El pasado martes Israel bombardeó el Hospital baptista Al-Ahli, ubicado en la región de Gaza. El ataque causó cientos de muertes civiles y dañó la frágil infraestructura de salud palestina.
En ese marco, diferentes fuentes advierten que se aproxima una invasión terrestre que podría desencadenar la reacción de los aliados de Hamás en Medio Oriente. Además, en Buenos Aires diversas organizaciones se movilizan a la Embajada de Palestina en apoyo al pueblo árabe.
Situación humanitaria e invasión terrestre
Mientras un importante grupo de actores políticos coordinan esfuerzos para resolver el conflicto israelí-palestino a partir de la diplomacia, la situación militar y política indica un aumento de la confrontación.
Ante este contexto hostil, el Ministerio de Sanidad de Gaza especificó que 3.785 personas -entre ellas 1.524 niños- han muerto, mientras que 12.500 -incluidos cerca de 4.000 menores- han resultado heridos a causa de los ataques de Israel.
En tanto, desde el pasado 7 de octubre, con el inicio de la operación militar Inundación Al-Aqsa, cerca de 1.400 israelíes han sido asesinados y 200 secuestrados.
Sin embargo, el bombardeo de este martes, efectuado por el Estado de Israel contra el hospital palestino en Gaza y que se cobró la vida de al menos 800 palestinos, generó un punto de inflexión en el enfrentamiento armado.
Tras el hecho ambas partes se adjudicaron la autoría, pero diferentes factores indican que habría sido planificado por Israel. En efecto, el ataque no sólo eleva los niveles de confrontación y vulnera la estrategia diplomática, sino que también pone en riesgo la capacidad palestina para paliar la situación humanitaria.
Al compás del daño a su infraestructura sanitaria, diferentes especialistas advirtieron que las reservas de alimento en la zona de Gaza se agotarán pronto, al tiempo que las reservas de combustible y electricidad comenzaron a escasear.
En contraparte, Israel y Egipto, con la mediación de Estados Unidos, finalmente han autorizado el ingreso de ayuda humanitaria a Gaza desde territorio egipcio a través de la ciudad palestina fronteriza Rafah.
De todos modos, existe cierto escepticismo entre los aliados regionales de Hamás sobre una eventual continuación de la campaña militar israelí con su fuerza terrestre.
También hay sospechas de que el Ejército israelí, conducido por Benjamín Netanyahu, emprenda un combate de estas características en Gaza para imponer condiciones militares, lo cual podría desencadenar la reacción de los aliados de Hamás.
Unidad árabe
Si bien no hay una mirada geopolítica común de acuerdo al conflicto entre Israel y Palestina, y aún menos en relación a Medio Oriente, la escalada militar en Gaza fue un factor de unidad para la mayoría de los países árabes de la región.
De esta manera, el desarrollo en curso del conflicto y los respectivos posicionamientos ponen de relieve dos situaciones inesperadas: la incapacidad del Gobierno de Netanyahu para ordenar a sus aliados detrás de su misión política, y la aparente unidad islámica en defensa de Palestina.
A ello se suma que, a pesar de la notable superioridad militar, Israel ha perdido fuerza para coordinar en el ámbito diplomático, pero sobre todo en el plano de la Defensa y la geopolítica, un abroquelamiento para torcer las condiciones de la confrontación.
Irán, Irak, Egipto y Turquía han rechazado las acciones militares de Israel sobre el Hospital Bautista Al-Ahli de Gaza. Pero también lo han hecho Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Qatar, Kuwait y Marruecos, naciones conducidas por fuerzas políticas que sostienen relaciones cercanas con la OTAN y Washington, o de mínima algunos vasos comunicantes.
La evidencia histórica demuestra que la unipolaridad ha desarrollado su hegemonía sobre los asuntos globales, subordinando, entre otros, a actores centrales de Medio Oriente. En principio, por sus recursos hidrocarburíferos, pero fundamentalmente para evitar asociaciones estratégicas con sus propios vecinos, y, en última instancia, con otras potencias internacionales.
