La Red, creada hace pocos años, jugó un rol fundamental en los incendios de Corrientes en febrero de 2022. No sólo rescatan y curan a los animales, sino que también capacitan a otres profesionales y pobladores para reducir el impacto negativo de los desastres naturales. Desde hace dos semanas, la Red de Veterinarios en Catástrofes se encuentra trabajando en diferentes zonas de Chaco y Corrientes, la mayoría de las cuales aún permanecen bajo el agua, con los riesgos que eso trae, tanto en los animales como en las personas.
Debido a la falta de presupuesto, no cuentan con un grupo de veterinarios que se logre movilizar de un lado a otro por todo el país. A raíz de esto, articulan con profesionales locales que son quienes mejor conocen la zona y sus problemáticas asociadas. Por su parte, la Red brinda apoyo logístico y técnico, así como también conocimientos de parte de especialistas.
Nota al Pie conversó con la Dra. Adriana Noacco, una de las veterinarias que impulsó la creación de la Red de Veterinarios en Catástrofes.
Una red para contener y actuar en la emergencia
Hace unos años, la Dra. Noacco estaba dando unos cursos sobre gestión de los animales en situación de catástrofes y, tras una charla entre colegas, surgió la idea de armar una red. El grupo notó la importante dimensión que esto tenía, ya que mucha gente se anotaba para capacitarse, y comenzaron a ver cómo organizarse.
“Justo después hubo unos incendios en el sur y en Córdoba, y fuimos trabajando de a poco con veterinarios locales. A la distancia colaboramos para conseguir insumos para tratar a los animales, hasta que, hace casi 2 años, sucedieron los incendios en Corrientes. Entonces ahí todo el grupo de veterinarios comenzó a dispersarse por todo el país”, explicó la entrevistada.
En este marco, Noacco explicó cómo funciona el sistema interno de la organización. “Intentamos que sean los veterinarios locales o los más cercanos los que trabajen en territorio. No vamos de un lado a otro trabajando porque no tenemos presupuesto. Los veterinarios locales se acercan a las áreas de mayor conflicto para tratar a los animales y los que estamos por fuera somos un apoyo logístico. Conseguimos, por ejemplo, el dinero para comprar insumos y alimentos”, indicó.
Hay un interés en la conservación de cada especie y una misión de salvar la vida de todos los animales, por eso van actuando según las capacidades con las que cuentan. “Cuando la situación lo requiere, como en los incendios en Corrientes, brindamos apoyo de cómo hacer abordaje clínico en casos más complejos. Los siniestros no solo afectan al ganado doméstico, sino que también a la fauna silvestre. Cada especie tiene una complejidad respecto a los tratamientos muy distinta”, compartió la Dra.
Actualmente, Red está trabajando en las inundaciones de Chaco y Corrientes. “Los veterinarios locales están haciendo su trabajo ya hace más de dos semanas, con mucha movilización de gente, porque hay mucho aislamiento entre animales. También trabajan con agricultura familiar, que no cuenta con apoyo profesional y técnico”, comentó.
Prevenir a través de la gestión del riesgo
Uno de los puntos que se proponen es trabajar en la gestión del riesgo, ya que “hay que desarrollar estrategias previas para reducir esos impactos negativos en la población animal”. En ese sentido, la Red forma parte del Registro de Asociaciones para la Gestión Integral del Riesgo (RAGIR). “Estamos a disposición para las necesidades que puedan surgir en el país, dependiendo de nuestras capacidades”, indicó la Dra. Noacco.
“Por un lado, hay que conocer las amenazas, los peligros que conforman el riesgo, como por ejemplo, terremotos, inundaciones o incendios. Por otro lado la vulnerabilidad, es decir, la propensión de los animales y las comunidades a ser afectados negativamente por distintos factores”, mencionó.
Por ejemplo, una población animal que vive en la ladera de un volcán corre el riesgo de erupciones de cenizas o piedras. “Esa vulnerabilidad está dada porque no tienen un plan B, no pueden salir de la zona. Otro factor que afecta es la presencia de enfermedades que surgen en catástrofes”, agregó.
La gestión del riesgo se basa en anticiparse a los efectos negativos de una catástrofe. Por ejemplo, si un productor tiene animales en una zona inundable, debe contar con un lugar donde llevarlos en caso de inundación y la manera de cómo hacerlo. Es decir, “se debe tener un plan de acción previo. Por ejemplo, el plan A es movilizar los animales, el plan B es poder llevarles alimentos. En zonas de calor, tomar medidas como asegurar el acceso a la sombra y al agua, que va a reducir los impactos”.
Para finalizar, remarcó que si bien algunos efectos no son generadores de catástrofes, son situaciones de emergencia. “Una ola de calor, en un sistema productivo que no está adaptado a esa situación, puede provocar la muerte de 400 o 500 animales en un día. Pueden ser animales que ya estaban a término para ser comercializados, por lo que impacta también en la economía local y el ambiente. En este último caso, hay que dar respuesta a la mortandad de tantos animales en un mismo lugar ya que deben ser enterrados de cierta forma para que no generen contaminantes. Estas son emergencias locales que impactan en la comunidad”, sostuvo.