado de la minería de cobre
La Argentina lleva seis años sin producir ni exportar cobre desde el cierre de la mina Bajo la Alumbrera, en 2018. Distinto es el caso de Perú y Chile, con quien compartimos la región metalífera, que producen el 50% de las exportaciones mundiales de este mineral.
Mientras tanto, la demanda en el mundo está en crecimiento por los proyectos industriales de electrificación. La fabricación de un auto eléctrico requiere cuatro veces la cantidad de cobre que uno que funciona a combustible fósil. Sólo China concentra el 35% de las importaciones, seguido por Estados Unidos, la Unión Europea y Japón.
A principios de febrero, los gobernadores mencionados y la (ahora ex) secretaria de Minería, Flavia Royón, viajaron a la ciudad belga de Bruselas para mantener reuniones con representantes de la Unión Europea y consolidar oportunidades de inversión en el sector minero.
Actualmente, son ocho los proyectos vigentes, en distintas fases de desarrollo. El más avanzado es Josemaría, en la provincia de San Juan, que está en etapa de construcción.
La amenaza al ambiente
Como en varias ocasiones, las asambleas ambientales se declararon en estado de alerta por el impacto que tiene la extracción minera sobre los territorios, los recursos naturales y las comunidades indígenas.
En Andalgalá, provincia de Catamarca, ambientalistas denuncian que el proyecto MARA (que contempla la explotación de cobre, entre otros minerales), podría causar un daño irreversible en la topografía de los cerros.
Además, advierten que la actividad de minería a cielo abierto, con la utilización de explosivos y millones de litros de agua, podría causar la eliminación de la subcuenca del Río Andalgalá y amenazar la provisión de agua de las comunidades locales.