En efecto, sin acuerdo con Riad no habría Patrón Dólar. Sin capacidad de coordinar con los países del Golfo Pérsico, no habría posibilidad de implementar y financiar organizaciones terroristas que caoticen la región.
Por ello, la reorganización de las alianzas regionales e internacionales en Medio Oriente, en derredor del conflicto israelí-palestino, no puede explicarse sin rastrear elementos propios de la crisis internacional de poder. La dinámica de este proceso es tan estructural y profunda que surgen situaciones insospechadas hasta hace algunos meses atrás.
En ese marco, podría decirse que está cambiando la correlación de fuerzas a escala internacional y en Medio Oriente se acelera al compás del estallido del conflicto en el corazón de la región.
Así, en el caótico tránsito hacia un nuevo equilibrio de fuerzas en una zona estratégica para la gobernanza mundial, las potencias regionales y los diferentes gobiernos rearticulan sus alianzas porque saben que toda crisis genera una oportunidad para desarrollar sus intereses de base.
Desacuerdos internacionales
En ese marco, los acuerdos tácticos resultan ser tan frágiles que se derrumban fácilmente. Washington ha perdido la autoridad política en la región y sus propias iniciativas no prosperan, incluso cuando están condicionadas por intereses externos.
Por su parte, con el objetivo de coordinar estrategias para controlar la situación, junto a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Egipto y Jordania habían proyectado la “Cumbre de los 4”. No obstante, los aliados árabes se retiraron del acuerdo previsto luego del ataque contra el hospital de Gaza.
Estados Unidos, que en paralelo suministra armamento a Israel y trabaja con Tel-Aviv para instalar un corredor humanitario, no es capaz de ordenar a estos actores para diseñar su estrategia.
A su vez, otras potencias internacionales como Francia y actores centrales como el Vaticano exigen la urgente construcción del corredor para neutralizar la miserable situación humanitaria. Tanto Emmanuel Macron como el Papa Francisco han reforzado el pedido de la comunidad internacional para frenar la escalada.
Asimismo, el Departamento de Estado nortemaericano juega sus cartas para contrarrestar la creciente influencia del Multipolarismo Pluriversal alrededor del conflicto. Su interés por defender la posición de Netanyahu colisiona con la estrategia multipolar que busca exponer las responsabilidades de Israel.
En ese sentido, Estados Unidos vetó la resolución presentada por Brasil al Consejo de Seguridad de la ONU que condenaba “toda violencia contra civiles” y “el terrorismo de Hamás”, además de pedir la liberación de rehenes y “pausas humanitarias”.
Washington es consciente que Israel impondrá condiciones siempre y cuando el conflicto se defina en el plano militar. El escenario diplomático ha cambiado y diferentes actores impulsan un cambio en el punto de vista que perjudica los intereses del Unipolarismo.
Movilización en defensa del pueblo palestino
A propósito de la defensa de la causa palestina, este jueves 19 de octubre diversas organizaciones políticas y sociales marcharon hacia la Embajada de Palestina en Argentina.
A partir de una concentración en la intersección de las avenidas Corrientes y Callao, se movilizaron hasta la embajada ubicada en Riobamba 981. La convocatoria fue realizada por el Encuentro Patriótico, el Frente Trabajo y Dignidad Milagro Sala, el Partido Comunista de la Argentina, MILES, entre otros.
El Estado Nacional, conducido por el gobierno del Frente de Todos (FdT), viene desarrollando un trabajo de repatriación de argentinos en Israel y Palestina, y se considera que la población migrante afectada es una de las más elevadas de la comunidad internacional.
Por otro lado, los diferentes candidatos presidenciales han sentado su posición con respecto al conflicto. Sergio Massa expresó su solidaridad con el Estado de Israel y anunció que, en caso de ser presidente, categorizará a Hamás como una organización terrorista.
Por último, el referente de La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei, dejó en claro que defiende la posición jurídica israelí en su disputa histórica con Palestina.