Tanto en Kiev como en Occidente, todos reconocen que Ucrania atraviesa el peor momento desde que, el 24 de febrero del 2022, Rusia lanzará su Operación Militar Especial. El evidente fracaso de la famosa «contraofensiva ucraniana», los reveses de Volodímir Zelenski para conseguir aún más dinero occidental e incluso una innegable interna del gobernante ucraniano con los altos mandos militares de su país, representan un combinación de factores que podrían hacer colapsar por completo al país de Europa del Este en el corto-mediano plazo.
Zelenski sin regalo de Navidad
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, esperaba terminar el 2023 con el desbloqueo de 111 mil millones de dólares por parte de Occidente para su país. Sin embargo, durante la semana pasada, tales expectativas quedaron enterradas tras chocar con una dura realidad: al evidente fracaso en el terreno militar se le sumaron importantes reveses en el aspecto diplomático.
El lunes pasado, el mandatario ucraniano llegó a Estados Unidos con el objetivo de intentar salvar un paquete de asistencia financiera valuado en 61 mil millones de dólares. Si bien desde la Casa Blanca reafirmaron su compromiso con Kiev, el Partido Republicano ratificó su bloqueo a los fondos para Ucrania, vinculando cualquier acuerdo a cambios en la política de seguridad en la frontera estadounidense.
«Sin financiación suplementaria, estamos llegando rápidamente al final de nuestra capacidad para asistir a Ucrania a responder a las urgentes demandas operativas que tiene. Putin está apostando por que Estados Unidos no cumpla con Ucrania, debemos demostrar que se equivoca», advirtió el presidente norteamericano Joe Biden, tras su encuentro con su par ucraniano.
De igual manera, en Europa, Hungría vetó la posibilidad de que la Unión Europea (UE) le otorgue a Ucrania una nueva asistencia financiera de 50 mil millones de dólares. El primer ministro húngaro, Viktor Orban, sostuvo que el veto a esa asistencia sólo podría ser levantado si Bruselas desbloquea todos los fondos que la UE le tiene congelados a Hungría.
Del mismo modo, a pesar de que Hungría permitió que la UE iniciara el camino de adhesión de Ucrania al bloque regional al abstenerse de votar, Orban afirmó que su país tiene muchas otras oportunidades de interrumpir ese proceso. «Yo dije claramente que no vacilaremos un instante si las consecuencias económicas de esta mala decisión la pagarán los húngaros», señaló el mandatario.
El fracaso ucraniano
El fracaso de la contraofensiva ucraniana lanzada en junio, proceso por el cual Zelenski le prometió a Occidente recuperar todos los territorios perdidos a manos de Rusia, es un hecho innegable. Ya lo ha reconocido el propio mandatario ucraniano, sus fuerzas armadas, EEUU, la UE e incluso hasta la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
En ese sentido, en los últimos meses, la narrativa del conflicto ha cambiado drásticamente. El triunfalismo atlantista, potenciado por el andamiaje mediático occidental, ha sido reemplazado por un inocultable pesimismo en relación al horizonte del estallido bélico. Mientras Kiev afronta un durísimo invierno, una victoria contra Rusia parece cada vez más improbable conforme pasan las semanas.
Los argumentos son evidentes e incontestables: nulos avances en el frente, un fortalecimiento de las defensas rusas, numerosas bajas en las filas ucranianas, el agotamiento del arsenal militar, una pésima moral del ejército e incluso un creciente escepticismo de los aliados que se expresa en la incapacidad de otorgar nuevos paquetes de asistencia financiera. Todo ello con una Rusia que, además de poseer capacidades militares que no tienen comparación con las fuerzas de Ucrania, apuesta a una guerra de desgaste.
Como si fuera poco, a su vez, el fracaso militar ha incrementado el conflicto hacia el interior de Ucrania. El deterioro de la legitimidad de Zelenski, tanto en la población como en las fuerzas armadas, abre paso a la posibilidad de un intento de golpe de Estado, algo que es un secreto a voces tanto en Occidente como en el país de Europa del Este. En ese marco, dos caminos se evidencian en el horizonte para Ucrania: una continuidad artificial del conflicto o el colapso del país.