miércoles 27 de noviembre de 2024

Una puesta moderna de Jean Genet y la reflexión sobre el descarte de los cuerpos

En la previa de su estreno, Diego Ávalos responde sobre la adaptación de “Severa Vigilancia” que se estrenará por primera vez en Buenos Aires, este sábado 14 en el Teatro Área 623.
3 Diego Ezequiel Avalos Director ph Matias Calzolari
Desde este sábado 14 hasta el 28 de octubre el Teatro Área 623 está de estreno con la obra «Severa Vigilancia» dirigida por Diego Ezequiel Avalos. Créditos: Matias Calzolari.

Desde este sábado 14 y hasta el 28 de octubre, se podrá disfrutar de la última versión de la obra teatral “Severa Vigilancia”, adaptada y dirigida por Diego Ezequiel Ávalos, en el Teatro Área 623 (Pasco 623, Ciudad Autónoma de Buenos Aires). La obra original fue escrita por el gran novelista y dramaturgo, Jean Genet y fue publicada en 1949.

Para conocer cómo fue la travesía del director, a la hora de traducir y darle modernidad a esta historia, Nota al Pie entrevistó a Ávalos, quien relató acerca de cuándo inició su carrera de director y adaptador en el mundo teatral, por qué decidió recrear la obra de Jean Genet y cuál es el mensaje que quiere dejar con su versión moderna de la obra.

-¿Cuándo inició su carrera de director y adaptador en el mundo teatral?

-Mis estudios en el mundo teatral arrancaron cuando salí de la ENERC (Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica) la escuela de cine del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales), con la necesidad de poder comprender por dentro los procesos de los actores. Era el año 2009 e ingresé a la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD), de donde egresé como director con 27 años. 

Terminada la carrera, y sintiendo aún la necesidad de profundizar en la materia, ingresé al Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, de donde egresé como director de ópera. Ahí conocí a maestros que me resultaron muy importantes para mi crecimiento, como la directora de ópera y teatro musical Betty Gambartes.

Tengo de esta manera una formación basada en guión de cine, teatro y ópera. Esto me permite una visión amplia del fenómeno de la representación, entiendo que mi real interés está en poder contar una historia y hacer emocionar a su público, sea en el formato que sea. 

«Mi primera adaptación y trabajo profesional como director fue con la obra “Agatha de Marguerite Duras«, de la cual también hice la traducción y adaptación. Poco después pude estrenar por primera vez en Argentina el musical “El pacto«, puesta que tuvo un concepto espacial totalmente original frente al texto del autor.

Creo que las adaptaciones, siempre que respeten la historia que el autor quiere contar, son una forma de aportar una mirada propia sobre un material ajeno; cuando una adaptación no traiciona, si no que amplía criterios y abre nuevos horizontes, muestra la gran apertura a la imaginación que el teatro posee, como una de sus más valiosas características.

«El mismo Jean Genet parecía darme rienda suelta para seguir mí propia lectura»

Inspiración

-¿Por qué decidió o qué lo llevó a querer recrear la obra de Jean Genet y cuál es su valoración de la dramaturgia del francés?

Desde que estudiaba en el EMAD sentí un gran interés intelectual, poético y visual por el mundo de Jean Genet. Su universo posicionado en un extraño intermedio entre el realismo y lo onírico, influyó en gran parte de mi formación. Genet es un autor que comprende del valor estético de la palabra; un autor que logra combinar como pocos el horror junto a la belleza; un autor interesado por la potencia del rito y el arquetipo en un mundo cada vez más viciado por el realismo y la alegoría didáctica.

Y si bien siempre sentí una gran atracción por su primera obra, “Severa vigilancia» también sentí que utilizar su historia de presos dentro de una cárcel era una forma ya remanida, un lugar común alienado dentro de las lecturas a Genet, sus marineros, militares y ladrones.

FRAENKEL GALLERY SAN FRANCISCO
Una historia escrita por el dramaturgo, novelista y poeta francés, Jean Genet quien en cada obra se muestra en una rebelión profunda sobre la sociedad de aquel momento y sus costumbres. Créditos: Fraenkel- Gallery San Francisco.

