La escritora Ana Lanfranconi presenta su primer libro de relatos “Entre las sogas”, luego de haber ganado el X Premio Mujica Láinez después de estar seleccionado entre 762 cuentos participantes.
Nota al Pie diálogo con la escritora estrella quién contó en detallé cómo inicia su carrera, qué tipo de cuentos le gustaba escribir e incluso leer, que representa para ella su libro y el significado de ganar el premio.
Hablemos de por qué la escritura en su vida, ¿Cómo inicia su carrera?
La escritura en mi vida es una historia de amor y curiosidad por el lenguaje y su expresión escrita. En primer lugar, la lectura me enseñó el efecto que la elección y la combinación entre las palabras puede tener sobre los sentimientos y pensamientos de quien lee.
Luego devino el placer de contar una historia y la adrenalina del trabajo creativo a través de la potencialidad narrativa del lenguaje.
En mi adolescencia leí novelas de Agatha Christie y escribí poemas, escritura muy ligada al intento de expresar, encauzar ese algo que nos excede en esa etapa de la vida (tal vez siempre escribimos en relación a un exceso).
Pero fue cuando llegó a mis manos “Crónicas Marcianas” de Ray Bradbury que, aún sin saberlo, descubrí la literatura. Quedé deslumbrada, ¿cómo era posible escribir así? Desde aquel momento se modificó mi modo de leer; ya no sólo leía una historia, su contenido, sino, y fundamentalmente, cómo estaba escrita.
Es allí donde ubico el germen de lo que después fue el impulso literario, lo que traccionó la escritura de mi primer cuento. En esa época el escritor Ricardo Piglia leía los primeros cuentos de un posible escritor o escritora.
Me contacté con él y le llevé mi cuento en un sobre a una librería de la calle Corrientes. A los pocos días me llamó por teléfono y en su comentario encontré un gran estímulo. “Tenés potencial”, me dijo, y me alentó a seguir escribiendo.
¿Qué tipo de cuentos le gustaba escribir e incluso leer desde joven?
Mis lecturas preferidas fueron los relatos de Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Felisberto Hernández, Roberto Arlt, Silvina Ocampo. Raymond Carver, Anton Chejov, Clarice Lispector, Katherine Mansfield, entre muchos otros.
Me gustaba y me gusta escribir cuentos que mantienen cierta tensión y suspenso, con un registro filoso y economía de palabras. En realidad, es la escritura que me surge naturalmente.
Pienso que se escribe con una argamasa hecha de la propia historia personal y de muchos, muchísimos relatos leídos, vividos, escuchados, vistos, imaginados, soñados que, junto con el aprendizaje de la técnica literaria, decanta en un estilo, un modo singular de escribir.
Mis cuentos, si tomo un poco de distancia de ellos, buscan generar algo perturbador e inquietante en el lector, también conmoverlo. Y casi siempre, cuando el relato me lleva hacia allí, hay un final inesperado. Pienso que el remate final, ese tipo de final que descoloca al lector, lo aprendí o mejor dicho lo incorporé sin darme cuenta de los cuentos de Cortázar.
En relación a “Entre las sogas”, ¿Cómo llegó esta historia a usted para querer transformarla en libro?
Entre las sogas fue el segundo cuento que llevé al taller literario del escritor Guillermo Martínez en 2016: el primer párrafo de ese cuento puede resultar, como diría Roberto Arlt, un cross a la mandíbula.
Ahí el lector elige, o lo deja, o sigue y no se detiene hasta el final. Guillermo quedó impactado con ese cuento y me alentó para que lo “puliera” y lo presentará en un concurso.
Así fue como a los pocos meses ganaba el primer premio en el X Concurso Mujica Láinez. Si bien ya había obtenido algunas menciones en otros certámenes, el premio Mujica fue un gran empuje.
Recuerdo que Guillermo Saccomanno (autor de la bella contratapa de Entre las sogas) uno de los integrantes del jurado, me preguntó si pensaba publicar. En ese momento empecé a imaginarme como alguien que iba a publicar un libro de cuentos.
¿Qué representa para usted su primer libro de cuentos publicado?
El libro ya estaba por salir de la Editorial a la imprenta cuando recordé un poema de Alejandra Pizarnik: explicar con palabras de este mundo que partió de mí un barco llevándome. Aclaro, no lo busqué, el poema me encontró a mí.
Enseguida pensé que el poema era una metáfora del acto de publicar y le envié un mensaje a la editora para que lo incluyera como epígrafe. El poema representa bien esa sensación paradojal: el libro, como el barco, parte, se aleja de mí, navega por mares desconocidos.
Y a la vez, me lleva, yo voy en ese barco. Estoy allá y acá. Tiene un efecto de desdoblamiento, resulto extraña y alegremente “partida” por la partida.
La noche anterior a la presentación de Entre las sogas miré mi biblioteca y sentí un enorme agradecimiento por la existencia de esos libros y por haber tenido la posibilidad de leerlos.
Nunca sentí tan vivos a mis libros. Tal vez porque Entre las sogas estaba ingresando a ese universo, el de esos extraños objetos capaces de acompañarnos y trasladarnos a mundos inesperados. En este sentido, coincido con Guillermo Martínez en que publicar es una especie de “graduación”, significa para mí pasar a otra etapa; la de seguir leyendo y escribiendo y, con un libro publicado, es posible pensar en el próximo.
Por otra parte, ¿Qué puede relatar o expresar respecto a ganar el “X Premio Mujica Láinez” y que significa para su carrera?
El X premio Mujica Láinez significó, como ya lo mencioné, un gran empuje para seguir escribiendo y publicar. Significó un reconocimiento muy importante; es uno de los certámenes más serios en el género y relanzó mi escritura.
Los concursos siempre me resultaron muy estimulantes para escribir. Los premios redoblan ese incentivo y también, como los buenos cuentos, pueden incitar lo suficiente como para sostener la apuesta. Ricardo Piglia decía que seguimos leyendo a la misma velocidad que en la época de Aristóteles.
La lectura y la escritura requieren un tiempo, detenerse. Son un acto de resistencia en un mundo tan acelerado en que lo rápido, breve y efímero parece tomar la delantera.
La apuesta es que siga habiendo fábula (ficción, ilusión) en la ciudad de la furia. Somos la única especie que explica el mundo con historias, que las desea, las añora, y las usa para sanar. Borges decía que no se puede obligar a leer, la lectura debe ser una de las formas de la felicidad.