A dos semanas del estallido del conflicto israelí-palestino a partir de la operación militar “Inundación Al-Aqsa” encabezada por Hamás, el Papa Francisco conversó por teléfono con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
A pesar de sus diferencias para abordar la situación, el jefe de la Iglesia Católica y el mandatario estadounidense coincidieron en trabajar por una salida pacífica en Oriente Medio. Con indicios de una escalada que genere una reacción descontrolada en la región, el Vaticano articula intereses contrapuestos para evitar una catástrofe humanitaria aún mayor.
Cónclave Vaticano-Washington
La Oficina de Prensa del Vaticano anunció que el Papa Francisco y Joe Biden mantuvieron la tarde del domingo una conversación telefónica de 20 minutos, que se centró en las situaciones de conflicto en el mundo y en la necesidad de identificar caminos hacia la paz. De todos modos, la Santa Sede no especificó en detalle qué focos de conflicto repasaron ambos referentes.
“No podemos renunciar a una solución de dos Estados”, tuiteó el máximo referente del Partido Demócrata, quien es el segundo presidente católico de la historia de Estados Unidos, nación atravesada por una fuerte tradición protestante.
Si bien el posicionamiento del Departamento de Estado del país norteamericano va en consonancia con una resolución diplomática en derredor del conflicto israelí-palestino, Washington envió armamento a Tel-Aviv y orientó su discurso en defensa de Israel. “No podemos ignorar la humanidad de los palestinos inocentes que sólo quieren vivir en paz”, declaró Biden, una mención que no debe haber pasado inadvertida en el gabinete de Benjamín Netanyahu.
Desde el estallido del conflicto, Biden se ha reunido personalmente con el primer ministro israelí, autorizó el suministro de armas e incluso le adjudicó, en consonancia con el planteo de Tel-Aviv, el ataque al Hospital Bautista Al-Ahli a Palestina.
En ese marco, junto a Israel y Egipto acordó el envío de asistencia humanitaria para los civiles palestinos en Gaza, profundamente susceptibles por el bloqueo impuesto por el gobierno de Netanyahu. En efecto, que el presidente estadounidense considere una “solución de dos Estados” es una victoria táctica para quienes trabajan por una salida diplomática en lugar de resolverlo por la fuerza.
Una salida pacífica para un conflicto que continúa escalando
“Hermanos, deténganse, deténganse”, expresó el Papa al término de la oración mariana del Ángelus en relación al enfrentamiento entre Israel y Hamás en Palestina.
“Una vez más, mi pensamiento se dirige a lo que está sucediendo en Israel y Palestina. Estoy muy preocupado y con mucho dolor”, insistió el Sumo Pontífice ante una multitud que abarrotaba la plaza de San Pedro.
“Rezo y estoy cerca de todos los que sufren, a los heridos, rehenes y víctimas y sus familias”, detalló el jefe de la Iglesia Católica, quien también lamentó el bombardeo que días pasados sufrieron el anglicano y la parroquia greco-ortodoxa.
Al igual que cada crisis, el estallido del conflicto en Palestina generó un margen de oportunidad para diferentes actores a nivel internacional que pretenden ejercer cierto grado de influencia en la región. A propósito de ello, el desarrollo de la situación también pone de manifiesto la disputa geopolítica y la dinámica de dicha crisis.
Por un lado, el Unipolarismo Financiero anglosajón, sintetizado en lo económico en las cities financieras, en lo político en el eje Washington-Londres-Tel Aviv, y en lo militar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), necesita caotizar la región para retomar el control perdido a inicios del corriente siglo. En retroceso en el plano estratégico, se apoya en el Estado de Israel para subordinar al resto de los actores de Oriente Medio, región privilegiada por sus recursos energéticos.
Por otro lado, el Multipolarismo Pluriversal, expresado en mecanismos como el BRICS (bloque integrado en la actualidad por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) pero también a partir del diálogo interreligioso que propone Francisco, se propone la estabilidad política de la región para poder desarrollar sus proyectos económicos y su influencia geopolítica.
En derredor del conflicto, la multipolaridad se afianza promoviendo una resolución diplomática por la paz atendiendo a los dictados de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por la “convivencia de dos Estados”. Es decir, cuestionando el bloqueo que ejerce Israel y los intereses contrapuestos de Netanyahu y Hamás por imponerse en el plano militar. En ese sentido, Francisco convocó a “abrir espacios para que se pueda llevar la ayuda humanitaria y sean liberados los rehenes”.
Francisco articula actores para combatir la guerra
Los vasos comunicantes entre Washington y el Vaticano por la situación en Oriente Medio se encuadran en la decisión del Papa de construir una salida diplomática para el conflicto israelí-palestino en lo particular. Pero centralmente para debilitar los intereses políticos y económicos que se respaldan en el guerrerismo para desarrollar su estrategia geopolítica.
En esa misma línea, Francisco se consolidó como un actor central para detener la escalada en Ucrania. Sin embargo, mientras tejió las redes necesarias para intentar persuadir a actores confrontados, como el presidente Volodímir Zelenski pero también el Patriarca Kirill de la Iglesia Ortodoxa Rusa, el Papa denunció “los ladridos de la OTAN”.
“La guerra, todas las guerras del mundo, pienso en la atormentada Ucrania, es siempre una derrota y una destrucción de fraternidad humana”, indicó Francisco. Si bien tanto la situación en Europa del Este como en Palestina concentra la atención del Papa, durante su década al frente del Vaticano ha impulsado el debate sobre la necesidad de rechazar el guerrerismo en el planeta. Su visita a Irak en 2022, nación devastada a partir de las intervenciones anglosajonas, pone de relieve su búsqueda por fortalecer un humanismo ecuménico que pondere el diálogo como estrategia para abordar los conflictos.