Desde el Observatorio de Violencia Obstétrica de Argentina (OVOA), en alianza con la Campaña Nacional contra la Violencia Ginecobstétrica “Mi parto, mi decisión”, lanzaron una encuesta nacional para recolectar las experiencias de las mujeres y cuerpos gestantes en el marco de la atención ginecológica y obstétrica. Bajo el lema “Tu voz importa”, el relevamiento pretende obtener un mapa nacional de los índices y modos en los que les efectores de salud garantizan o vulneran derechos de les usuaries.
Nota al Pie dialogó con Luján Arcidiacono, integrante de “Mi parto, mi decisión”, para conocer más sobre la iniciativa. “Para nosotras este relevamiento resulta estratégico”, dijo. Y agregó que para exigir derechos al sistema “hay que hablar el mismo lenguaje, que es el de los datos”.
Según Arcidiacono, realizar este informe es importante porque, por un lado, contribuye a “la falta de datos oficiales y de datos actualizados en este tema”. A su vez, “va a ser el primer relevamiento en donde se releva la vulneración o la garantía de los derechos integrando todos estos temas”.
El cuestionario está disponible de manera online y es anónimo y confidencial. De este modo, todas aquellas personas que así lo deseen pueden utilizar el espacio para compartir sus experiencias.
“Nosotras no invitamos a responder la encuesta solamente aquellas personas que conscientemente sepan que sufrieron algún tipo de vulneración”, detalló Luján. Y agregó que “si una tuvo una buena experiencia, y desea compartirla, también es importante que responda el relevamiento. Eso nos va a dar cuenta de un estado de situación más completo”.
A nivel recorte temporal, la encuesta abarca toda situación ocurrida entre el 2000 hasta el día de la fecha. Tal como explicaron las impulsoras del proyecto, la elección de los años que abarca el estudio tiene como fin poder rastrear el impacto que han tenido diferentes hitos legales y sociales en la atención y el sistema de salud.
Entre estos hechos se encuentra, por ejemplo, la sanción de la ley 25.929, de Parto Respetado, en el año 2004 y su posterior reglamentación en el año 2015. Por otro lado, la sanción de la ley 26.485 de Protección Integral a las mujeres, que define a la violencia obstétrica como una modalidad de violencia en el año 2009. O incluso, la más reciente, la sanción de la ley 27.610 de IVE en el año 2021. Además, la encuesta busca sondear las consecuencias de la pandemia en la atención ginecobstétrica.
Arcidiacono aseguró que su importancia radica en que permite “hacer un cruce de datos y ahí ver si hubo procesos de cambio a lo largo de los años en relación también”. “Lo que pedimos es eso, que se tomen unos minutos. Es importantísimo el cambio que podemos hacer con datos; y para esto necesitamos personas que tengan ganas de tomarse un ratito y compartir sus experiencias”, dijo.
¿Qué es la violencia ginecobstétrica?
En múltiples casos, las experiencias sexuales y reproductivas de las mujeres y cuerpos gestantes se ven atravesadas por la violencia. Sin embargo, esto se vive con mucho silencio. Desde niñas las mujeres acuden a sus primeras consultas ginecológicas sin demasiada información y con varios miedos. Esto se ve agravado cuando dentro del consultorio se encuentran con prejuicios sobre su sexualidad o decisiones.
En palabras de Arcidiacono: “Estamos hablando de un modelo de asistencia a los procesos ginecológicos y perinatales que están atravesados por la violencia. No solo por el modo, sino por el paradigma de anular la autonomía de la persona, de tutelar las decisiones de no darte toda la información para decidir de abordar el cuerpo sin consentimiento y sin permiso”.
Todo ese recorrido hace que, una vez que se llega a la situación del parto o cesárea, esa violencia que muchas veces se sufre en el sistema de salud sea definido como “violencia obstétrica”. Pero, ¿qué pasó con lo anterior? ¿Acaso no fue violento también?
Desde la Campaña Nacional contra la Violencia Ginecobstétrica sostienen que hay que integrar todo, porque no son cosas separadas. De esta manera, invitan a participar de la encuesta para aportar un granito y construir un mejor camino en materia de derechos y acceso a la salud, dentro de un país que no tiene datos a nivel nacional sobre un aspecto crucial para el bienestar de la población.