En la década de los 80, la genetista Mary-Claire King tuvo un rol clave en la recuperación de la identidad de les desaparecides tras la dictadura cívico militar. Como reconocimiento, el CONICET creó la distinción “Mary Claire King”, que fue otorgada por primera vez a la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo. Este acontecimiento tuvo lugar el martes, en el marco de la histórica visita de la genetista estadounidense y las celebraciones por los 40 años de democracia. Estuvieron presentes autoridades, Abuelas y nietes recuperades en el auditorio del Centro Cultural de la Ciencia (C3).
Claire-King fue una de las impulsoras del Índice de Abuelidad. Al iniciarse las primeras pruebas de identidad, se pudo demostrar científicamente que les nietes de las Abuelas eran suyos.
De la celebración también participaron la presidenta del CONICET, Ana Franchi, los ministros de Ciencia, Daniel Filmus, y del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. Además, contó con la presencia de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto y la directora del Banco Nacional de Datos Genéticos, Mariana Herrera Piñero. El nieto recuperado Leonardo Fossati junto a otres nietes y representantes del ámbito de los Derechos Humanos dieron presente.
Recuperar la identidad gracias al índice de Abuelidad
“Mi trabajo con las Abuelas fue un ejemplo de lo que es capaz el trabajo científico, de lo que es capaz la ciencia. Las ideas más importantes siempre vienen del pueblo. Este tipo de preguntas necesitan decisión para buscar respuestas”, expresó la genetista estadounidense, que regresó al país después de 40 años.
“Es importante para la ciencia pero sobre todo para las personas que se hacen esas preguntas, en este caso sobre su identidad”, agregó. Sobre les nietes afirmó: “Gracias a la ciencia ellos saben hoy cómo es su ADN y eso los empodera para poder hacer con esa información, con esa identidad, lo que quieran”.
El primer acercamiento de las Abuelas con la ciencia fue cuando demandaron, en congresos científicos, la identificación de sus nietes desaparecides durante la dictadura. “Esto llevó a la creación del índice de abuelidad con el aporte clave de la genetista Mary-Claire King. Tenemos el primer banco de datos genéticos del mundo y eso junto a la lucha de las Abuelas nos llena de orgullo”, explicó Ana Franchi.
“El CONICET hace un año y medio creó una Comisión de la Memoria para investigarse así mismo por primera vez sobre su rol durante la dictadura. Se ha hecho un trabajo de investigación increíble con la restitución y reparación de legajos de integrantes del organismo que fueron víctimas del terrorismo de Estado. De esta manera, continuamos fortaleciendo el compromiso de la ciencia con la sociedad y los derechos humanos”, agregó.
Primera distinción “Mary-Claire King”
Al cumplirse 40 años de democracia, el Conicet creó la distinción “Mary-Claire King” con el objetivo de reconocer a aquellas personas y/o instituciones comprometidas con la ciencia y los derechos humanos a través de sus estudios, campo de acción, ejercicio de su profesión y/o labor.
“En el contexto de esta histórica visita de Mary-Claire King al país, con mucha emoción realizamos la primera entrega de esta distinción a la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo por su compromiso inclaudicable y su rol en la articulación de la ciencia con los derechos humanos al demandar y utilizar la prueba de filiación establecida por el índice de abuelidad y así restituir a los niños y niñas apropiados por la dictadura con sus familias”, expresó Franchi.
“Los que atacan a los Derechos Humanos son los mismos que atacan a la ciencia y quieren privatizarla. Les queremos decir que el trabajo de Mary-Claire King y la lucha de las Abuelas nos da fuerzas para no bajar las banderas. Tanto los Derechos Humanos como la ciencia sintetizan la labor humanitaria en la que tiene pleno compromiso la ciencia. Mary-Claire, te sentimos parte de este Ministerio y te agradecemos la visita, es un honor”, señaló, por su parte, el ministro Filmus.
La relevancia del Índice de abuelidad
El Índice de abuelidad es una fórmula estadística que, a partir del material genético de les individuos involucrados, establece con precisión la probabilidad de parentesco entre una abuela y su nieto o nieta. Al regreso de la democracia, en 1983, las Abuelas comenzaron a preguntarse cómo podrían hacer para reconocer a sus nietes a medida que fueran creciendo. Como los padres y madres estaban desaparecides, no había forma hasta ese momento de realizar otros exámenes.
Por eso, las Abuelas recorrieron academias y universidades para pedirles a científiques que las ayudaran a saber si la sangre de abuelas y otros familiares serviría para reconocer a sus nietes robados. El desafío de ayudarlas llegó de la mano de Víctor Penchaszadeh, Eric Stover, Cristián Orrego, Mary-Claire King y un grupo de investigadores en Estados Unidos.
Después de un año de trabajo estadístico y matemático, este equipo logró desarrollar la fórmula estadística que se denominó Índice de abuelidad. Este método garantizaba un 99,99% de eficacia en la determinación de parentesco, por lo que la Justicia debió incorporarlo como prueba. Se utilizó por primera vez en 1984, cuando Paula Logares recuperó su identidad, una niña que había sido secuestrada junto a sus padres.
En 1987, gracias al impulso de las Abuelas de Plaza de Mayo, el Congreso de la Nación creó por Ley 23.511 el Banco Nacional de Datos Genéticos. Es el encargado de resolver la filiación de aquellas niñes apropiades durante la última dictadura cívico-militar, hoy adultes.