Entre el 15 y el 19 de enero se desarrolló en la ciudad suiza de Davos la 54º Reunión Internacional del Foro Económico Mundial (WEF). La cumbre que reúne a los principales magnates también contó con la presencia de múltiples líderes políticos y religiosos de diferentes latitudes. Nota al Pie analiza el desempeño de Arabia Saudita, China y el Papa Francisco en una nueva reunión interpelada por la situación internacional de crisis y el tránsito geopolítico hacia la multipolaridad.
Gaza se entromete y la unipolaridad cruje
El Reino de Arabia Saudita se llevó las miradas de la audiencia cuando, por medio de su canciller Faisal al Saud, hizo mención de la situación humanitaria que sufren los palestinos en el enclave de Gaza. El funcionario saudí no sólo explicitó que no habrá ningún reconocimiento al Estado de Israel hasta que éste no reconozca a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), sino que anticipó que la integridad regional depende de la madurez diplomática de todas las partes. El planteo de la potencia del Golfo Arábigo en la catedral del capitalismo financiero representa un revés para la geopolítica unipolar en Oriente Medio.
A su vez, Davos no tenía la intención de abordar una problemática que genera contradicciones al interior de los bloques de poder a nivel internacional, como es el caso de Gaza. De hecho, Ucrania habría de ocupar ese lugar. “Me gustaría mucho que China participara”, reconoció en la cumbre Volodimir Zelensky, un punto de quiebre considerando que lo hizo frente a los hombres de negocios que apostaron a disciplinar a Rusia durante el conflicto. El Unipolarismo Financiero, tras el retiro de Estados Unidos y encabezado por el Reino Unido de Gran Bretaña, aún se esperanza con debilitar a la potencia euroasiática en lo militar y financiero o con la diplomacia.
Las últimas ediciones y la actual versión de 2024 fueron testigos de abruptas transformaciones a escala geopolítica que quedaron a la vista con tensiones y enfrentamientos como el de Europa del Este, Oriente Medio pero también en el Asia Pacífico. La presentación de Sudáfrica en la Corte Penal Internacional (CPI) en contra de Israel y la amenaza creciente entre Irán y Pakistán -finalmente contenida por intermediación de China- pusieron de manifiesto el escenario de caotización a nivel global, y Davos no fue ajeno.
Ética para la Inteligencia Artificial
A propósito de los asuntos que causaron sorpresa en la 54º Reunión Internacional, China supo instalar a la Inteligencia Artificial (IA) como tema central. De la mano de su primer ministro Li Qiang, expuso que es necesario establecer límites éticos sobre las IA, un debate que el occidente anglosajón no tiene interés por resolver. Bajo la consigna “Necesitamos humanos manejando máquinas, no máquinas manejando humanos”, el funcionario chino planteó que la discusión no puede dilatarse más.
El esquema unipolar representado en Davos se referencia en el complejo tecnológico californiano de Silicon Valley para impulsar una industria estratégica como lo es la IA. De la mano de los principales magnates del universo anglosajón, la unipolaridad se aferra a esta tecnología para aumentar la productividad a costa de menos empleo humano, una ecuación con criterio de rentabilidad que obsesiona a la oligarquía internacional. Además, permite ganar mayores grados de control y vigilancia social considerando la concentración de datos que implica la voluminosa industria en pocas manos.
El planteo de la República Popular de China en Davos representa un guiño a la Unión Europea (UE), un bloque que sistemáticamente ha planteado la necesidad de trabajar una ética para la Inteligencia Artificial. Es decir, alineada con la protección de datos personales, la creación de empleos de calidad y la cultura de cada pueblo. La automatización del trabajo humano y la vulneración de la privacidad aún son temas sensibles que expresan intereses contradictorios entre el capital trasnacional y los Estados nacionales.
Francisco y la dignidad humana
El Papa Francisco no asistió presencialmente a la cumbre de Davos, pero sí se hizo presente a partir de un mensaje que le envió al Presidente Ejecutivo del Foro Económico Mundial, el alemán Klaus Schwab. “Espero que sus debates tengan en cuenta la urgente necesidad de avanzar en la cohesión social, la fraternidad y la reconciliación entre grupos, comunidades y Estados, con el fin de abordar los retos que tenemos ante nosotros”, expresó el Santo Padre. La amistad social y el diálogo ecuménico representan para el líder de la Iglesia Católica principios que lo han afianzado como un referente del esquema que muchos analistas denominan Multipolarismo Pluriversal.
Sus coincidencias con la fracción globalista del Unipolarismo Financiero están relacionadas con la agenda del cuidado del medio ambiente. El “Green New Deal” y las encíclicas Laudato Si y Laudato Deum configuran variados puntos de diálogo, pero Francisco se diferencia al plantear que debe venir acompasado de una economía “de rostro humano”. “No basta con dejar a un lado los instrumentos bélicos, sino que hay que afrontar las injusticias que son la raíz de los conflictos”, agregó de acuerdo a los múltiples focos de conflicto que concentran las miradas, una situación que él describe como “Tercera Guerra Mundial en pedazos”.
“El mundo de los negocios y las finanzas opera ahora en contextos económicos cada vez más amplios en los que los Estados nacionales tienen una capacidad limitada para gobernar”, anunció el Papa en su carta al líder del Foro de Davos. En esa misma línea, los convocó a que “se guíen cada vez más no solo por la búsqueda de un beneficio justo, sino también por elevadas normas éticas”. El mensaje de Francisco es el síntoma de una institución vaticana cada vez más cercana a los intereses del esquema multipolar que confronta contra el capitalismo financiero de la usura.