Tras un año y medio desde que se decretó la pandemia en Argentina, prácticamente todas las empresas se han visto afectadas por el COVID-19. Cabe destacar que esto golpeó de manera más fuerte sobre los negocios barriales, los cuales no tienen un gran respaldo monetario como los grandes negocios.
Lo que empezó en el 2020, continúa
En el mes de marzo del 2020, el Presidente de la Nación, Alberto Fernández, decretó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Consecuentemente, todos los locales, exceptuando a los gastronómicos, se vieron obligados a cerrar.
A raíz de esto, María José, dueña de una tienda de regalos, reveló que la situación fue durísima. Sumado a esto, declaró que “fueron 2 meses y medio que tuve el negocio cerrado”.
La propietaria del local explicó que “uno se tuvo que reinventar, tuve que empezar a hacer muebles, montones de cosas”. Por si fuera poco, “me cerraron la mayoría de las de las importadoras y me cambiaron las condiciones”.
Para María José la situación es mala. En ese sentido, sentenció que “lo que empezó en el 2020 continúa, comercialmente continua”. Ya que “está muy difícil comprar una mercadería, conseguir precios, en especial a todo lo importado y se debe que hay poco nacional”, aclaró la dueña de la tienda.
Las consecuencias de la pandemia
Cabe señalar que, si bien los negocios gastronómicos podían seguir abiertos, no significó que fueran ajenos a las consecuencias de la pandemia. Un ejemplo de esto es el caso de Diego, que se vio obligado a cerrar su hamburguesería.
La decisión es producto a que, “la mayoría de las ventas provenían de los chicos que iban a las escuelas”, subrayó. Con el cierre de las aulas y el traslado de la educación a la virtualidad, se dio un descenso en los ingresos del local.
A raíz de esto, el ex dueño de la hamburguesería puntualizó: “nosotros sabíamos que podía pasar esto”. Y agregó: “o sea, vos cuando te pones un negocio o te puede ir muy bien cómo te puede ir muy mal”.
Posteriormente Diego subrayó que “hay un montón de negocios que tuvieron que cerrar”. Así como en «locales gastronómicos, también impactó en librerías que dependían de las escuelas”, sentenció.