El ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ganó el pasado lunes las primarias del Partido Republicano en el estado de Iowa con un contundente 51,1% de los votos y consolidó su posición de candidato favorito en la fuerza conservadora. Sus rivales más directos, Ron de Santis y Nikki Haley, obtuvieron respectivamente un 21,2% y un 19% de los sufragios y quedaron muy detrás del magnate norteamericano en el histórico e importante «caucus de Iowa».
De esta manera, con un establishment conservador herido de gravedad desde la irrupción del empresario como fenómeno político y con un Joe Biden cada dia mas cuestionado, Trump logro ponerle un primer número a una sensación generalizada: salvo un revés judicial, el ex mandatario será una vez más el candidato del Grand Old Party (GOP) en la carrera hacia la Casa Blanca.
Una arranque que consolida la posición electoral de Trump
El famoso «caucus de Iowa», que es seguido con gran atención en cada elección presidencial en Estados Unidos, configura junto a las primarias en New Hampshire una orientación importante acerca de las candidaturas presidenciales y sus probabilidades de éxito. Y esta vez, en un contexto de un escenario político caótico y judicializado, los resultados del lunes han servido para despejar cualquier duda en el bando republicano: como bien advirtieron la mayoría de las encuestas y análisis políticos, Donald Trump es el elegido por la base social del GOP también en el 2024.
El expresidente obtuvo 55.432 votos, se impuso en 98 de 99 condados y logró 20 delegados para la designación en las internas de los republicanos. Si bien la victoria no tiene peso en la balanza de representación territorial de las primarias republicanas, resulta de una gran trascendencia política para la campaña de Trump. En los festejos con sus partidarios, el ex presidente llamó a la unidad nacional, no descartó a ninguno de los competidores de su espacio y nuevamente utilizó una retórica anti-inmigracion, un tema de gran importancia para los dirigentes del Partido Republicano.
El mismo lunes, Vivek Ramaswamy, precandidato republicano para la presidencia de EEUU que obtuvo aproximadamente un 7% en la jornada electoral en Iowa, anunció la suspensión de su campaña y ofreció su apoyo al ex mandatario norteamericano. El joven empresario, de gran afinidad política con el movimiento Make America Great Again (MAGA), prometió hacer «todo lo posible para mantener vivo el “American First” para que Donald Trump tenga éxito como próximo presidente de Estados Unidos». Del mismo modo, después de alcanzar el 6to lugar en el caucus, el ex gobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, abandonó también su carrera por la nominación republicana.
Mientras tanto, con un arranque del calendario electoral que ilusiona al magnate, Trump espera por las definiciones judiciales, lo único que hoy parece ser rival para evitar que el ex presidente sea el candidato del GOP y enfrente , muy seguramente, a Joe Biden y sus aspiraciones de ser reelegido como presidente de los EEUU. Y tan solo su candidatura, sin nombrar la probabilidad de que una vez más vuelva su presencia a la Oficina Oval, genera intranquilidad tanto la administración demócrata como en muchos de los aliados internacionales de Estados Unidos.
Las repercusiones de la victoria
La aplastante victoria de Trump en Iowa, además de acelerar la reorganización y los alineamientos de las candidaturas republicanas, tuvo sus repercusiones en el lado demócrata y reforzó la posibilidad que el ex presidente vuelva a dirigir los destinos de Estados Unidos desde la Casa Blanca. El actual mandatario norteamericano, Joe Biden, afirmó que Trump «es el claro favorito en el otro bando» y advirtió a los votantes que estas elecciones «siempre han sido sobre tu (por el votante) y yo contra los republicanos extremistas de MAGA. Era verdad ayer y será verdad mañana».
El presidente norteamericano, que según varias encuestas perdería contra cualquier candidato republicano, sabe que la polarización con Trump es una herramienta para aumentar sus chances de reelección y, por ello, aprovechó la victoria del magnate en Iowa como oportunidad para alentar la recaudación de fondos de su campaña. Desde las filas del octogenario mandatario confían en repetir la elección del año 2020 y posicionar a Trump como un peligro para la democracia norteamericana tras el denominado asalto al Capitolio.
En este sentido, salvo Israel, muchos de los aliados internacionales de Estados Unidos en este momento geopolítico, compuestos por diferentes países de la Unión Europea (UE), la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el cada día más debilitado gobierno de Volodimir Zelenski en Ucrania, ven con preocupación el posible regreso de Trump a Washington. Su política exterior y el buen vínculo con Vladimir Putin, de esta manera, representan los principales temores de los intereses atlantistas ante una eventual victoria del ex presidente contra Joe Biden.