Chiquito y dotado de diez cuerdas, el ronroco puede ser fácilmente confundido con un charango. Aunque tiene su origen en la región andina de América del Sur, alcanzó fama mundial al convertirse en uno de los instrumentos musicales predilectos de Gustavo Santaolalla.
No obstante, el ronroco no es simplemente un instrumento; también es el título de uno de los álbumes más emblemáticos del reconocido compositor argentino, que celebra sus 25 años y será relanzado este mes.
A partir de hoy, una versión remasterizada del álbum estará al alcance de todes en las plataformas digitales. Esta nueva entrega no solo permite a los fans del músico sumergirse nuevamente en los paisajes sonoros de Santaolalla, sino que también invita a las nuevas generaciones a explorar la rica y evocadora música del compositor.
La edición original del álbum ya cuenta con más de 100 millones de reproducciones en las plataformas, y ahora, por primera vez, estará disponible en vinilo gracias al sello Nonesuch.
Esta celebración no solo se conmemora con la reedición del álbum, sino que también se extiende a una gira mundial programada para iniciar en septiembre de este año. Este acontecimiento marcará la primera vez que Ronroco se presente en vivo.
Además de interpretar las piezas icónicas de este álbum, Santaolalla incluirá otras composiciones emblemáticas, como las reconocidas en el videojuego The Last Of Us (2013), así como destacadas bandas sonoras como E y Freak Power: The Ballot of the Bomb.
Gustavo Santaolalla: Del Rock al Cine
Quizá para algunos el nombre de Gustavo Santaolalla no resuene con familiaridad, pero adentrarse en su trayectoria es sumergirse en el universo de uno de los músicos más influyentes de nuestro continente. Con una versatilidad que abarca desde el rock en español hasta bandas sonoras de renombre, Santaolalla logró destacar en cada faceta de su carrera.
En la década de los 90, Santaolalla desempeñó un papel fundamental en la configuración del sonido del rock latinoamericano, produciendo para artistas como Los Prisioneros, Bersuit Vergarabat, La Vela Puerca y Jorge Drexler.
No obstante, su consagración como el “Rey Midas” de la música en español llegó a principios de la década siguiente en México. Colaboró en discos fundamentales de bandas como Café Tacvba, Caifanes, Fobia, Molotov, Maldita Vecindad, entre otros.
Su incursión en distintos ámbitos artísticos siempre fue una constante en su carrera. En 1998, lanzó el álbum Ronroco, una obra instrumental grabada principalmente con el instrumento andino del mismo nombre.
A pesar de no recibir la difusión esperada, este disco se convirtió en un clásico de culto. Su participación en el cine comenzó gracias a este álbum, cuando el director Michael Mann seleccionó una de sus composiciones para la banda sonora de la película The Insider (2000).
El año 2000 marcó un hito en la carrera de Santaolalla con su trabajo en la película Amores perros de Alejandro González Iñárritu. Además de supervisar la selección de canciones para el soundtrack, Santaolalla tuvo la tarea de crear composiciones originales que reflejaran la trama de la película.
Con el ronroco como protagonista, logró tejer pasajes sonoros que se fusionaron con la narrativa de Octavio, Susana, Valeria, Daniel, Maru y El Chivo. Sus composiciones evocaron emociones que iban desde la nostalgia hasta la melancolía, reflejando los temas principales de la película.
La soledad, la traición, las pasiones impulsivas y la transformación se encontraron palpables en este proyecto. La característica distintiva de Santaolalla, el uso del silencio como parte integral de sus composiciones, se hizo evidente en cada pieza.
La conquista del Mundo Gamer con The Last Of Us
Gracias a su trabajo en Amores perros, Santaolalla consolidó una exitosa carrera internacional como compositor de bandas sonoras. En 2006, colaboró con Ang Lee en la música original de Brokeback Mountain, llevándose el premio Oscar a Mejor Banda Sonora. Su asociación con Alejandro González Iñárritu continuó en películas como 21 Gramos (2003) y Babel (2006), por la que ganó su segundo premio Oscar.
En los últimos años, Santaolalla obtuvo el reconocimiento en la comunidad gamer por su enorme trabajo en la banda sonora del juego The Last Of Us, una partitura emocional que lo puso en el centro de la escena y le ganó el reconocimiento mundial.
Utilizando diversos recursos, desde una orquesta hasta su inseparable ronroco, logró crear una de las bandas sonoras más destacadas en la historia de los videojuegos. Su capacidad para conectar emocionalmente a la audiencia a través de la música se puso en relieve.
El videojuego, lanzado en 2013 y posteriormente adaptado a una serie de HBO en 2022, con Pedro Pascal y Bella Ramsay encarnando a Joel y Ellie, respectivamente, cautivó a los fans de la franquicia no solo por su envolvente narrativa, sino también por la conmovedora banda sonora que añadió una capa adicional de profundidad emocional.
En una entrevista durante la promoción de la serie, Santaolalla compartió la conexión especial que existe entre su música y los seguidores de The Last of Us. La música no solo complementa la historia, sino que se convierte en un vínculo emocional con los jugadores, y la serie de HBO le brindó la oportunidad de explorar nuevas dimensiones en la banda sonora.
Santaolalla destaca que la música de la serie no es simplemente una adaptación al mundo del videojuego, sino una extensión natural de su trabajo en películas. La serie de HBO le permitió expandir aún más la icónica banda sonora, incorporando nuevas canciones y enriqueciendo la experiencia auditiva de los espectadores.
En cuanto a su experiencia componiendo la música para The Last of Us Part II, Santaolalla describe el proceso como uno de los mayores desafíos de su carrera. Sumergirse en el universo del primer juego lo inspiró a crear sonidos y estados de ánimo que se relacionaran estrechamente con la historia y los personajes.
La música se convirtió en un soporte emocional preciso para la narrativa. En la Parte II, el compositor experimentó aún más, utilizando el banjo, una guitarra clásica especial y su ronroco, para narrar la partitura. Su enfoque en la emoción impulsada por la historia compleja del juego se refleja en cada nota de su composición.