¿Cómo contar esta historia y la vez presentar una variación que traiga una nueva luz? Durante años estudié la obra, hasta que finalmente tuve la imagen de poder contar la vida de Ojos Verdes, Lefranc y Mauricio como presos, pero no de una cárcel, sino de una vitrina de shopping donde son maniquíes de moda masculina. 

Con este concepto, que para mi resultaba tan claro porque podía renovar la historia y a la vez volver a contarla, me acerqué a sus herederos, quienes desde el comienzo alentaron la adaptación y me dieron total libertad para trabajar con la última versión de “Severa Vigilancia”, la cual Genet terminó de escribir un año antes de morir.

Esta versión final, nunca presentada en Argentina, contiene un personaje más, nuevos diálogos, una estructura dramática distinta. Y para mi sorpresa, una reiterada aclaración del mismo Genet para considerar a esta obra no como una crítica realista a la situación de los presos en Francia

Sino por el contrario, Genet pide la libertad que todo juego y todo sueño necesita. Ese fue el broche final para aceptar que estaba en buen camino: el mismo Genet parecía darme rienda suelta para seguir mí propia lectura. Cualquiera que se acerque a nuestra Severa vigilancia encontrará la misma historia pero desde una perspectiva totalmente original y, esperamos, desafiante y atractiva.

-En relación al texto original, ¿qué le interesa aportar a usted con su versión más reciente de la obra?

-Creo que esta adaptación pone en relieve la cuestión tan actual de los cuerpos, el uso de los cuerpos, del descarte de los cuerpos. Pero no solo el descarte del otro, sino también de los sentimientos del otro, de la identidad del otro. Vivimos en una sociedad de consumo y vacío donde todo se compra, todo se vende, todo se tira y nada parece tener una historia previa.

Una sociedad que desprecia la tradición y solo se deja llevar por la necesidad de lo nuevo y efímero. Estos maniquís y su situación de encierro y soledad son un reflejo nuestro: hechos para vender belleza, inmersos en un mercado de consumo, utilizando a los demás como muñecos descartables, y siguiendo solo la pauta de la moda, el sueño de la fama y la mentira de la gloria. 

Nuestra versión de “Severa Vigilancia» destaca al Genet más crítico, pesimista y lúcido observador de la sociedad. Porque Genet, detrás de su máscara de criminal, no era más que un gran poeta ético que cantaba la tragedia de su tiempo, el cual todavía es el nuestro.

Jean Genet
Para poder darle vida a Ojos Verdes, Lefranc y Mauricio; surgieron en la escena les actores, Inti Zúñiga, Juan Salmeri, Pato Censi y Grei Rivero. Créditos: Matias Calzolari.

-¿Cómo y por qué fue la selección del elenco y los rubros técnicos para esta puesta y qué expectativas tiene con la presentación?

-El gran desafío de esta obra es conseguir actores que el mismo Genet pide que sean bellos y jóvenes, pero además con un gran talento, porque en definitiva “Severa vigilancia” es una tragedia y una tragedia debe ser actuada en lo alto, con pura verdad, con una total entrega del cuerpo y de las emociones. Tuve la suerte de encontrar a estos aliados en Inti Zúñiga, Juan Salmeri, Pato Censi y Grei Rivero

«Cuatro actores que van a sorprender por su talento, por su inteligencia, por su total entrega a nuestro mundo, por una imaginación que les permite ser tanto maniquís criminales como víctimas de sus propios deseos y contradicciones».

La puesta nuestra es muy compleja porque combina proyecciones, danzas, canto, vestuario original, música compuesta especialmente para la obra y luces led de piso. Por eso mismo, para poder combinar cada uno de estos lenguajes y llevarlos a su máxima capacidad expresiva, necesitaba a un equipo de gente talentosa y competente que desde cada una de sus áreas no solo aportará sus facultades, sino también su profesionalismo, su entrega, su imaginación y su corazón. 

Creo que la obra va a sorprender porque lo que se verá en escena es una verdadera comunión de talentos y amor por el teatro. Es curioso, pero en una obra tan oscura sobre la condición del hombre, no deja de brillar a la vez la unión de tantos artistas como un canto lumínico de esperanza.

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