Tras el cálido abrazo al término de la canonización de la primera santa argentina, Mama Antula, el Papa Francisco se reunió con Javier Milei en una audiencia privada que tuvo lugar en el Vaticano y duró más de una hora. El presidente puso sobre la mesa la situación de los planes sociales y el Pontífice sumó el tema de la alta conflictividad política y su preocupación por les pobres.
Nota al Pie analiza el paradigmático encuentro entre el Jefe de la Iglesia Católica y el mandatario a apenas 60 días desde el inicio de su gobierno.
El deshielo de una relación estratégica
Luego del breve saludo fuera de protocolo en la Basílica de San Pedro por motivo de la santificación de Mama Antula, Milei se presentó a las 9 (horario de Roma) en la Santa Sede para reunirse con Su Santidad. Un encuentro que tanto la oficina de prensa del Vaticano como el propio presidente calificaron de “satisfactorio”. Asimismo se destacó por haber sido el más extenso que el Papa mantuvo con un Jefe de Estado, a quienes por lo general les dedica veinte minutos.
Según trascendió, uno de los primeros intercambios fue el pedido de disculpas por los agravios vertidos en su contra durante la campaña presidencial. En la antesala de la audiencia privada, el mandatario nacional expresó: “El Papa es la persona más importante de la Argentina”. De ese modo buscó revertir las adjetivaciones que le dedicó en el pasado reciente por motivo de su visión ideológica.
Dicha frase llama la atención por la sintonía que tuvo con la caracterización que realizó su rival en la última elección, Sergio Massa, quien además le reclamó que pida disculpas públicas durante el último debate electoral.
Las cargas del ajuste
El presidente argentino planeó conversar sobre el asunto de los planes sociales con el Papa y las autoridades vaticanas, motivo por el cual sumó a la delegación a la cuestionada ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. En ese sentido, el Jefe de Estado le ratificó su promesa de campaña: que en el único sector social donde su gobierno no impondría recortes sería en la ayuda social. A propósito, le informó sobre los aumentos que destinaron a iniciativas de asistencia como la Tarjeta Alimentar, mecanismo del gobierno anterior que continuó.
Sin embargo, la interrupción de la provisión de mercadería a miles de comedores comunitarios de todo el país, dispuesta por la cartera que conduce Pettovello, generó la reacción de miles de familias. En su búsqueda por romper el sistema de intermediación mediante el cual una extensa red de organizaciones eclesiales y movimientos sociales gestionan la distribución de alimentos, la ayuda en esta materia fue suspendida. A esta delicada situación se sumó el giro de dinero público hacia instituciones como Cáritas o iglesias evangélicas, una clara demostración de la gestión de la ministra por evitar a los movimientos sociales.
Fue la propia Conferencia Episcopal Argentina (CEA), terminal del Vaticano en el país, quien en una carta expuso la hipocresía del Gobierno por reorganizar el sistema de intermediarios excluyendo a ciertos actores en particular debido a sus pertenencias políticas. Afirmado sobre su lectura del “capitalismo de descarte”, sabido es que Francisco reivindicó el rol de los movimientos sociales, a quienes denominó “poetas sociales” por su función orientada a desarrollar redes de organización.
Promover el diálogo para lograr los objetivos económicos
La otra cuestión que el Papa decidió dejar a la vista e intercambiar con Milei es el elevado nivel de confrontación política que se vive en Argentina. Conforme a su visión ecuménica, Francisco es un férreo defensor del diálogo social para abordar el conflicto, un factor que el libertario desestima sistemáticamente. De hecho, durante la misa de canonización de Mama Antula que encabezó, se rogó para que les presidentes promuevan en sus países el diálogo. “La unidad es superior al conflicto”, es uno de los principios que promueve el Papa.
En ese sentido, Francisco le expresó su preocupación por la combinación entre la confrontación verbal y la deteriorada situación social que atraviesa el país, profundizada por las políticas de ajuste. Como reflejo de ello, el Papa planteó su inquietud respecto a lo vivido durante el debate sobre la Ley de Bases, cuando las fuerzas de seguridad que conduce la ministra Bullrich reprimieron a manifestantes afuera del Congreso.
Las políticas de austeridad que viene implementado el presidente “para equilibrar las cuentas” y controlar la inflación perjudican sobre todo a los sectores más vulnerables.
La visita papal y reunión con Meloni
De acuerdo a la sugerencia de optar por la búsqueda de consensos y que prevalezca la paz social, los altos niveles de confrontación fueron desde el inicio de su papado el factor que dilató su visita a la Argentina. Según la secretaría del Vaticano, el Papa consideraba esperar tiempos más calmos para realizar el viaje al país donde se formó como obispo, escenario que no dejó de profundizarse. Pese a ello, Milei reforzó la invitación formal para que el pontífice emprenda la visita de Estado a Argentina, situación que Francisco aún evalua y proyecta para el segundo semestre de este año.
Medios eclesiásticos creen que la concreción del histórico viaje dependerá de cómo gestione el líder de La Libertad Avanza (LLA) las dos tareas que el Papa le encomendó: distribuir de otra manera las cargas del ajuste y apostar por el diálogo social con los sectores de la oposición y sus aliados circunstanciales.
Al término de la reunión se permitió el ingreso de la secretaría general de la Presidencia, Karina Milei; el ministro del Interior, Guillermo Francos; la ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino; y la propia ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello.
Por último, y de acuerdo al cronograma de su gira internacional que inició la semana pasada por Israel, el presidente argentino se reunió con su homólogo italiano, Sergio Matarella, y la primera ministra, Giorgia Meloni. Con Mattarella, Milei “dialogó sobre el vínculo entre ambos países” en busca de reforzar las relaciones comerciales. A continuación fue recibido por Meloni, referenta en Europa de la liga de jefes de Estado que confrontan con las políticas globalistas promovidas por la ONU y la Unión Europea (UE).