El pasado jueves 5 de octubre, bajo el título “Comunicación, género y diversidad”, se llevó a cabo la ronda transfeminista y antirracista. La sala Jacobo Laks, del Centro Cultural de Cooperación Floreal Gorini, se convirtió en un espacio común, donde figuras como Alejandro Modarelli, Irma Caupan, Laki Quispe y Sandra Chagas, entre otras, compartieron sus voces y perspectivas sobre el avance del discurso de odio.
El encuentro se desarrolló en un momento clave, ya que se da luego de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) y previo al 36° Encuentro de Mujeres y Disidencias, ofreciendo un espacio crucial para el diálogo y la construcción colectiva de respuestas a desafíos actuales.
La coordinadora del encuentro, Luciana Mignori, quien además es periodista, docente e investigadora feminista destacó la relevancia de la ronda: “La idea es ponernos a charlar después de las PASO, antes del Encuentro Plurinacional y de las elecciones generales sobre qué hacer con los discursos de odio y cómo sostener lo conquistado”. Este llamado a la reflexión colectiva sobre estrategias creativas frente a los discursos de odio marcó el tono del encuentro.
En tanto, Mignori también añadió que “la importancia de esta ronda es pensar colectivamente estrategias creativas, reagruparnos, saber que somos un montón y que acá no se rinde nadie. Seguiremos pensando y tramando en conjunto en cualquier coyuntura política, porque es lo que venimos haciendo desde tiempos históricos; lo heredamos de nuestras ancestras y acá seguimos”.
Frenar los discursos de odio
“Sin lugar a dudas hay un clima que habilita y legitima esa producción de discursos. Por eso, la idea de esta reunión es poner de manifiesto que, así como hay discursos de odio, también hay respuestas colectivas para inhabilitar ese odio y tenemos recursos legales, políticos, sociales para también frenar esa avanzada”, afirmó Mignori.
La ronda transfeminista y antirracista contó además con destacadas figuras, como: Kümelen Berti (Paz), artista trans no binaria, Cesar Bisutti, abogado marica, Ese Montenegro, activista trans y escritor, Laki Quispe, periodista indígena de TeleSISA e Irma Caupán, miembro del Movimiento de Mujeres y Diversidades Indígenas por el buen vivir.
También participaron Alejandro Modarelli, reconocido periodista y escritor, María Alicia Gutiérrez, socióloga e investigadora de la UBA, Gabriela Cancellaro, de Mamá Cultiva, Caro Balderrama, docente y periodista feminista, Sandra Chagas, activista afrodescendiente, y Valeria Mutuberría, cooperativista, economista y docente.
Durante la puesta en común, se compartieron diversas perspectivas y se abordaron temas cruciales, como por ejemplo, la importancia de evitar que los discursos de odio queden confinados en las redes sociales.
En este aspecto, desde el encuentro se remarcó la importancia de llevar estas conversaciones a espacios de encuentro físico, donde las interacciones cara a cara permitan un debate más profundo y constructivo.
El odio en tiempos de incertidumbre
Durante la charla, Alejandro Modarelli, escritor y periodista, destacó: “El odio es el síntoma de debilidad en un mundo conmovido, que, en esa incertidumbre, emergen fantasmagorías que se encarnan en chivos expiatorios”.
De esta manera, Modarelli identificó a la evolución del odio con tiempos de catástrofe y observó que ahora se manifiesta como un discurso de crueldad, basado en la idea de sentirse seguro y protegido a costa de oprimir a quienes están en una posición de vulnerabilidad.
El periodista también expresó su preocupación por el interés global que ha suscitado el candidato de La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei, como figura política, temiendo que Argentina pudiera convertirse en un “laboratorio” para experimentar con discursos polarizantes y extremos.
“Hay algo nuevo que surge respecto al odio. En esta catástrofe, el odio se manifiesta como un síntoma de debilidad. El discurso de crueldad consiste en la idea de sentirse a salvo mientras se pisotea a aquellos que se encuentran en una posición inferior para asegurar esa sensación de seguridad”, consideró.
En esa misma línea, el también escritor afirmó que quienes promueven el odio no necesariamente son quienes lo sienten, sino aquellos que construyen y difunden este discurso. “El que está arriba de todo es aquel que postula el odio, pero no es el que lo siente, es el que arma el discurso de odio y el que vamos tomando aquellos que estamos por debajo del poder verdadero”, graficó.
Por su parte, Sandra Chagas, activista afrodescendiente, compartió su perspectiva: “Siempre se habla del Holocausto, pero no se habla del genocidio de la negritud”. Además, Chagas hizo hincapié en cómo el discurso de odio ha permeado la sociedad desde la época de Domingo Faustino Sarmiento, manifestándose incluso en libros destinados a niñes.
Por ello, la activista subrayó el compromiso continuo en la construcción de la afro argentinidad y destacó un hecho preocupante: “Argentina enfrenta una condena internacional por racismo, un tema que raramente se discute”.
En ese marco, hizo referencia a José Delfín Acosta Martínez, un joven de 32 años, que en 1996 fue víctima de violencia institucional por parte de la Policía Federal, la cual impulsada por el racismo lo detuvo a la salida de un local bailable en la ciudad de Buenos Aires.
Cesar Bisutti, abogado y mediador Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJS-UNL), con formación de posgrado en abordaje de violencias, magister en derechos humanos y diplomado en estudios de género (CLACSO), reflexionó sobre la importancia de pensar estrategias que eviten el desgaste.
“Pienso en cómo darnos estrategias para no quemarnos, ya que a veces el mismo resistir nos produce un desgaste vital. Sabemos que para algunas identidades y algunos cuerpos el solo hecho de circular por algunos espacios ya es desgastante o te expone a violencias”, afirmó.
También señaló que, si bien la movilización y las redes sociales pueden ser herramientas efectivas en ciertos contextos, es esencial abordar estos temas en nuestra vida cotidiana: “En algún punto, la movilización sirve y las redes son una herramienta valiosa, pero debemos tratar estos temas en el ámbito cotidiano y trasladarlo de forma activa a otros espacios. Ya sea en un bondi o en la calle, y que el diálogo sirva de forma útil”, concluyó.