En un conmovedor evento que tuvo lugar en el Centro Cultural de la Ciencia (CABA) el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) entregó el pasado jueves los legajos reparados y reconstruidos de siete de sus miembros que sufrieron persecución durante la última dictadura cívico-militar en Argentina. El presidente de la Nación, Alberto Fernández, encabezó la ceremonia junto a la titular de la institución, Ana Franchi.
Los legajos reconstruidos y reparados corresponden a Luis Ángel Dadone Hansen, becario en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP); Horacio Alberto Giusti, computador científico del CONICET en la Fundación Bariloche; Antonio Anselmo Misetich, becario externo e integrante del Departamento de Física de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA); Eduardo Alfredo Pasquini, becario y docente de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la Universidad Nacional de Rosario (UNR); Arturo Miguel Rosés, personal administrativo en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Bahía Blanca (INIBIBB, CONICET-UNS); María del Carmen Sabino, becaria en el Centro de Investigaciones Educativas y Héctor Saraceno, becario y docente e investigador en la Facultad de Medicina de la UBA.
Reconocimiento a científiques víctimas del terrorismo de Estado
La Comisión de la Memoria del CONICET, que fue fundamental en la reconstrucción y reparación de los legajos, entregó personalmente estos documentos a familiares y allegados de las víctimas durante el acto. Esta iniciativa se realizó en el contexto de los 65 años de la institución científica y los 40 años de democracia en Argentina.
Durante el acto, el presidente Alberto Fernández destacó la importancia de enfrentar la negación de la dictadura y el valor de la ciencia en la sociedad. “¿Saben por qué son peligrosos los científicos? Porque piensan; y para un fascista nada es más peligroso que pensar”, opinó.
A su vez, aseguró: “El pensamiento del otro los vuelve peligrosos; por eso no los quieren, por eso les tienen miedo, por eso cierran las universidades, por eso dicen que la escuela pública es para adoctrinar gente”.
Por su parte, Taty Almeida, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, agradeció a la mencionada Comisión y remarcó la necesidad de preservar “a esa memoria que hoy más que nunca hay que cuidarla, que hoy más que nunca pretenden desaparecerla”. En este sentido, afirmó: “No lo van a lograr mientras haya personas como ustedes que permanentemente están trabajando para recordar y que sigan presentes nuestros detenidos desaparecidos”.
Además, en el transcurso del evento, se rindió homenaje a quienes padecieron despidos, exoneraciones, exilios, bajas laborales, y a quienes el gobierno militar les obstaculizó seguir con sus investigaciones. En este sentido, el acto no sólo tuvo como finalidad recordar a quienes perdieron la vida o desaparecieron, sino también reparar otras formas de sufrimiento e injusticias que experimentaron los trabajadores e investigadores del CONICET.
Durante la ceremonia, la presidenta de la institución, Ana Franchi, compartió con profundo sentimiento: “Quiero reconocer el continuo trabajo de la Comisión de la Memoria del Consejo, porque investigar y restituir estos legajos lleva a situaciones muy profundas y emocionales”.
“Veo que estamos terriblemente conmovidos, pero también estamos contentos porque sacamos a la luz situaciones horribles del pasado y reconocimos que como organismo debíamos hacer esto, investigarnos sobre todo lo realizado durante esos años oscuros”, agregó.
Franchi destacó en este sentido a los siete trabajadores que fueron detenides y desaparecides durante la última dictadura militar y que se suman a los ocho que fueron homenajeados el año anterior.