Investigadores de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) detectaron, tras un estudio de campo, que los vegetales de hoja que provee el cinturón hortícola de La Plata tienen una alta concentración de parásitos intestinales. Les especialistas creen que está relacionado, sobre todo, con las condiciones de precariedad en la que viven las familias agricultoras.
El estudio que descubrió los parásitos fue realizado por el Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE), quienes dependen de la UNLP, junto con el CONICET. Además, estuvo acompañado por el Laboratorio de Inmunoparasitología (LAINPA-FCV) de dicha casa de altos estudios.
Para realizar el trabajo de campo recolectaron y analizaron vegetales de hoja, agua de consumo y suelo de cultivo. En total se tomaron 261 muestras de vegetales de hoja y 87 muestras de suelo de cultivo, que fueron procesadas en el laboratorio mediante técnicas de lavado, sedimentación y flotación. Después de ese proceso, fueron observadas con el microscopio óptico.
Entre los resultados se encontraron con que más de la mitad de las muestras de vegetales de hoja, y casi un tercio de las muestras de suelo de cultivo, contenían especies parasitarias. Las más prevalentes fueron Blastocystis sp. y Cryptosporidium spp.
Al respecto, Andrea Falcone, miembro del equipo de investigación, egresada de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP y becaria postdoctoral del CONICET, detalló: “En más de la mitad de las muestras de hortalizas de hoja se detectaron indicadores de contaminación fecal”.
Algunos datos de la investigación
Las enfermedades transmitidas por los alimentos son uno de los problemas de salud más importantes. Desde la Organización Mundial de Salud (OMS) calcularon, en 2022, que cada año se enferman en el mundo unas 600 millones de personas por ingerir comida contaminada. Además, se estima que 420 000 mueren al año por esta causa.
Andrea Falcone explicó que las familias agricultoras que trabajan allí son de origen campesino. Se trata de productores que alquilan la tierra, por lo que deben mudarse de forma periódica. Esta es una de las razones por la que no tienen posibilidad de mejorar la infraestructura y los servicios de las huertas.
En referencia a ello, Falcone señaló: “A pesar de estar habitando un área periurbana, los productores usan agua subterránea, de pozo, ya que no tienen servicio de agua corriente”. “Tampoco hay cloacas y, en su mayoría, no reciben recolección municipal de residuos”, agregó.
Por esa razón, Falcone subrayó lo necesario que es el pedido de acceso a las tierras para estos productores, con el objetivo de mejorar su calidad de vida y mejorar “la calidad de los productos que consumimos con el fin de dar sustento a la soberanía alimentaria regional”.
Los parásitos y sus consecuencias
Falcone analizó algunas de las causas de aparición de estos parásitos: “El escenario epidemiológico derivado de los análisis de las muestras de materia fecal humana y de perros, agua, suelo y hortalizas resultó relacionado con los accesos limitados a servicios públicos, a la salud y a la educación”. No obstante, mencionó que estos no son los únicos factores ya que también se deben a “la materialidad de la vivienda, el hacinamiento crítico y la cercanía a los cultivos y las viviendas en el cual las familias desarrollan su vida”.
Además, destacó que Blastocystis sp. fue hallado en todas las muestras analizadas y es un buen indicador de estudios socioambientales. De acuerdo a la Universidad de La Plata, se trata de “un parásito unicelular que puede infectar el sistema digestivo humano y causar síntomas gastrointestinales en algunas personas”. Entre los síntomas se encuentran diarrea, dolor abdominal, náuseas y malestar gastrointestinal.
La infección por este parásito se adquiere cuando se ingieren alimentos o agua contaminados con quistes del parásito, o mediante transmisión persona a persona a través del contacto fecal-oral. Para prevenirlos, basta con mantener prácticas de higiene suficientes (como lavarse las manos con frecuencia y antes de comer) y consumir alimentos y agua seguros.
En la investigación también lograron identificar los factores de riesgo de estos parásitos: el acceso limitado a la salud, el anegamiento y las calles de tierra, la circulación de perros en los cultivos y el riego por surcos.
También entran entre los factores la falta de conocimiento sobre las fuentes de infección parasitaria, lo que según elles habla de la importancia de la salud ambiental para la prevención de estos parásitos. A su vez, encontraron que las lechugas son el cultivo con más riesgo de parasitosis, debido a su gran capacidad de albergar agua entre las hojas