La noticia se regó como la pólvora en los alrededores de la Iglesia Católica y tuvo una fuerte repercusión en el mundo entero. El pasado martes 24 de octubre, María Antonia de Paz y Figueroa, mejor conocida en el ámbito religioso como Mamá Antula, fue declarada como la primera santa argentina por el papa Francisco.
Aunque no se conoce fecha exacta de la canonización, se prevé que será en el 2024. El acontecimiento ocasionó un ambiente de alegría en el entorno de feligreses, sacerdotes y sobre todo en el hogar de la familia Perusini, por ser quienes vivieron una historia de dolor y sufrimiento, pero también de fortaleza y amor que culminó en un verdadero milagro de la mano de la santa.
Mamá Antula, cuyo nombre en quechua significa mamá Antonia, decidió a la edad de 15 años que no se casaría ni sería religiosa. Nacida en 1730 en la provincia de Santiago del Estero, fue una mujer devota, que dedicó su vida a las obras espirituales y sociales.
Posteriormente se trasladó a Buenos Aires, donde fundó la Santa Casa de Ejercicios Espirituales (Avenida Independencia 1190, CABA), un espacio dedicado a la reflexión y el desarrollo espiritual. Falleció el 7 de marzo de 1799 y sus restos descansan en la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad (Bartolomé Mitre 1583, CABA).
El 27 de agosto de 2016, la laica consagrada fue beatificada en la provincia de Santiago del Estero, después de que el papa Francisco autorizase la publicación de un milagro relacionado con la sanación de una religiosa de las Hijas del Divino Salvador en el año 1900, atribuido a su intercesión.
Por otro lado, la decisión de que la precursora de derechos humanos en Argentina fuera erigida santa se ratificó tras la aprobación de otro milagro, atribuido a su intercesión. Sin embargo, dejaron en claro que para les catoliques, el que cura es Dios.
Los milagros existen y se hacen esperar
Claudio Perusini, de 66 años, es un profesor de filosofía nacido en la provincia de Santa Fe. Junto con su esposa María Laura Baranda, nacida en la ciudad de Bahía Blanca, llevan 34 años de casados. Actualmente tienen dos hijes, Juan Francisco e Ignacio; y desde 2002 residen en Lago Posadas (Provincia de Santa Cruz). En todos estos años juntos, siempre se caracterizaron por seguir los preceptos de la Iglesia Católica.
En 2017, Perusini tuvo un accidente cerebrovascular (ACV) en su Santa Fe natal, que lo dejó durante casi un mes en estado vegetativo. Los diagnósticos indicaban que podía permanecer así el resto de su vida o morir. Fue trasladado al Hospital José María Cullen y posteriormente lo trasladaron al Hospital Vera y Candioti.
“En el hospital me preguntaron si Claudio había tenido una enfermedad de base previo al ACV, le dije que no siempre fue muy sano”, expresó María Laura Baranda, quien dio una entrevista a Nota Al Pie debido a que su esposo no pudo dar declaraciones. Perusini se encontraba descansando tras una intervención quirúrgica a la cual se sometió la semana pasada.
Retomando el suceso acontecido a la familia, en los meses posteriores vivieron tiempos de dolor y quebranto en el cual día a día fueron conociendo nuevos síntomas y diagnósticos de Claudio.
«Aproximadamente en una semana y media nos sacaron de terapia intensiva para trasladarnos a otro sitio para tratar de recuperarlo. A mí me dejaron estar con él, a pesar de que en ese hospital no se permitía que alguien estuviese acompañado y así transcurrieron cuatro meses”, acotó sobre aquellas jornadas la esposa.
Agregó que, a pesar de las circunstancias, nunca perdieron la fe. Para ese entonces, no conocían de la existencia de Mamá Antula.
Una visita inesperada
María Laura sostuvo que todo cambió cuando llegó un amigo de la familia, el sacerdote Ernesto Giovando, quien rezó por Claudio y les dejó una estampa de Mama Antula en el monitor al que estaba conectado. “Nos manifestó que rezáramos porque había sido considerada beata y seguramente intercedería para que se hiciera el milagro de la recuperación”.
Desde ese instante, la estampita la conservan como un tesoro que acompaña sus vidas. Posteriormente, las cosas se fueron dando lentamente. La sanación no ocurrió de un día para el otro. “Mejoró y volvió a hablar, a leer a escribir y a caminar de nuevo. Definitivamente fue un milagro”, corroboró, asegurando que todo le está permitiendo lograr valerse por sí mismo.
“Todavía hay algunos obstáculos, pero lo más importante es que tiene vida y podemos estar en familia”, expresó. Los médicos se sorprendieron de lo que mostraban las imágenes de las tomografías, resonancias y otros estudios, los cuales revelaban que la lesión cerebral se había revertido.
Fue por ese motivo que el sacerdote Giovando les propuso presentar las pruebas al Vaticano para que especialistas constataran si efectivamente se trataba de un milagro. «La santificación es un proceso que lleva mucho tiempo, algo minucioso que realiza la Iglesia, es necesario que tengan documentos, estudios médicos, testimonios, todas las pruebas para ser evaluadas correctamente», puntualizó María Laura.
¿Cómo comenzó el trámite de la investigación?
El 13 de abril de 2018, en Santa Fe, monseñor José María Arancedo, arzobispo de de la Arquidiócesis de Santa Fe, tomó juramento a las personas designadas para llevar adelante la investigación canónica de milagro y el 18 de diciembre del mismo año se cerró el proceso con una misa de Acción de Gracias.
Los sobres lacrados con los documentos se enviaron a Roma para la evaluación de la Junta Médica y de la Comisión para las Causas de los Santos. En 2019 se reabrió la causa de canonización que concluyó con el decreto firmado por el papa Francisco, quien dio el veredicto final, siendo una figura indispensable en todo este proceso.
De esta forma, Mama Antula se agregó a la lista de otres santos argentines como el Cura Brochero de Córdoba o el médico Artemide Zatti. Sin duda, el cielo ahora está de fiesta, porque es la primera vez que la Argentina tendrá la figura de una mujer como Santa. Ojalá, sea la primera de muchas.