Ante los ojos expectantes de una multitud, un reloj que marca la medianoche confirma la promesa que de a ratos parece una ilusión imposible: debajo de un escenario de última tecnología, una plataforma con elevador depositará a la mujer del momento en el corazón del estadio de turno. Tal como si de un ser propio del folklore más dulce se tratara, las telas enganchadas en los espaldares de sus bailarines descubren lentamente a Taylor Swift en su body Versace de miles de brillantes.
La primera frase de la primera canción, “Miss Americana and the Heartbreak Prince”, resuena cual profecía: “It’s been a long time coming but” (Ha tardado mucho en llegar pero). Es que sí, la superestrella de la música que se ha paseado cómodamente por el country, el pop y el indie rock ha cultivado en sus fans el don de la paciencia. Cerca de alcanzar los 20 años en la escena, Taylor Swift pisará suelo argentino por primera vez para presentarse el 9,10 y 11 de noviembre en el estadio Monumental. En tanto, en vísperas de lo que ya se anticipa como el show del año, los corazones comienzan a palpitar al ritmo del synth pop con la regrabación del álbum que quitó cualquier duda que se pueda poner sobre su impronta en la música: 1989, ahora Taylor’s Version.
1989, el año en que nació una estrella
Corría el 2014 cuando Taylor Swift, su carré y su rush rojo cereza, que luego se convertiría en una marca registrada, tomaron al mundo por sorpresa con un álbum que combinaba la capacidad formidable de Swift para ilustrar hasta las emociones más esquivas con un ritmo pegadizo y nostálgico. En compañía de quien luego se convertiría en su productor confidente, Jack Antonoff, y de barones de la industria como Max Martin y Shellman, la cantautora dejó fluir las páginas de su diario personal sobre las bases del sintetizador más ochentero qué se pudo permitir.
El primer corte, “Shake it off”, cambió para siempre la imagen de Swift en la escena musical. De raíces country y nacida en Pensilvania, la chica de oro corrió con sus botas vaqueras tras el sueño de su vida y se asentó con su familia en Nashville. Durante sus tres primeros discos: Taylor Swift, Fearless y Speak Now, mantuvo su esencia y se ciñó cerca del género que la caracterizaba. Sin embargo, luego de lanzar Red y recoger los frutos de melodías más ligeras y estribillos pegadizos, Swift tomaría una decisión que con el correr del tiempo la posicionaría en lo más alto de los rankings y le entregaría para siempre las llaves del reino del pop.
Aún con el éxito del sencillo que inició una era marcada por el regreso de las polaroids, los crop tops y la red social Tumblr sonando en todas las emisoras y reproductores, Taylor no se durmió en los laureles de su nueva conquista. La seguidilla, que consolidaría un legado pop irrefutable y absoluto, fue completada por “Blank Space”, “Wildest Dreams”, “Style”, “Out of the Woods”, “Bad Blood” y “New Romantics”.
La versión de Taylor
Sin embargo, si la historia de Swift parece salida de un cuento de hadas los villanos tardarían en aparecer. Tras seis álbumes grabados bajo la tutela de su primera discográfica, Taylor decidió dejar atrás Big Machine para aventurarse en busca de nuevos sonidos y experiencias. El 14 de noviembre de 2019, en plena era Lover, la cantante recurrió a su cuenta de Twitter para poner a sus fans al tanto de lo que estaba ocurriendo con sus masters, es decir las cintas originales donde estaba grabada su música y de donde se desprenden todas las copias y ediciones. Big Machine había vendido todo su catálogo a un empresario que en aquel entonces trabajaba como representante de artistas como Ariana Grande y Justin Bieber; y con quien Swift ya había tenido desacuerdos en el pasado, Scooter Braun.
Un año después, luego de múltiples vaivenes, abogados y denuncias públicas llegó la noticia que, una vez más, inclinaría la balanza a favor de la estrella. El 16 de noviembre de 2020 Taylor anunció que para evitar que tanto Braun como su equipo continúen beneficiando de su trabajo, regrabaría todos los álbumes que había editado con el antiguo sello.
Así, comenzó un recorrido por la vida y obra de la artista, pero como Taylor Swift jamás deja nada librado al azar esta vez los álbumes estarían 100% supervisados por ella, de allí su nombre “Taylor’s Version” o “la Versión de Taylor”. La gran sorpresa, y lo más esperado de cada relanzamiento, son los Vault Tracks (algo así como “canciones de la bóveda”), donde Swift expande los universos de las eras con canciones inéditas que por diferentes motivos no lograron ser parte de lo que sus fans llaman “The Stolen Versions” o “Versiones Robadas”.
Sin duda, la decisión de revisitar y reclamar su música le ha ganado a Swift el respeto de sus colegas y personalidades de la escena, pero quien más admira su cualidad de reinventarse y triunfar ante la adversidad son quienes siempre han estado a su lado desde el comienzo, los y las Swifties.
Miss Americana en Argentina
Quizás tras esperar quince años, o cinco, o dos o tres, no hay Swiftie que no pueda decir que la pronta llegada de Taylor a nuestro país parece una fake news. Sin embargo, en tan solo una semana la super mega estrella (a falta de más superlativos) llegará a Buenos Aires para una cita a ciegas que la aguarda con el corazón apretado y una plétora de “Friendship Bracelets” o “Pulseritas de Amistad” para intercambiar. Esta tradición, iniciada en los shows en Norteamérica, honra una de las favoritas de su último álbum Midnights: “You’re on Your Own Kid”, el tema extraoficial con el que se hicieron miles de videos de Messi durante Qatar 2022.
El público argentino ya conoce su misión, demostrar que es el mejor del mundo. Ahora, es el turno de Taylor de enamorarse de quienes ya la han elegido para vivir un amor que no conoce idiomas ni fronteras. Después de todo, esperamos años para verla allí.