Desde el 4 de noviembre hasta el domingo 17 de diciembre en el Cultural San Martín (Sarmiento 1551, Ciudad de Buenos Aires), se podrá disfrutar de “El Malentendido”, una historia escrita por Albert Camus en 1944, adaptada en formato libre por Natalia Villamil y dirigida por Mariano Stolkiner.
A modo de introducción, la obra trata sobre una madre y una hija que habitan en un pueblo del sur, donde en una pequeña pensión se trasladan emociones y vivencias que llevan a que ambas sigan su camino de manera diferente.
La hija llevará adelante un plan con el fin de conseguir los medios para salir del pueblo y el mismo consistirá en robarles a los viajeros que se hospedan en el lugar para luego asesinarlos.
Nota al Pie entrevistó a Raquel Ameri, una de las actrices protagonistas, para conocer los comienzos de su carrera, que significó para protagonizar la obra y sus sensaciones después del estreno.
¿Cómo inició su carrera artística?
Mi formación comenzó de niña a los 7 años haciendo danza clásica y a los 13 años comencé a estudiar teatro, desde ahí nunca me detuve. A los 21 años estrené mi primera obra, se llamaba “Ombligo«, de Leni Mendez y mi personaje era Dios mujer, una diosa creadora.
Teniendo en cuenta la historia de “El malentendido» y su personaje en ella, ¿Que le significó llevar a cabo este rol?
Siempre una nueva obra abre un proceso tanto en lo artístico como en lo personal, como si el material fuera una especie de scanner que me chequea y me muestra el porqué de estar en este presente representando este material y no otro.
En el caso de El Malentendido, y de alguna manera mi personaje, encarnando la crueldad, el mal, me llevó de paseo por aquellas zonas donde como Raquel resolví conflictos alejándome o optando por la aceptación.
Teniendo la posibilidad que me da el juego escénico y con el personaje de Marta, de hacer lo políticamente incorrecto, odiar y actuar desde ese lugar, donde el dolor se transforma en destrucción hacia adentro y hacia afuera. Repensando entonces como las heridas, la toxicidad, un pasado oscuro puede ser la cuna de la crueldad.
Y siempre, de la mano de Mariano Stlokiner, poder otra vez abrazar al monstruo y de alguna manera hacernos cargo de él. También reencontrarme con el vínculo madre e hija, donde discapacitar es un acoso de desinteligencia afectiva, emocional y espiritual.
Donde los progenitores replican un legado de resentimiento y sin sentido, las nuevas generaciones salen a manifestar de mil maneras que están intoxicadas por ese pasado ajeno.
Siendo esta una historia atrapante en todos los sentidos ¿qué opinión tiene respecto de la obra?
Ver El Malentendido, con la mixtura de la versión libre de Natalia Villamil, con la mirada filosa en la dirección de Mariano Stolkiner, que es un artista completo. Sus obras tienen espectacularidad, fusión de lenguajes y tensión constante en el dispositivo escénico, permite al espectador hundirse en un cuadro y salir manchado. Después cada quien podrá sacar sus propias conclusiones pero nunca se van a ir de la sala indemnes.
Por otra parte, ¿Qué podría relatar de cómo fue la experiencia al darla a conocer al público que estuvo presente en las funciones de estreno?
El público nos devolvió haber atravesado una experiencia teatral completa, con poética, excelente música, actuaciones destacadas, iluminación espectacular y sobre todo una necesaria versión de aquel Malentendido estrenado en el año 1944.
Hoy se resignifica, el mal, la crueldad, la memoria, la identidad, los vínculos, el sentido de la existencia y las preguntas filosóficas de Camus ante tiempos inciertos cargados de violencia.