La República Popular China y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) firmaron un acuerdo para realizar intercambios comerciales a partir del Yuan chino y la moneda digital emiratí, el Dirham. De este modo, se profundiza el proceso de desdolarización que se viene desarrollando en África, Oriente Medio y Asia Central.
La crisis del Patrón Dólar, como moneda de reserva y de intercambio, deja a la vista el declive del Unipolarismo Financiero y reafirma la marcha del Multipolarismo Pluriversal en la disputa geopolítica.
Acuerdo comercial
Este domingo el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, y su homólogo emiratí, el jeque Abdullah bin Zayed al-Nahyan, sostuvieron una reunión en la que ambas partes se comprometieron a reforzar la cooperación en diversas áreas.
Entre ellas, el diplomático chino destacó el trabajo mutuo en salud, ciencia, tecnología y energía. Asimismo, resaltó la colaboración en la lucha contra el terrorismo, un factor que preocupa a Beijing, ya que la situación de caos permanente compromete sus inversiones. Por su parte, Abu Dabi ratificó su apoyo a la doctrina de Una Sola China en relación a la disputa con la isla de Taiwán.
Además, conversaron sobre seguridad de datos y “formulación de reglas” para promover la economía global digital. A propósito, suscribieron un acuerdo comercial para el intercambio entre ambas naciones a partir de sus propias monedas locales. Mediante la plataforma ‘M Bridge’, el Banco Central de los EAU inició el pago de dirhams digitales a China por valor de 500 millones de dirhams, equivalente a 136 millones de dólares. Así, descartan a la moneda estadounidense como instrumento de intercambio.
En la última década, China se posicionó como el motor industrial a nivel internacional, dejando a la vista el desplazamiento del centro de gravedad económico desde el Atlántico Norte al Asia-Pacífico. Con ello, la demanda energética para proveer a sus opulentas fábricas se multiplicó.
Según un estudio del Observatorio de Complejidad Económica (OCE) del año 2021, China exportó a EAU por el valor de 46,4 millones de dólares, siendo los equipos de transmisión el bien fundamental. En tanto, EAU le vendió por el valor de 22,8 millones de dólares, donde el petróleo crudo representó casi el 40% del total de la exportación.
¿La unipolaridad pierde a los estados petroleros?
Desde la Crisis del Petróleo de 1973 que sacudió a la economía mundial y representó un punto de quiebre para el proceso de financiarización, Estados Unidos subordinó a diversos estados exportadores de petróleo a sus propios intereses.
En ese sentido, naciones como el Reino de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Qatar coordinaron estrategias diseñadas en Washington para controlar la producción de crudo según las necesidades del Departamento de Estado de mantener el precio del barril norteamericano a niveles competitivos. En efecto, los wahabíes saudíes y los emiratíes se consolidaron como socies del esquema atlantista anglosajón.
Sin embargo, producto de la crisis internacional que se aceleró desde 2014, los actores que representan al Unipolarismo Financiero afrontan un declive ante la emergencia del esquema multipolar, que fue ganando representatividad en espacios de gobierno a escala global. En ese sentido, el tándem Washington-Londres-París sorteó dificultades para subordinar a las potencias intermedias de la región de Oriente Medio, que en el último lustro comenzaron a desarrollar asociaciones estratégicas con la Federación Rusa y China.
Uno de esos síntomas es la caída del Patrón Dólar. Es decir, el sistema por el cual Estados Unidos sostuvo la hegemonía de su propia moneda a fuerza de diferentes fuentes de financiamiento no representadas en la economía de bienes y servicios. Así como los emiratíes comienzan a dejar de lado al dólar como moneda de intercambio, los saudíes iniciaron acuerdos con Beijing, Moscú e incluso Teherán, escenario impensado hace tan solo una década atrás.
La profundidad y estructuralidad de la crisis internacional puso así de manifiesto un reordenamiento de la confrontación entre “Occidente” y el “Eje de la Resistencia” que se prolongó durante los últimos cincuenta años.
OPEP+ y BRICS+, los caballos de la multipolaridad
El Multipolarismo Pluriversal afianzó su poder a nivel internacional al generar alianzas económicas como el BRICS, pero también con la adquisición de grados de representatividad en espacios históricamente gobernados por intereses atlantistas, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Consejo de Seguridad de la ONU.
En tanto, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), es otro de ellos. Creada en la década del 60 en un contexto de bipolaridad, la entidad se subordinó tras la Crisis del Petróleo a las necesidades del complejo energético de Texas.
No obstante, al compás del declive de la unipolaridad, las naciones con mayor participación en el organismo, como los saudíes y los emiratíes, reperfilaron sus decisiones de Estados Unidos hacia Rusia y otros mercados potentes.
En ese marco, la OPEP inició un proceso de expansión en el que incorporó a Rusia, Kazajstán, México y Bahrein, entre otros, consolidándose con el sello de OPEP+. Ejemplo de este reperfilamiento fue el acuerdo en junio de 2023 entre Riad y Moscú para recortar la producción de petróleo, situación que empeoró la competitividad del barril estadounidense.
En paralelo, la reciente expansión de los BRICS incorporando a la República Islámica de Irán, Egipto, Angola, Arabia Saudita y EAU, representa un acontecimiento en la misma dirección. Este movimiento podría conducir, por ejemplo, a una disminución en las transacciones globales del sistema SWIFT que podrían afectar al dólar estadounidense.
De hecho, uno de los debates internos más importantes en el BRICS+ es la creación de una canasta de monedas nacionales que le oponga resistencia al Patrón Dólar debido a una eventual reducción de liquidaciones basadas en dólares.