El 4 de febrero de 2001, cuatro policías y un ex convicto secuestraron, agredieron sexualmente y asesinaron a Natalia Melmann. La joven tenía apenas 15 años y su cuerpo fue encontrado cuatro días más tarde en el Vivero Florentino Ameghino de la localidad en la que vivía: Miramar.
Esta noche, como desde hace 23 años, la familia de Natalia se movilizará para mantener viva la memoría de la joven. La convocatoria se realizará a las 21, en el cruce de las calles 21 y 28 de dicha ciudad bonaerense. Cabe resaltar que, tras su violento femicidio, la memoria de Natalia aún no logra reposar en paz.
Desde su muerte y hasta la actualidad, su familia tuvo que luchar para mantener a los asesinos en la cárcel. La última novedad al respecto fue en el pasado mes de diciembre, dos de los ex policías encarcelados pidieron la libertad anticipada.
“Nosotros, su familia, y gran parte de la sociedad de Miramar, nos vimos y nos vemos en la obligación de intentar hacer justicia”, expresaron sus allegades en un comunicado que se difundió a través de las redes sociales.
Además, resaltaron que “a través de una lucha que lleva 23 años de vigencia, logramos que 4 de los 5 partícipes primarios sean condenados a reclusión perpetua”. Pese a todos los golpes, esta lucha se mantiene más viva que nunca.
Un pedido denegado
Según determinó la justicia, los responsables de la muerte de Natalia Melmann fueron cuatro ex policías bonaerenses: Oscar Echenique, Ricardo Anselmini, Ricardo Suárez y Ricardo Panadero. El 5to partícipe necesario fue Daniel Gustavo “El Gallo” Fernández, en ese momento exconvicto y “buchón” policial.
Cada uno de ellos obtuvo diferentes penas. Echenique, Anselmini y Suárez fueron hallados culpables en el primer juicio de secuestrar, torturar, abusar y asesinar a Natalia. Su condena es de 25 años en prisión. Pero a lo largo de los años, los ex efectivos pidieron la libertad anticipada en repetidas ocasiones.
La última vez fue en el pasado mes de diciembre, cuando Echenique y Anselmini solicitaron este beneficio por ya llevar 20 años en la cárcel. Tras apelar la última negación a la libertad anticipada, la audiencia para decidirlo se realizó el pasado martes 26 de diciembre, en la Sala de Apelaciones Nº 1 de Mar del Plata.
Como siempre, la familia de Natalia pasó por los “crudos” procesos de revictimización de la joven, en el que volvieron a revivir lo sucedido, como si no hubiese sido ya suficiente, una vez más. En esta ocasión, los magistrados no comunicaron su decisión de manera inmediata, sino que se demoraron por tener “posturas contrapuestas“.
Finalmente, el último día hábil del año, viernes 29 de diciembre, la Cámara de Apelaciones y Garantías de Mar del Plata rechazó una vez más la liberación de los acusados y ratificó que ambos seguirán en la cárcel.
“Nos enteramos hace unos minutos, a través de un medio hegemónico de comunicación, la resolución del Tribunal”, compartió la familia de Natalia en las redes sociales ese mismo día.
Por ahora, respiran hondo y tienen un momento de calma. Del resto de los responsables, Ricardo Panadero gozó de libertad hasta que fue condenado recién en el año 2023. Por su parte, Daniel Gustavo «El Gallo» Fernández, tuvo una pena de 25 años de prisión, pero salió de la cárcel cuando se cumplieron los 10.
Más Violencia de género y femicidios en General Alvarado
El femicidio de Natalia Melmann ocurrió hace 23 años, cuando aún no se denominaba a esos actos de esa forma. Lamentablemente, no fue el último que ocurrió en la ciudad costera.
El 29 de mayo de 2013 falleció en Miramar Laura Iglesias, trabajadora social del Patronato de Liberados, mientras cumplía su labor profesional. Fue violada y asesinada, siendo condenado por su muerte Esteban Cuello, aunque sus allegades continúan en el pedido de una investigación más profunda.
10 años más tarde, más precisamente en abril de 2023, se encontró otra víctima de femicidio en una plantación de kiwis, en las afueras de la ciudad balnearia. Se trató de Rosario Domínguez, y el principal acusado es su pareja, Jacinto Ríos.
Estos casos, como el de Natalia Melmann a principios de los 2000, demuestran la necesidad de la lucha contra la violencia de género. El activismo como el que llevan adelante familiares de la joven no sólo sirven para mantener viva su memoria, sino para evitar que situaciones similares vuelvan a suceder.