Desde el 5 de agosto llegó a la cartelera porteña “Todxs saltan/ Están bien/ Nadie mejora”, la última producción teatral escrita y dirigida por Andrés Binetti. Esta pieza teatral se distingue por su poética única, que busca expresar las verdades más profundas que afectan a nuestra sociedad a través de un diálogo intenso e impactante.
En esta ocasión, la trama se desarrolla en un intrigante escenario, un Call Center de atención al suicida. Nueve actores dan vida a un grupo de empleados que se dedican a ayudar a desconocidos a encontrar sentido en la vida, mientras luchan por sobrellevar sus propias desgracias personales. Las funciones son los sábados a las 22hs, en Teatro del Pueblo, Lavalle 3636, Ciudad de Buenos Aires.
Esta original propuesta plantea el tema del suicidio de una manera que evita la solemnidad. Mientras este grupo de individuos lucha por contener los desesperados intentos de personas que han perdido todo sentido de la vida, los propios trabajadores se presentan como seres frágiles, destrozados y sin esperanza de un futuro mejor. La pieza logra un equilibrio intrigante entre el absurdo de la vida cotidiana y la gravedad de la situación que aborda, ofreciendo una mirada cruda y conmovedora sobre la fragilidad humana en un contexto inusual.
Esta obra invita a reflexionar sobre la condición humana en la era digital y ofrece una mirada fascinante y cruda sobre la lucha por la supervivencia emocional en un mundo alienado. Su trama tiene mucho ritmo y está armada a lo largo de siete episodios que representan la vida en una oficina durante la semana laboral. Cada día revela más el interior de cada personaje, sus conflictos internos y sus ansiedades.
Actuaciones con un realismo convincente
Todos los elementos utilizados en esta producción tienen múltiples capas de significado y ofrecen una mirada inteligente y humorística que se asemeja a la vida contemporánea. Los actores demuestran una habilidad destacable para colaborar con total acierto en una propuesta colectiva.
Es impresionante cómo, a lo largo de la trama, nuevos personajes van emergiendo en diferentes momentos, y suman más versatilidad y acción a la historia central con estas narrativas paralelas. La obra logra un equilibrio intrigante entre el distanciamiento y la conexión con la realidad contemporánea, lo que la convierte en una experiencia teatral muy interesante.
Todos los personajes en esta obra son fácilmente identificables y al mismo tiempo muestran una exageración en sus gestos y expresiones. Su subjetividad se presenta sin reservas ni decoro, y cada uno de ellos se expone de manera única, algunos con timidez y otros con desparpajo, pero todos revelan sus emociones de manera cruda y sincera. Hay un buen recursos de pantallas y filmaciones en vivo desde celulares que los actores usan para plasmar y destacar ciertos momentos de la trama, lo que hace y ofrece una mirada cómplice al espectador.
Las actuaciones de los cinco empleados que conforman el grupo son respetables. Cada uno da lo mejor de sí mismo para otorgar naturalidad a sus heterogéneos personajes. Y bajo una buena dirección, hay espacio para que uno por uno muestre su talento en escena. Además, la obra incluye momentos musicales muy buenos, en los que parte del elenco forman un coro con voces encantadoras que deslumbra al público. El elenco de este espectáculo está compuesto por Pascual Carcavallo, Tomás Coxe, Sofía Fernández, Natalia Godano, Malala González, Tomás Landa, Tomás Pippo, Victoria Sarchi y Lucía Tirone, quienes se enfrentan con maestría al género de la comedia y aprovechan todo su potencial crítico, disruptivo y liberador.
“Todxs saltan/ Están bien/ Nadie mejora” en resumen
“Todxs saltan/ Están bien/ Nadie mejora” mantiene un ritmo muy ágil con múltiples acciones y narrativas, refleja la creciente soledad de las personas en la sociedad actual, marcada por relaciones superficiales y vínculos frágiles. Un ejemplo de ello es cuando en un momento de la trama, una discusión de pareja no se da de la manera convencional sino que todo se reduce a emojis de WhatsApp desde sus teléfonos celulares.
La última escena resulta muy interesante, ya que no solo la obra muta en estructura, sino que también la escenografía diseñada por Giuliano Benedetti, al transformar los paneles de la oficina en un gran muro blanco. Allí los personajes hacen una línea frente al público, vestidos con camisetas negras, y se escucha una narración en off donde se cuenta el destino de cada uno de ellos como un acto de aceptación existencial. Y también para darle a cada personaje un cierre con una cuota de positividad en sus complejas vidas.